20 Junio 2014
MADRID.- El Parlamento proclamó a Felipe VI como nuevo rey de España en una ceremonia austera en la que él defendió una monarquía renovada para los nuevos tiempos y declaró su fe en la unidad del país. Felipe VI, de 46 años, se convirtió en el nuevo soberano español poco más de dos semanas después de la repentina abdicación de su padre, Juan Carlos I, luego de 39 años al frente de la jefatura del Estado.
“Encarno una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, sostuvo en su discurso, después de prestar juramento en el Congreso de los Diputados en la capital del país, en una sesión ante diputados y senadores, miembros de la familia real y de la reina consorte Letizia, pero en la que no estuvo el padre del nuevo rey.
El rey hereda una corona salpicada por varios escándalos que han afectado a una institución que fue muy popular en el país. Hasta el punto de que han habido llamamientos de varias formaciones de izquierda en favor de celebrar un referéndum que permita elegir entre monarquía y república.
Rechazo a la uniformidad
Felipe VI dijo que la monarquía parlamentaria “constituye la estabilidad del sistema político”. También defendió la legalidad de la Constitución como símbolo de unidad del Estado. “Encontrarán en mí a un jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender los intereses generales”, afirmó desde la tribuna de honor, donde lo acompañaban la reina Letizia y sus hijas.
Felipe VI abordó indirectamente también en su intervención uno de los mayores retos que deberá abordar su reinado, el desafío soberanista de Cataluña, y defendió la unidad, “y no uniformidad”, de un país en el que, afirmó, “caben todas las formas de sentirse español”.
“En esa España de unidad y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad de sus pueblos, cabemos todos”, afirmó el monarca, que terminó su discurso dando las gracias en las cuatro lenguas oficiales del Estado español.
Tuvo también palabras de homenaje para su padre y para su madre Sofía de Grecia, que siguió el discurso junto a su hija mayor, Elena, visiblemente emocionadas.
Cabe recordar que hace 39 años, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I accedía al trono de la mano del fallecido dictador Francisco Franco, si bien luego su cargo fue legitimado por la Constitución y su reinado estuvo marcado por su decidida apuesta por la democracia.
En cuanto a Cristina, la otra hermana de Felipe que está imputada en un escándalo de corrupción, no acudió a los actos de proclamación.
Antes del acto, Juan Carlos de Borbón impuso a su hijo el fajín de Capitán General de los tres Ejércitos en el Palacio de la Zarzuela.
Luego, en el Congreso, Felipe VI juró la Constitución ante la corona y el cetro, símbolos de la monarquía española, y la emocionada mirada de la reina Letizia, de 41 años, y de sus dos hijas: Leonor, de ocho y ya princesa de Asturias como heredera del trono, y Sofía, de siete. El martes, había tenido lugar la ceremonia de sanción y promulgación de la ley orgánica sobre la sucesión, el último acto de Juan Carlos como rey.
Entre los invitados que siguieron su discurso estaban los jefes de los gobiernos de todas las regiones de España, incluidos el de Cataluña, Artur Mas, quien ha fijado para noviembre un referéndum independentista. Junto a él estaba Iñigo Urkullu, el del País Vasco, otra región con tensiones soberanistas. Ninguno participó en el cerrado y largo aplauso cuando Felipe acabó su discurso. El martes, justamente, Mas y Urkullu no asistieron a la ceremonia en la que Juan Carlos firmó la ley de su abdicación.
Invitados famosos
Aunque los expertos en seguridad habían aconsejado a Felipe que recorriera las calles del centro de Madrid en automóvil cerrado tras su proclamación, el nuevo rey decidió que se descapotara el Rolls Royce con el que junto a Letizia atravesó desde el Congreso varias avenidas hacia el Palacio Real. Allí ofrecieron una recepción a 2.000 representantes de la sociedad española, a los que saludaron uno a uno en un larguísimo besamanos.
Junto a figuras políticas, se vio al tenista Rafael Nadal y al jugador de basquetbol Pau Gasol y a los cantantes David Bisbal y Alejandro Sanz. “Nunca en la historia de España la sucesión en la jefatura del Estado se había hecho con la tranquilidad de esta, y eso es reconfortante y para sentirse contentos y orgullosos”, celebró el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. (DPA-Reuters-Télam)
“Encarno una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, sostuvo en su discurso, después de prestar juramento en el Congreso de los Diputados en la capital del país, en una sesión ante diputados y senadores, miembros de la familia real y de la reina consorte Letizia, pero en la que no estuvo el padre del nuevo rey.
El rey hereda una corona salpicada por varios escándalos que han afectado a una institución que fue muy popular en el país. Hasta el punto de que han habido llamamientos de varias formaciones de izquierda en favor de celebrar un referéndum que permita elegir entre monarquía y república.
Rechazo a la uniformidad
Felipe VI dijo que la monarquía parlamentaria “constituye la estabilidad del sistema político”. También defendió la legalidad de la Constitución como símbolo de unidad del Estado. “Encontrarán en mí a un jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender los intereses generales”, afirmó desde la tribuna de honor, donde lo acompañaban la reina Letizia y sus hijas.
Felipe VI abordó indirectamente también en su intervención uno de los mayores retos que deberá abordar su reinado, el desafío soberanista de Cataluña, y defendió la unidad, “y no uniformidad”, de un país en el que, afirmó, “caben todas las formas de sentirse español”.
“En esa España de unidad y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad de sus pueblos, cabemos todos”, afirmó el monarca, que terminó su discurso dando las gracias en las cuatro lenguas oficiales del Estado español.
Tuvo también palabras de homenaje para su padre y para su madre Sofía de Grecia, que siguió el discurso junto a su hija mayor, Elena, visiblemente emocionadas.
Cabe recordar que hace 39 años, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I accedía al trono de la mano del fallecido dictador Francisco Franco, si bien luego su cargo fue legitimado por la Constitución y su reinado estuvo marcado por su decidida apuesta por la democracia.
En cuanto a Cristina, la otra hermana de Felipe que está imputada en un escándalo de corrupción, no acudió a los actos de proclamación.
Antes del acto, Juan Carlos de Borbón impuso a su hijo el fajín de Capitán General de los tres Ejércitos en el Palacio de la Zarzuela.
Luego, en el Congreso, Felipe VI juró la Constitución ante la corona y el cetro, símbolos de la monarquía española, y la emocionada mirada de la reina Letizia, de 41 años, y de sus dos hijas: Leonor, de ocho y ya princesa de Asturias como heredera del trono, y Sofía, de siete. El martes, había tenido lugar la ceremonia de sanción y promulgación de la ley orgánica sobre la sucesión, el último acto de Juan Carlos como rey.
Entre los invitados que siguieron su discurso estaban los jefes de los gobiernos de todas las regiones de España, incluidos el de Cataluña, Artur Mas, quien ha fijado para noviembre un referéndum independentista. Junto a él estaba Iñigo Urkullu, el del País Vasco, otra región con tensiones soberanistas. Ninguno participó en el cerrado y largo aplauso cuando Felipe acabó su discurso. El martes, justamente, Mas y Urkullu no asistieron a la ceremonia en la que Juan Carlos firmó la ley de su abdicación.
Invitados famosos
Aunque los expertos en seguridad habían aconsejado a Felipe que recorriera las calles del centro de Madrid en automóvil cerrado tras su proclamación, el nuevo rey decidió que se descapotara el Rolls Royce con el que junto a Letizia atravesó desde el Congreso varias avenidas hacia el Palacio Real. Allí ofrecieron una recepción a 2.000 representantes de la sociedad española, a los que saludaron uno a uno en un larguísimo besamanos.
Junto a figuras políticas, se vio al tenista Rafael Nadal y al jugador de basquetbol Pau Gasol y a los cantantes David Bisbal y Alejandro Sanz. “Nunca en la historia de España la sucesión en la jefatura del Estado se había hecho con la tranquilidad de esta, y eso es reconfortante y para sentirse contentos y orgullosos”, celebró el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. (DPA-Reuters-Télam)