Musical: Historias ocultas que se cantan

Los segregados de la sociedad ganan protagonismo en el escenario con “Chicas bravas”

ELENCO PREPARADO. Los responsables de poner “Chicas bravas” tuvieron entrenamiento corporal y vocal. foto gentileza elenco chicas bravas ELENCO PREPARADO. Los responsables de poner “Chicas bravas” tuvieron entrenamiento corporal y vocal. foto gentileza elenco chicas bravas
21 Junio 2014
La sociedad muestra y oculta. Hay cuestiones evidentes a todas las miradas y otras que aparecen sólo para quienes quieren verlas. Ese bajo mundo segregado es el que se muestra en su plenitud en “Chicas bravas”, la obra que se estrenará esta noche, desde las 22, en el Círculo de la Prensa (Mendoza 240).

La obra tuvo una larga gestación. Si bien está ambientada en 1957, durante la Revolución Libertadora, la referencia temporal es apenas una excusa para el relato escénico. Hugo Galván la escribió hace tres décadas, se la presentó a Jackie Anastasio Salas el año pasado y fueron necesarios meses de ensayo actoral y entrenamiento en voz y en baile para estar listos para el debut. La propuesta está estructurada usando los géneros del absurdo, del grotesco y del melodrama, montados sobre la base de una opereta.

“Es un musical, pero no una comedia musical pasatista. Por el contrario, tocamos temas de fondo, como el amor, la homosexualidad, la prostitución o el proxenetismo. Nos centramos en los no mirados por la clase social dominante”, explica Anastasio Salas a LA GACETA. En esta puesta, se desdobla: es tanto la directora como la intérprete del personaje Charito, una niña criada en la calle.

Galván aclara que, pese a la profundidad de la temática abordada, el texto ofrece “un humor no complaciente, que está atravesado por la situación límite que pasan los personajes”.

“Los 30 años que pasaron desde que pensé la obra, no la modificaron de raíz. Seguimos sufriendo con los niños en la calle, sigue habiendo prostitución, subsiste el prejuicio hacia los travestis. Muchas cosas fueron alimentando a estos personajes que tienen su correlato en la realidad, lo que pone a la propuesta artística en una situación de riesgo”, sostiene en la entrevista con el diario. Aparte de haberla escrito, en él recae la responsabilidad de encarnar al aspirante a cafisho Felipe.

En escena, Manina Aguirre es Sara. “Cuando me dieron el personaje, investigué y me encontré con que había vivido realmente y con gente que la conoció y me llevó hasta su tumba, lo cual es muy fuerte. Ella es el hilo conductor de la historia, es etérea y atemporal, una presencia alejada del carne y hueso”, indica. A su criterio, el mayor mérito de la puesta es haber logrado una conjunción exitosa entre las dramaturgias del autor, del director y de los actores.

“Cargo sobre mi personaje a la parte de la sociedad que discrimina -plantea Diego Ezelino, quien es Rafael-, a los que no conocen ese submundo y se encuentra dentro de él de casualidad. Cómo salir de ahí es su conflicto. Es una propuesta muy movilizante y muy humana, con coreografías a cargo de cuerpos reales, diferentes al ideal mediático”.

La capacitación vocal del grupo estuvo a cargo de Cynthia Gómez. “Como no todos son cantantes, busqué qué me podía dar cada uno como actor o actriz y llevarlo adelante desde allí, para guiarlo en las emociones y que se vuelquen en el canto; no es lo mismo cantar en un musical y con otros, que hacerlo como solista”, puntualiza. En la obra, además, es Tati, la mujer de Felipe. “Me costó y me enojé mucho con este personaje, porque es denigrado y maltratado”, agrega.

El elenco de “Chivas bravas” se completa con Cristina Fiz Lobo, Ceci Toledo, Julieta “Tuti” Sánchez, Diego Arjona y Pablo Castillo.

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