Las quejas están a la orden del día. La Selección no convenció en los dos primeros dos cotejos y es entendible: tuvo desacoples defensivos y poca claridad en ataque. Es lógico que el sufrimiento de los hinchas al ver cuánto costó quebrar a Bosnia e Irán. Es cierto que el equipo no ofrece garantías y si se mantiene en carrera es por los reflejos de “Chiquito” Romero y las genialidades de Lionel Messi. Pero ambos son argentinos, afortunadamente, y fueron a Brasil para hacer precisamente eso: defender el arco propio y vulnerar el de los contrarios. Pese a las críticas, aceptables y compartidas por la mayoría de los jugadores y hasta el técnico Sabella, el equipo nacional es líder, se clasificó anticipadamente a los octavos de final y necesita empatar hoy contra Nigeria para ganar el grupo. Mientras tanto, España ya regresó a su país; Italia e Inglaterra están listos para partir. Alemania no tiene asegurado el pasaje a la siguiente fase. Sólo Holanda y Colombia (los equipos que mejor imagen dejaron hasta el momento) sumaron los 9 puntos. A esa lista se pueden sumar Francia, Bélgica y Argentina. En un Mundial, más que jugar lindo importa el resultado. Todos quieren jugar los siete partidos y alcanzar la gloria. La Selección está en carrera. ¿De qué nos quejamos? 

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