Lebbos y César Soto evitaron cruzar miradas

Se realizaron extracciones de ADN a seis presuntos sospechosos del crimen, que serán cotejados con los pelos hallados en la víctima El padre y el ex novio de la joven no se saludaron. Los abogados controlaron la medida, que seguirá hoy a la mañana

ESPERA. Alberto Lebbos no quiso ingresar a la sala en la que esperaban los sospechosos y aguardó bajo la lluvia. la gaceta / fotos de antonio ferroni ESPERA. Alberto Lebbos no quiso ingresar a la sala en la que esperaban los sospechosos y aguardó bajo la lluvia. la gaceta / fotos de antonio ferroni
27 Junio 2014
La lluvia obligó a todos a amontonarse en la sala de entrada del Cuerpo Médico Forense, con excepción de Alberto Lebbos. El padre de Paulina aguardó a la intemperie, cubriéndose con un paraguas. “Quiero evitar cualquier tipo de incidentes”, explicó el hombre.

Adentro, seis presuntos sospechosos del crimen de Paulina aguardaban el turno para que les extrajeran sangre, cuyo ADN será cotejado con los pelos que encontraron en el cuerpo de la joven.

Todas las miradas se posaron en Víctor César Soto, quien era novio de Paulina cuando la mataron. Tiene varios kilos más que en 2006 y su cara ya no tiene el mismo aspecto aniñado. Pasaron ocho años y con Lebbos ni siquiera se miran cuando se cruzan en la calle. Y tampoco ayer.

El cruce

Cerca de las 11, el padre de Paulina estaba en la puerta del Cuerpo Médico Forense (en avenida Independencia y La Rioja) hablando por teléfono con una radio de Salta, cuando salió Soto. Sin levantar la cara, Lebbos se hizo a un costado para que pasara el joven. Soto miró hacia la calle y volvió a ingresar. Ni siquiera hubo una mirada de reojo.

A metros de ese lugar en el que se cruzaron está el lapacho debajo del cual la médica Rita Luna Urrejola y su equipo realizaron la autopsia a Paulina el 12 de marzo de 2006 al mediodía, al día siguiente de que hallaran su cuerpo a la vera de la ruta 341, en Tapia. Había desaparecido el 26 de febrero de ese año.

La de ayer fue la primera jornada de extracciones de muestras de ADN, que serán cotejadas por el Servicio de Huellas Digitales de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. La extracción fue realizada por la bioquímica Forense Sara Cristina Daives, bajo la supervisión del prosecretario de la Fiscalía de Instrucción de la IV° Nominación, Guillermo Taylor. La medida consistió en la toma de sangre del dedo pulgar izquierdo. El abogado de Lebbos, Emilio Mrad, presenció las extracciones.

Los detenidos

Los primeros en ingresar fueron los detenidos, Roberto Luis Gómez y Antonio Maximiliano Gallardo. “Esta medida dará la certeza de la inocencia de Gómez”, afirmó el abogado Juan Carlos Nacul. La frase fue repetida por todos los defensores, quienes avalaron la pericia que decidió realizar el fiscal Diego López Ávila, a cargo de la investigación.

“Nosotros no tenemos dudas de que para Gallardo va a salir negativo. Ayer llegaron las pericias caligráficas que indican que la línea del teléfono que le adjudican a mi defendido no fue sacada por él. Tiene una firma apócrifa”, comentó Roberto Flores, abogado de Gallardo.

Según los informes del tráfico de IMEI del teléfono que pertenecía a Paulina, luego de su desaparición dos chips de líneas que estaban a nombre de Gallardo y Gómez fueron insertados en el aparato que poseía la joven.

Fuentes judiciales comentaron que el fiscal firmó ayer el cese de la prisión de Gallardo, al confirmarse a través de la pericia que mencionó Flores, que las líneas de teléfonos que habían sido sacadas a su nombre (serían más de 100) tenían su firma adulterada.

En cuanto a Gómez, los entrecruzamientos telefónicos afianzarían la hipótesis de que usó el aparato celular de Paulina desde el día de su desaparición, y por varios años. Los detenidos fueron ingresados por una puerta lateral (en la parte de la Morgue Judicial que se encuentra en construcción, sobre calle La Rioja).

Más extracciones

El tercero al que le extrajeron sangre fue Soto, quien llevaba un camperón con el logo de la Selección Argentina de Fútbol. Durante la espera charló con su vecino Jorge Hernán Jiménez, sentado en uno de los sillones negros que estaban delante del mostrador de la Mesa de Entradas del Cuerpo Médico Forense.

El novio de Paulina no habló con la prensa, aunque sí lo hizo informalmente con algunos cronistas. Fue en una de esas conversaciones en la que contó que cuando se cruzan con Lebbos en la calle, no se miran. “No hay ninguna prueba en el expediente que acredite alguna participación de Soto ni vinculación alguna con esta situación”, argumentó su abogado, Ariel Fossati.

“Aquí todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario. Soto tuvo una conducta errática en esta causa”, afirmó por su parte Lebbos. El novio de Paulina, a pesar de estar mencionado en dos líneas de investigación que no tuvieron avances, tuvo el rol de querellante otorgado por el anterior fiscal que tuvo a su cargo la causa, Carlos Albaca. El año pasado, luego de que López Ávila asumiera la pesquisa, el joven renunció a ese papel.

Luego fue el turno de Luis Olivera, encargado de un camping de El Cadillal en el que supuestamente se realizó una fiesta en la que murió Paulina (según una de las hipótesis). Ni él ni su abogado Juan Pablo Nadotti hicieron declaraciones. Los últimos fueron Juan Pedro Jiménez y su hijo Jorge Hernán Jiménez. “Están en esta causa por rumores, de que uno de ellos intentaba seducir a Paulina, lo cual es mentira”, dijo el letrado Álvaro Zelarayán.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios