05 Julio 2014
“¡Mamá, nos quisieron asaltar!”, gritó, sin saber que estaba herida de muerte
La joven fue asesinada cuando intentaron robarle la moto en la que viajaba con su novio, el jueves a la noche en Banda del Río Salí La víctima tenía 24 años y estudiaba enfermería en un terciario de Alderetes. La Policía tiene pocas pistas de los autores del crimen
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“¡Mamá, nos quisieron asaltar!”, gritó Vanina Bellier cuando entró a su casa de Banda del Río Salí el jueves a la noche. Su madre, Alicia López, salía de bañarse cuando vio a su hija desplomarse luego de avisarle lo que acababa de sucederles a ella y a su novio. La joven de 24 años falleció una hora más tarde en el Centro de Salud. Una bala había ingresado por el lado izquierdo del abdomen y le produjo una herida mortal.
Los últimos minutos de conciencia de Vanina fueron relatados por su hermana Mirta ayer a la tarde, durante el velorio de la joven. La víctima iba en la moto con su novio Jesús Lizárraga por la avenida Avellaneda de Banda del Río Salí y doblaron por el pasaje Ibatín para ir hasta la casa de ella.
Dos o tres hombres (Lizárraga no pudo precisar cuántos eran) trataron de cercarlos para quitarles la moto. El joven aceleró, y uno de los asaltantes realizó un disparo. “Me arde, me arde”, repitió Vanina a su novio durante los 50 metros que los separaban de la casa en la que estaba su madre.
El ataque ocurrió pasadas las 22.30. “Pensaron que estaba sufriendo un ataque de convulsiones o algo así. La levantaron para subirla a un auto y en ese momento vieron que estaba herida”, contó Mariana Molina, amiga desde hace 10 años de Vanina.
La víctima fue llevada al policlínico de Banda del Río Salí, en 9 de Julio y diagonal Apaz, y desde allí la trasladaron al Centro de Salud, donde falleció.
“La Policía no llegaba y tuve que llamar a la Brigada de Investigaciones Este. Llegaron dos policías que se quedaron parados en la esquina. Les gritábamos que salgan a buscar a los asesinos, pero no se movieron”, contó entre lágrimas Alejandra Bravo, que vive al frente de la casa de Vanina. “La conozco desde hace años, aquí somos todos como una familia”, comentó acongojada la mujer.
Ayudar a su mamá
Vanina y su familia vivían en Buenos Aires y hace 10 años se mudaron a Tucumán. Se instalaron en la casa de su abuela, en Banda del Río Salí. La vivienda queda al final de un pasaje sin salida, a 50 metros de un supermercado que fue devastado por los saqueos de diciembre del año pasado. Para criar a sus cuatro hijos (Vanina era la mayor) Alicia López vendía prepizzas y pan casero. Sus hijos estudiaron en la escuela Niñez Tucumana, sobre la ruta 304 que une Alderetes con Banda del Río Salí. Allí, la víctima conoció a Molina y creció una amistad que se mantuvo incólume hasta hoy.
“¿Viste esas personas que nunca tuvieron problemas con nadie, que no se metían en cuestiones ajenas? Esa era Vanina”, la recordó Molina.
Desde hace siete años, la víctima había comenzado a trabajar por las mañanas como niñera de gemelos. Por las tardes, estudiaba enfermería en el colegio San Vicente de Paul, frente a la plaza principal de Alderetes.
“Habíamos comenzado a estudiar para maestra especial, pero ella dejó”, contó Molina. A fines de este año, Vanina se iba a recibir de enfermera, por lo que ya había adelantado que iba a dejar de cuidar a los gemelos, a pesar de que se había encariñado con ellos.
“Tenía que comenzar las prácticas en hospitales. Vanina soñaba no sólo con ser enfermera, sino con darle a su familia una vida mejor. Nos contaba que quería que su madre pudiera tener su propia casa. También quería ayudar a uno de sus hermanos, que es discapacitado”, afirmó Mirta Vizcarra, quien junto a Lis López, Isabel Salguero y otras compañeras del terciario acompañaban ayer a la familia de Vanina.
El jueves a la noche, la víctima había estado nerviosa porque tenían que rendir “Epidemiología”, contaron sus compañeras. Anoche también había exámenes de “Alto Riesgo” y de “Ética”, pero ninguna pensaba en ello. “Vanina nos empujaba a todas para adelante”, dijo Salguero.
Cuando terminó la clase del jueves, Lizárraga pasó a buscar a Vanina por el colegio y se fueron a comer una pizza, relató Mirta, la hermana de la víctima. Luego emprendieron el trágico regreso a casa.
El fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, dispuso que la división Homicidios, a cargo del comisario Marcelo Sallas, y la Brigada de Investigaciones Este, cuyo jefe es el oficial Rodolfo Campero, traten de identificar a algún sospechoso del crimen.
Fuentes judiciales comentaron que la tarea no será sencilla. Por un lado, los investigadores creen que los atacantes vivirían en los alrededores del lugar en el que ocurrió el intento de asalto, pero hasta anoche no había pistas para identificarlos.
Por otro lado, el novio de Vanina se encontraba en estado de shock, y fue poco lo que pudo aportar a los investigadores, comentaron fuentes de la fiscalía. Ayer, en varias oportunidades el joven tuvo que ser asistido por servicios de emergencia.
“En menos de un año ya la habían asaltado dos veces. Aquí a la vuelta le robaron la cartera, amenazándola con un cuchillo”, recordó Mirta Bellier. La cuadra, cuya calle es de tierra, queda prácticamente a oscuras durante la noche. “No vamos a dejar que esto quede así. Queremos justicia”, aseguraron, entre lágrimas, las amigas de Vanina.
La joven estudiante de enfermería será sepultada hoy a las 17 en un cementerio privado de Aldeteres.
Los últimos minutos de conciencia de Vanina fueron relatados por su hermana Mirta ayer a la tarde, durante el velorio de la joven. La víctima iba en la moto con su novio Jesús Lizárraga por la avenida Avellaneda de Banda del Río Salí y doblaron por el pasaje Ibatín para ir hasta la casa de ella.
Dos o tres hombres (Lizárraga no pudo precisar cuántos eran) trataron de cercarlos para quitarles la moto. El joven aceleró, y uno de los asaltantes realizó un disparo. “Me arde, me arde”, repitió Vanina a su novio durante los 50 metros que los separaban de la casa en la que estaba su madre.
El ataque ocurrió pasadas las 22.30. “Pensaron que estaba sufriendo un ataque de convulsiones o algo así. La levantaron para subirla a un auto y en ese momento vieron que estaba herida”, contó Mariana Molina, amiga desde hace 10 años de Vanina.
La víctima fue llevada al policlínico de Banda del Río Salí, en 9 de Julio y diagonal Apaz, y desde allí la trasladaron al Centro de Salud, donde falleció.
“La Policía no llegaba y tuve que llamar a la Brigada de Investigaciones Este. Llegaron dos policías que se quedaron parados en la esquina. Les gritábamos que salgan a buscar a los asesinos, pero no se movieron”, contó entre lágrimas Alejandra Bravo, que vive al frente de la casa de Vanina. “La conozco desde hace años, aquí somos todos como una familia”, comentó acongojada la mujer.
Ayudar a su mamá
Vanina y su familia vivían en Buenos Aires y hace 10 años se mudaron a Tucumán. Se instalaron en la casa de su abuela, en Banda del Río Salí. La vivienda queda al final de un pasaje sin salida, a 50 metros de un supermercado que fue devastado por los saqueos de diciembre del año pasado. Para criar a sus cuatro hijos (Vanina era la mayor) Alicia López vendía prepizzas y pan casero. Sus hijos estudiaron en la escuela Niñez Tucumana, sobre la ruta 304 que une Alderetes con Banda del Río Salí. Allí, la víctima conoció a Molina y creció una amistad que se mantuvo incólume hasta hoy.
“¿Viste esas personas que nunca tuvieron problemas con nadie, que no se metían en cuestiones ajenas? Esa era Vanina”, la recordó Molina.
Desde hace siete años, la víctima había comenzado a trabajar por las mañanas como niñera de gemelos. Por las tardes, estudiaba enfermería en el colegio San Vicente de Paul, frente a la plaza principal de Alderetes.
“Habíamos comenzado a estudiar para maestra especial, pero ella dejó”, contó Molina. A fines de este año, Vanina se iba a recibir de enfermera, por lo que ya había adelantado que iba a dejar de cuidar a los gemelos, a pesar de que se había encariñado con ellos.
“Tenía que comenzar las prácticas en hospitales. Vanina soñaba no sólo con ser enfermera, sino con darle a su familia una vida mejor. Nos contaba que quería que su madre pudiera tener su propia casa. También quería ayudar a uno de sus hermanos, que es discapacitado”, afirmó Mirta Vizcarra, quien junto a Lis López, Isabel Salguero y otras compañeras del terciario acompañaban ayer a la familia de Vanina.
El jueves a la noche, la víctima había estado nerviosa porque tenían que rendir “Epidemiología”, contaron sus compañeras. Anoche también había exámenes de “Alto Riesgo” y de “Ética”, pero ninguna pensaba en ello. “Vanina nos empujaba a todas para adelante”, dijo Salguero.
Cuando terminó la clase del jueves, Lizárraga pasó a buscar a Vanina por el colegio y se fueron a comer una pizza, relató Mirta, la hermana de la víctima. Luego emprendieron el trágico regreso a casa.
El fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, dispuso que la división Homicidios, a cargo del comisario Marcelo Sallas, y la Brigada de Investigaciones Este, cuyo jefe es el oficial Rodolfo Campero, traten de identificar a algún sospechoso del crimen.
Fuentes judiciales comentaron que la tarea no será sencilla. Por un lado, los investigadores creen que los atacantes vivirían en los alrededores del lugar en el que ocurrió el intento de asalto, pero hasta anoche no había pistas para identificarlos.
Por otro lado, el novio de Vanina se encontraba en estado de shock, y fue poco lo que pudo aportar a los investigadores, comentaron fuentes de la fiscalía. Ayer, en varias oportunidades el joven tuvo que ser asistido por servicios de emergencia.
“En menos de un año ya la habían asaltado dos veces. Aquí a la vuelta le robaron la cartera, amenazándola con un cuchillo”, recordó Mirta Bellier. La cuadra, cuya calle es de tierra, queda prácticamente a oscuras durante la noche. “No vamos a dejar que esto quede así. Queremos justicia”, aseguraron, entre lágrimas, las amigas de Vanina.
La joven estudiante de enfermería será sepultada hoy a las 17 en un cementerio privado de Aldeteres.
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