Por Gustavo Rodríguez
07 Julio 2014
Lo cuestionan por ser un irrespetuoso y no mantener las formas, pero nadie dice ni una palabra de su juego enredado. Ezequiel Lavezzi, por lejos, fue el blanco de las críticas porque lo tiene de hijo al técnico Alejandro Sabella.
Primero le tiró agua al DT mientras le daba indicaciones en pleno partido, y ayer, imitó el accidente que sufrió el entrenador en el duelo contra Bélgica. Inmediatamente, los amargos, los cruzados de la moralidad futbolística salieron por las redes sociales a cuestionarlo por ese ¡agraviante acto amoral!
Pero se quedaron con esa parte de la crónica. No leyeron que el jugador despertó las carcajadas de sus compañeros y del cuerpo técnico y del mismo Sabella. Lo que tampoco saben o entienden, es que ese grupo humano, con todas sus bondades y miserias, ya lleva conviviendo y encerrados más de 30 días. Y sí, también tienen algo de presión cada vez que salen al campo.
Por todo eso, afortunadamente la Selección cuenta con un hombre que se encarga de aportar esa cuota de humor en momentos tan duros como los que está viviendo. Miren a Brasil: lloran en vez de reír y necesitan de la ayuda de una psicóloga. ¡Aguante “Pocho”!
Primero le tiró agua al DT mientras le daba indicaciones en pleno partido, y ayer, imitó el accidente que sufrió el entrenador en el duelo contra Bélgica. Inmediatamente, los amargos, los cruzados de la moralidad futbolística salieron por las redes sociales a cuestionarlo por ese ¡agraviante acto amoral!
Pero se quedaron con esa parte de la crónica. No leyeron que el jugador despertó las carcajadas de sus compañeros y del cuerpo técnico y del mismo Sabella. Lo que tampoco saben o entienden, es que ese grupo humano, con todas sus bondades y miserias, ya lleva conviviendo y encerrados más de 30 días. Y sí, también tienen algo de presión cada vez que salen al campo.
Por todo eso, afortunadamente la Selección cuenta con un hombre que se encarga de aportar esa cuota de humor en momentos tan duros como los que está viviendo. Miren a Brasil: lloran en vez de reír y necesitan de la ayuda de una psicóloga. ¡Aguante “Pocho”!
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