Por Guillermo Monti
07 Julio 2014
MURIÓ ALFREDO DI STEFANO. La vida de "La Saeta Rubia" se apagó a los 88 años. FOTO TOMADA DE ZOOMNEWS.ES
Ingresá en este momento en YouTube, tecleá Di Stéfano y vas a ver un fenómeno. En esas imágenes en blanco y negro, algunas claritas, otras más difusas, un hombre corre como poseído. Lleva la pelota adherida al pie, la cabeza semicalva levantada. Va de un área a la otra y marca goles formidables. Una saeta, sí, pero con vida propia, talentosa e imparable. Quedate un rato largo descubriendo a ese artista que inventó el fútbol en Colombia y llegó a ser considerado mejor que Pelé en Europa. Di Stéfano, el de River y Huracán, el DT campeón con Boca y con River, la estatua viviente de Real Madrid, tan adorado como Santiago Bernabeu. Alfredo.
No hablemos de próceres, ni de restauradores de las leyes ni de pensadores. Dejemos de lado a San Martín, a Alberdi y a Rosas. Hablemos de cracks como Borges o Cortázar. Todos muertos lejos de la tierra en la que florecieron. Ahí quedó Alfredo, del otro lado del océano, expatriado y tan español como argentino. Semejante mezcla de lunfardos le había convertido el habla en un cocoliche simpático e indescifrable. Fue un artista Alfredo, un artista que se encabronaba con facilidad y no se guardaba nada.
Jugó con los mejores, acá y allá. Los hizo jugar. Hizo de Puskas, otro genio, un “Pancho” con el que se cansó de celebrar títulos. Alfredo corría, gambeteaba, escribía el manual del futbolista moderno en cada partido, y Puskas definía de zurda. Qué dupla, por Dios. Están ahí, en ese YouTube que nos acerca y nos amiga con el pasado, que fue ayer y será siempre porque Alfredo no se permitía encasillarse en una época.
Tenía que morirse durante el Mundial. Y pensar que llegó a la Copa de Chile, en 1962, con la camiseta española. Maschio, otro crack argentino, lucía la de Italia. Pero el fútbol corría por otros carriles en ese torneo y Alfredo no estaba para dar vueltas olímpicas contra el Brasil de Pelé. Mucho menos cuando el físico le estaba pateando en contra. Pero se murió durante un Mundial, con 88 años y mil nanas a cuestas (¡ese cigarrillo, Alfredo!), porque es el tiempo histórico preciso. Cuando el plantea mira la pelota, Alfredo se permite ese pase de divo.
Durante días se reflotará la discusión y volverán las comparaciones con Pelé, con Maradona, con este Messi de los sueños contemporáneos. Los artistas no están para ser comparados, sino para ser disfrutados. Para eso sirven los legados, como el de YouTube, gratis y al alcance de todos. Un click y… magia. Gracias, Alfredo. Hasta en eso sos único.
No hablemos de próceres, ni de restauradores de las leyes ni de pensadores. Dejemos de lado a San Martín, a Alberdi y a Rosas. Hablemos de cracks como Borges o Cortázar. Todos muertos lejos de la tierra en la que florecieron. Ahí quedó Alfredo, del otro lado del océano, expatriado y tan español como argentino. Semejante mezcla de lunfardos le había convertido el habla en un cocoliche simpático e indescifrable. Fue un artista Alfredo, un artista que se encabronaba con facilidad y no se guardaba nada.
Jugó con los mejores, acá y allá. Los hizo jugar. Hizo de Puskas, otro genio, un “Pancho” con el que se cansó de celebrar títulos. Alfredo corría, gambeteaba, escribía el manual del futbolista moderno en cada partido, y Puskas definía de zurda. Qué dupla, por Dios. Están ahí, en ese YouTube que nos acerca y nos amiga con el pasado, que fue ayer y será siempre porque Alfredo no se permitía encasillarse en una época.
Tenía que morirse durante el Mundial. Y pensar que llegó a la Copa de Chile, en 1962, con la camiseta española. Maschio, otro crack argentino, lucía la de Italia. Pero el fútbol corría por otros carriles en ese torneo y Alfredo no estaba para dar vueltas olímpicas contra el Brasil de Pelé. Mucho menos cuando el físico le estaba pateando en contra. Pero se murió durante un Mundial, con 88 años y mil nanas a cuestas (¡ese cigarrillo, Alfredo!), porque es el tiempo histórico preciso. Cuando el plantea mira la pelota, Alfredo se permite ese pase de divo.
Durante días se reflotará la discusión y volverán las comparaciones con Pelé, con Maradona, con este Messi de los sueños contemporáneos. Los artistas no están para ser comparados, sino para ser disfrutados. Para eso sirven los legados, como el de YouTube, gratis y al alcance de todos. Un click y… magia. Gracias, Alfredo. Hasta en eso sos único.
Temas
Alfredo Di Stéfano
Lo más popular