Ucrania acusa a los rebeldes de destruir pruebas

El Gobierno de Kiev dice que tanto el Kremlin como los separatistas que operan en la zona donde cayó el avión malasio dificultan las tareas de los investigadores del incidente. Expertos denuncian también a los rebeldes. Habrían retirado cadáveres.

EN GRABOVO. Socorristas ucranianos se aprestan a retirar de la zona donde cayó el Boeing 777-200 uno de los cuerpos encontrados en pleno campo. REUTERS EN GRABOVO. Socorristas ucranianos se aprestan a retirar de la zona donde cayó el Boeing 777-200 uno de los cuerpos encontrados en pleno campo. REUTERS
20 Julio 2014
KIEV.- El Gobierno de Ucrania acusó a Rusia y a los rebeldes pro-Moscú de destruir pruebas para encubrir la responsabilidad del derribo de un avión de pasajeros malasio, un hecho que ha acelerado un enfrentamiento entre el Kremlin y las potencias occidentales. En momentos en que los militantes mantenían a los observadores internacionales lejos del sitio del suceso por tercer día consecutivo, el presidente ruso, Vladimir Putin, llamó a los rebeldes a cooperar e insistió que una investigación ordenada por la ONU no debe hacer conclusiones apresuradas. Moscú niega su participación en el hecho y ha acusado a Kiev de estar detrás de la muerte de las 298 personas que iban a bordo del vuelo de Malaysian Airlines que salió el jueves desde Ámsterdam rumbo a Kuala Lumpur.

Las potencias europeas parecían apoyar la creencia de Washington de que los aliados separatistas rusos eran los culpables. Eso podría acelerar nuevas sanciones comerciales a Moscú, sin esperar pruebas definitivas. “Él tiene una última oportunidad para mostrar que tiene la intención de ayudar”, dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte, después de una llamada telefónica a Putin.

Gran Bretaña, que perdió a 10 ciudadanos, dijo que el primer ministro David Cameron acordó con Rutte que la Unión Europea, más cauta que Washington sobre imponer sanciones a Rusia para no dañar su economía, debería reconsiderar su postura debido a la evidente culpabilidad de los rebeldes.

El Gobierno de Rusia, en tanto, dijo que está tomando represalias contra las sanciones impuestas por Estados Unidos la semana pasada, antes del desastre aéreo, al prohibir la entrada de algunos estadounidenses no identificados, y advirtió de un “efecto boomerang” sobre las empresas estadounidenses.

Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, y el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, acordaron mediante una llamada telefónica intentar conseguir que ambos bandos del conflicto ucraniano lleguen a un consenso en torno a la paz.

Reafirmando que el Boeing 777-200 fue impactado por un misil ruso, el Gobierno de Ucrania aseguró que había “evidencia convincente” de que un sistema de misiles guiado por radar SA-11 Buk fue llevado a la frontera rusa y que un equipo de tres hombres que lo controlaba estaba compuesto por ciudadanos rusos.

El líder de los insurgentes, Alexander Borodai, dijo que no habían encontrado la caja negra y añadió que estaban evitando alterar el área donde el avión cayó. Pero Kiev denunció que las milicias separatistas que controlan la zona donde el avión de Malaysia Airlines fue derribado se llevaron los cadáveres de 38 de las víctimas.

El gobierno ucraniano cargó también contra Rusia y acusó al país vecino de ayudar a los separatistas “a destruir las pruebas de un crimen internacional”. Pero Lavrov negó esas acusaciones y aseguró que el gobierno de Kiev miente para ejercer presión sobre la investigación de la catástrofe.

Las investigaciones en el lugar donde cayó el avión continuaron siendo dificultadas por las condiciones caóticas y las intimidaciones, criticó la OSCE. Los expertos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa son seguidos a cada paso por hombres armados y a veces enmascarados, reportó el portavoz de la OSCE Michael Bociurkiw desde Donetsk a la cadena CNN.

“El problema es que el lugar no está acordonado como es habitual. Cualquiera puede entrar y quizás manipular pruebas”, criticó. Para poder preparar la labor de los verdaderos especialistas en el lugar del siniestro, los colaboradores de la OSCE requieren libertad de movimiento y una atmósfera de calma. Ninguna de estas condiciones se cumple, apuntó. Los expertos observaron cómo desconocidos colocaban en sacos de plástico los cadáveres de muchas de las 298 víctimas del vuelo MH17 y los ponían en una fila al borde de la carretera. El grupo internacional intentará seguir hoy estudiando el lugar. (Reuters-DPA)

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