24 Julio 2014
CONSTERNADOS. Tomada de la mano de su esposo, el rey Guillermo de Holanda, la reina Máxima llora durante la llegada de los féretros. telam
AMSTERDAM.- En una jornada de duelo nacional, los reyes Guillermo y Máxima de Holanda recibieron los primeros 74 féretros con las víctimas del vuelo de Malaysia Airlines, que fue derribado hace una semana en el convulsionado Este ucraniano. Los restos de los fallecidos llegaron en dos grandes aviones que aterrizaron en la base aérea militar de Eindhoven. Un Boeing australiano, transportaba 24 féretros y el segundo, una aeronave militar Hércules de Holanda, los restantes 50. Son apenas una parte de los casi 300 cuerpos que el Gobierno holandés debe recibir para identificarlos y luego repatriarlos a sus países.
De las 298 pasajeros y tripulantes que murieron el jueves pasado al estrellarse el avión malasio, 193 son ciudadanos holandeses.
Durante la sentida ceremonia de recepción, Guillermo y Máxima se sentaron junto con el primer ministro, Mark Rutte, el resto del gobierno, la ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Julie Bishop. De luto riguroso recibieron la llegada de los féretros al pie de la pista y respetaron un minuto de silencio.
En el exterior de la base y en los puentes sobre la autopista que llega a la base se congregaron cientos de personas para rendir homenaje a las víctimas. El tráfico quedó suspendido kilómetros antes y después del acceso a las instalaciones militares. Holanda no vivía un día de duelo nacional desde 1962. En ese año murió la reina Guillermina, abuela del actual rey Guillermo, y 93 personas murieron en un trágico accidente ferroviario en Harmelen.
La investigación de la catástrofe, que dirige el Consejo Nacional de Seguridad de Holanda, prosiguió desde varios lugares. Las cajas negras fueron llevadas a Farnborough, Reino Unido. El Consejo de Seguridad exigió urgentemente un acceso seguro de los especialistas al lugar del siniestro, cerca de Grabovo, controlado por los separatistas.
Las víctimas del avión fueron trasladas desde el territorio insurgente a Járkov, controlada por el gobierno de Kiev. No existe certeza sobre cuántas víctimas había en los vagones refrigerados. Se estima que en el lugar de la caída del Boeing 777-200 están diseminados algunos cuerpos más. (Télam-DPA)
De las 298 pasajeros y tripulantes que murieron el jueves pasado al estrellarse el avión malasio, 193 son ciudadanos holandeses.
Durante la sentida ceremonia de recepción, Guillermo y Máxima se sentaron junto con el primer ministro, Mark Rutte, el resto del gobierno, la ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Julie Bishop. De luto riguroso recibieron la llegada de los féretros al pie de la pista y respetaron un minuto de silencio.
En el exterior de la base y en los puentes sobre la autopista que llega a la base se congregaron cientos de personas para rendir homenaje a las víctimas. El tráfico quedó suspendido kilómetros antes y después del acceso a las instalaciones militares. Holanda no vivía un día de duelo nacional desde 1962. En ese año murió la reina Guillermina, abuela del actual rey Guillermo, y 93 personas murieron en un trágico accidente ferroviario en Harmelen.
La investigación de la catástrofe, que dirige el Consejo Nacional de Seguridad de Holanda, prosiguió desde varios lugares. Las cajas negras fueron llevadas a Farnborough, Reino Unido. El Consejo de Seguridad exigió urgentemente un acceso seguro de los especialistas al lugar del siniestro, cerca de Grabovo, controlado por los separatistas.
Las víctimas del avión fueron trasladas desde el territorio insurgente a Járkov, controlada por el gobierno de Kiev. No existe certeza sobre cuántas víctimas había en los vagones refrigerados. Se estima que en el lugar de la caída del Boeing 777-200 están diseminados algunos cuerpos más. (Télam-DPA)