Desmantelaron un comedor comunitario

Los ladrones rompieron ventanas y se llevaron mercadería, ollas, sillas e imágenes religiosas de la Parroquia Inmaculada Concepción. “Hemos tenido una semana de robos”, afirmó el padre Agüero. Alrededor de 230 personas se quedaron sin comida.

SIN COMIDA. María Pereyra ayer no tenía la mercadería para cocinarles a las personas que llegan al comedor. SIN COMIDA. María Pereyra ayer no tenía la mercadería para cocinarles a las personas que llegan al comedor.
25 Julio 2014
Varios pares de ojos tristes, de todas las edades, esperaban un plato de comida ayer al mediodía en el comedor de la Parroquia Inmaculada Concepción de María. La noticia de que un grupo de ladrones había desmantelado las alacenas la noche anterior los dejó devastados.

En el comedor, ubicado en calle Beruti 373 del barrio San Cayetano, almuerzan todos los días alrededor de 230 personas entre niños, mujeres embarazadas y gente de la tercera edad. “Parece que se han ensañado con nosotros”, afirmó María Pereyra. La mujer, que trabaja desde hace 15 años como cocinera, precisó que se trata del sexto robo que sufren en el mes. El del miércoles a la noche fue -tal vez- el más grave, pues se llevaron la mercadería con la que debían servir los almuerzos hasta el 9 de agosto.

“Es una sensación de vacío, lo que cuesta tanto adquirir para el bien de los pobres se lo lleva gente que no tiene conciencia y que les hace daño a los demás, que quedan sin un plato de comida; una sensación de que está desprotegido todo”, expresó el padre Vicente Marcelo Agüero, quien está a cargo de la parroquia. El sacerdote contó que ayer estaban “juntando puchitos” para armar el almuerzo. “Creo que van a comer un plato de polenta”, agregó.

Según explicó el padre Agüero, los alimentos que se llevaron durante los seis robos habían sido comprados con los fondos recaudados en la última colecta de “Cáritas” y debían alcanzar para la comida de dos meses. “Eran aproximadamente 360 kilos de mercadería”, indicó. “También se llevaron ollas que valen más de $7.000 porque son grandes y caras”, comentó.

“Hemos tenido una semana de robos en la que todas las noches nos visitaban. Primero en el comedor, después en la sacristía y después en el ropero de la escuela parroquial”, relató el sacerdote. Entre los elementos robados, además de mercadería, hay sillas, utensilios de cocina, ropa, imágenes religiosas y cruces valiosas. “Entraron por las ventanas que sirven para oxigenar la cocina y rompieron los vidrios. Ahora hemos organizado un bingo para recolectar fondos y tratar de recuperar lo perdido”, explicó el religioso.

Sin nada

Juan Domingo Peralta es una de las personas que subsiste gracias a los alimentos que recibe en el comedor parroquial. Ayer cumplía 67 años, pero fue un día triste para él. Con los ojos mojados, el hombre explicó que no tiene ningún ingreso económico y que si no almuerza allí, se queda sin comer. “Me apena mucho lo que pasó porque hay criaturas que comen todos los días aquí. Esta gente no conoce los límites, y el límite es la comida”, lamentó.

El hombre, que vestía un buzo descosido y un par de zapatos rotos, sostenía una bolsa donde llevaba dos tuppers azules. “Aquí me llevo un poco de comida y de postre, hoy nos van a dar una naranja pero a veces nos hacen arroz con leche o mazamorra. Nos atienden muy bien, estamos muy agradecidos con el padre porque acá no se le niega un plato de comida a nadie”, comentó Peralta.

“Hoy es mi cumpleaños y no tengo nada de nada, vivo solo y mi casita está a punto de caerse”, dijo el hombre antes de romper en llanto. Los niños y las mujeres que estaban a su alrededor lo observaban con dolor, como si se sintieran identificados con cada palabra. Luego se secó las lágrimas con el puño e imploró que lo ayudaran.

El sacerdote difundió el número de teléfono de la parroquia (4245050) para que se comunique cualquier persona que pueda colaborar con el comedor.

Por su parte, el jefe de la Unidad Regional Capital, comisario Ricardo Oroño, informó que el padre Agüero se negó a realizar la denuncia policial pero que los uniformados trabajarán de oficio para investigar esta secuencia de robos.

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