La maternidad de la naturaleza

Por Graciela Nieta - Psicoanalista

27 Julio 2014
La pasión por las plantas es una forma especial de amor, una de las tantas que el ser humano experimenta. Es dar dedicación, tiempo, cuidado y entrega. Es protagonizar la maravilla del proceso de transformación de la naturaleza, fascinante, creativo, y hacerlo en diálogo con ella. Asistir y dar vida es una forma de maternaje. Es asistir a las infinitas posibilidades que la naturaleza nos brinda para descubrir e investigar. Es compartir la labor con Gea -o con la Pachamama- su fecundidad materna. Es participar de la función de crear vida, que se abre a miles de potencialidades. Este amor por la naturaleza habla de la identificación con la capacidad de generar vida, y allí radica su condición “de hacer bien” como, ciertamente, lo vive la gente.

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