31 Julio 2014
CON NOVEDADES. Mano e Mono hará subir al escenario varios artistas invitados y recorrerá diversos ritmos. gentileza Emilio Dahud
Hay un universo paralelo al nuestro en el que Tilcara, ese paraje seco de Jujuy, se transforma en jungla. Es un universo paralelo comandado por los integrantes de Mano e Mono que, tras dos meses de convivencia en esa localidad, volvieron a Tucumán cargados de ideas, poesía y ritmos nuevos, que más tarde quedarían plasmados en el tercer disco de la banda. “Jungla”, tal el nombre del álbum, es el resultado de ese tiempo compartido en la Quebrada de Humahuaca, pero además, como toda selva, es ecléctico y profundo. Y hasta encierra un sentido geográfico. “Las Yungas nacen en las estribaciones del cerro San Javier y es una cadena que llega hasta México. Si bien en Bolivia se corta un poco, liga a diferentes países como Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela -explica el cantante Federico Falcón, en un paralelismo de la selva con la música del grupo-. Y de todo eso Tucumán es el portal”.
Esa mezcla semántica, estética y estilística encontrará su curso esta noche, en el show que Mano e Mono dará en el Alberdi para presentar el disco. El espectáculo no sólo promete hacer bailar, sino también la participación de varios artistas invitados, como la coplera amaicheña Andrea Mamondes, el Duende Garnica (que cantará una “chacacumbia”), el violinista Manuel Sija y el percusionista senegalés Fall, entre otros.
- ¿Cómo fue el proceso de preparación de “Jungla”?
- El disco tiene su origen en el verano del año pasado, en una peña de Mano e Mono en Tilcara. La banda convivió dos meses y tocaba todos los días, hizo unos 50 shows en ese tiempo. Conocer a otros artistas -como Garnica, el Demi Carabajal o Bruno Arias- tuvo mucho que ver con nuestra decisión de hacer algo más ecléctico, de salirnos del estilo del primer y segundo discos (“Mano e mono” y “Camino”), más ligados a la salsa, y adentrarnos en el folclore, no en su forma pura, pero sí como influencia. Entonces se combinan cumbia, chacarera y ritmos afroperuanos, que le dan impronta al álbum. Todas las letras y música son mías, pero este CD, a diferencia de los anteriores, está arreglado en conjunto. Si bien soy el director artístico, las decisiones están tomadas por la banda y no sólo por mí. Es un disco más grupal.
- ¿Cómo te sentiste con el trabajo colectivo?
- Fue muy alucinante porque si bien por un lado está el tema del ego, de decir “me da la capacidad para todo”, eso también te pesa a la hora de defenderlo. Fue una experiencia que estaba esperando desde hace tiempo, sentir más consolidación en el grupo humano y que eso necesariamente te lleve a compartir un criterio y a abrir puertas para que entren las ideas de otros. Creo que la apertura tiene mucho que ver con que se hayan sumado mis dos hijos mayores a la banda; eso me abrió la cabeza porque también entraron sus amigos a esta nueva formación, que ya tiene tres años y medio. Ellos aportaron su perspectiva: este disco tiene más rock y punk, tiene una mirada más juvenil y contestataria que los anteriores. Los músicos, sin embargo, no tienen participación en las letras, ahí soy más celoso.
- ¿Por qué eligieron “Yo soy la cumbia” como primer corte?
- Esa es la gran pregunta (ríe). El título de la canción es fuerte... Yo no sabía que había temas anteriores que se llamaban así, pero el nuestro surgió por la letra, porque un día me salió, me puse a tararearla y dije ‘qué lindo’. Nos animamos a dejarle ese título porque nos parece que el tema se lo banca; la banda no, porque no somos necesariamente una banda de cumbia. Y la elegimos como primer corte porque nos parece una hermosa canción, muy pegadiza. El disco tiene muchos temas que pueden ser corte, pero este es el que más nos identifica en este momento.
- ¿Qué lugar creés que ocupa el grupo en la escena musical local?
- Me animo a decir que un lugar histórico, porque tenemos 16 años y porque, en ese tiempo, por la banda pasaron unos 30 músicos. Salvo en estos últimos años, que la formación ya se consolidó, siempre fuimos una ‘banda escuelita’, a la que entraban músicos permanentemente y había un enriquecimiento mutuo. Además, no somos un grupo con un estilo muy convencional, sino que siempre estuvimos buscando la presencia del tambor y de lo latino, y hoy somos referentes en el norte. Y hemos tocado muchísimo, tanto en Tucumán como en otras provincias: debemos estar cerca de los 1.000 shows en todos estos años.
ACTÚA HOY, A LAS 21.30
• En el teatro Alberdi (Jujuy 92). Entradas a la venta en Manu (25 de Mayo 405) y Swan (Buenos Aires 39).
Esa mezcla semántica, estética y estilística encontrará su curso esta noche, en el show que Mano e Mono dará en el Alberdi para presentar el disco. El espectáculo no sólo promete hacer bailar, sino también la participación de varios artistas invitados, como la coplera amaicheña Andrea Mamondes, el Duende Garnica (que cantará una “chacacumbia”), el violinista Manuel Sija y el percusionista senegalés Fall, entre otros.
- ¿Cómo fue el proceso de preparación de “Jungla”?
- El disco tiene su origen en el verano del año pasado, en una peña de Mano e Mono en Tilcara. La banda convivió dos meses y tocaba todos los días, hizo unos 50 shows en ese tiempo. Conocer a otros artistas -como Garnica, el Demi Carabajal o Bruno Arias- tuvo mucho que ver con nuestra decisión de hacer algo más ecléctico, de salirnos del estilo del primer y segundo discos (“Mano e mono” y “Camino”), más ligados a la salsa, y adentrarnos en el folclore, no en su forma pura, pero sí como influencia. Entonces se combinan cumbia, chacarera y ritmos afroperuanos, que le dan impronta al álbum. Todas las letras y música son mías, pero este CD, a diferencia de los anteriores, está arreglado en conjunto. Si bien soy el director artístico, las decisiones están tomadas por la banda y no sólo por mí. Es un disco más grupal.
- ¿Cómo te sentiste con el trabajo colectivo?
- Fue muy alucinante porque si bien por un lado está el tema del ego, de decir “me da la capacidad para todo”, eso también te pesa a la hora de defenderlo. Fue una experiencia que estaba esperando desde hace tiempo, sentir más consolidación en el grupo humano y que eso necesariamente te lleve a compartir un criterio y a abrir puertas para que entren las ideas de otros. Creo que la apertura tiene mucho que ver con que se hayan sumado mis dos hijos mayores a la banda; eso me abrió la cabeza porque también entraron sus amigos a esta nueva formación, que ya tiene tres años y medio. Ellos aportaron su perspectiva: este disco tiene más rock y punk, tiene una mirada más juvenil y contestataria que los anteriores. Los músicos, sin embargo, no tienen participación en las letras, ahí soy más celoso.
- ¿Por qué eligieron “Yo soy la cumbia” como primer corte?
- Esa es la gran pregunta (ríe). El título de la canción es fuerte... Yo no sabía que había temas anteriores que se llamaban así, pero el nuestro surgió por la letra, porque un día me salió, me puse a tararearla y dije ‘qué lindo’. Nos animamos a dejarle ese título porque nos parece que el tema se lo banca; la banda no, porque no somos necesariamente una banda de cumbia. Y la elegimos como primer corte porque nos parece una hermosa canción, muy pegadiza. El disco tiene muchos temas que pueden ser corte, pero este es el que más nos identifica en este momento.
- ¿Qué lugar creés que ocupa el grupo en la escena musical local?
- Me animo a decir que un lugar histórico, porque tenemos 16 años y porque, en ese tiempo, por la banda pasaron unos 30 músicos. Salvo en estos últimos años, que la formación ya se consolidó, siempre fuimos una ‘banda escuelita’, a la que entraban músicos permanentemente y había un enriquecimiento mutuo. Además, no somos un grupo con un estilo muy convencional, sino que siempre estuvimos buscando la presencia del tambor y de lo latino, y hoy somos referentes en el norte. Y hemos tocado muchísimo, tanto en Tucumán como en otras provincias: debemos estar cerca de los 1.000 shows en todos estos años.
ACTÚA HOY, A LAS 21.30
• En el teatro Alberdi (Jujuy 92). Entradas a la venta en Manu (25 de Mayo 405) y Swan (Buenos Aires 39).