El esfuerzo de Anta tuvo su premio

El sensei hizo un repaso de su visita a Japón.

SENSEI. Adolfo Anta en la sede de Hombu Dojo. SENSEI. Adolfo Anta en la sede de Hombu Dojo.
21 Agosto 2014

El sueño de todo artista marcial es conocer, y sobre todo practicar, en el lugar en el que se creó su arte. Les pasa a todos. En taekwon-do, en karate, en Kung-fu. Y por supuesto también en aikido. Por eso, más allá del mérito, Adolfo Anta, presidente de la Asociación Tucumana de Aikido pudo cumplir su sueño, y el de muchos. Viajó a Japón, practicó en Hombu Dojo, el principal centro de aikido del mundo, y además coronó su viaje con una experiencia que no esperaba: pudo rendir el 4to Dan, la máxima jerarquía que se obtiene por examen.

"Mas que idea era un sueño de casi 20 años, cuando empece a practicar, siempre latente pero que pudo tomar forma gracias al sensei Mario Lorenzo, que me apoyó y me ayudó muchísimo", explicó el sensei Anta, quien imparte clases en el Shoshinsha Dojo del Complejo Avellaneda, en 24 de Septiembre y Suipacha.

- ¿Qué significa para un aikidoka practicar en Hombu Dojo, el templo central del Aikido Mundial?

- En mi caso significó todo, algo increíble y emocionante. Estar donde se forjaron los grandes maestros actuales, el lugar donde se filmaron tantos videos que vi miles de veces. Es simplemente llegar a la meca de nuestro arte. Lo mismo me paso en Narita cuando fui al dojo de Otake sensei, el Hombu de Katori Shinto Ryu (un milenario arte japonés de lucha con espadas, heredado de los samurais). Son lugares que transmiten una sensación especial, mezcla de respeto y honor de formar parte de sus historias.

- ¿Con qué maestros se entrenó, y que pudo sacar de ellos?

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- En el Hombu de aikido practiqué con varios sensei, pero rescato las clases con Iokota sensei, a quien conocí en Beijing en los Combat Games en el 2010, fueron las que mas me gustaron ya que mas alla del aspecto técnico, su aikido es fuerte e intenso. En tanto en el Hombu de katori tuve el honor de conocer y tomar clases particulares con Otake sensei, considerado tesoro viviente de Japón, un ser increíble que a sus 83 años se mueve de una manera formidable, con una paciencia y humildad infinita. Haber hecho el Kepan (el juramento de sangre), con él es un verdadero honor.

- Usted tuvo el honor de rendir su 4to Dan en Hombu Dojo. ¿Qué significó eso?

- Fue algo que todavía me parece un sueño, nunca imaginé que iba a tener esa oportunidad. Se dio de pura casualidad. Mas allá de convertirme en el único 4° dan en nuestra provincia, me permitió poner a prueba mis conocimientos ya que el programa de examen de Japón es totalmente distinto al nuestro. Tuve que demostrar durante 25 minutos que en este lugar del mundo hay gente que se esfuerza en superarse y mejorar día a día y que hacemos del aikido un estilo y medio de vida.

- Además tomó clases de Katori Shinto Ryu con los mejores maestros. ¿Como fue esta experiencia?

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- Las clases de katori en Narita son muy exigentes ya que acá practicamos 4 horas semanales y allá lo hicimos 3 horas diarias, 5 días a la semana. Fue una experiencia tremenda, practicar como lo hacían los samurais desde hace mas de 600 años con el nivel de alumnos que tienen allí es muy duro, pero de una riqueza incomparable, y tu nivel de práctica realmente cambia al cabo de un tiempo breve.

- ¿Como está el Aikido en Tucumán?

- está bien y seguramente estará mejor. Es un arte netamente defensivo. No hay ataques y lo puede practicar cualquier personas, a cualquier edad. En lo personal este viaje me demostró que cuando se quiere se puede, siempre y cuando se hagan las cosas de manera responsable y seria. Es lo que creo y lo que trato de inculcar a mis alumnos para que nuestro aikido mejore y crezca día a día. Mas allá de un arte marcial, el aikido es un estilo de vida que nos puede acompañar hasta nuestros últimos días.

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