Por Nicolás Iriarte
08 Septiembre 2014
EL PRIMERO. Nasif, de palomita, conecta el centro desde la izquierda de Iturrieta durante el primer tiempo. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ
Si la principal arma de San Jorge es la pelota parada, el diablo es Gastón Iturrieta. El volante la cargó, tal como dice el dicho, con tres tiros libres que terminaron en los tres goles de San Jorge con los que derrotó a Gimnasia y Tiro de Salta por 3 a 2 y consiguió así su primer triunfo en el torneo.
El partido, el mejor de la fecha y uno de los más entretenidos en lo que va del torneo, fue una exhibición en sí de la pelota parada: a la palomita de Facundo Nasif en el primer cuarto de hora, le siguió un cabezazo cruzado de Leandro Zárate de un córner. Otro tiro libre de Iturrieta más algunos rebotes, terminaría en un furibundo derechazo de Diego Migueles, seguido de un exquisito tiro libre recto de Gastón Valente, para la visita.
Y cuando parecía que el partido moría con el empate escrito en su lápida, otro balón parado y otro cabezazo de Nasif pusieron arriba a San Jorge. Un festival de envíos premeditados, errores en la marca y anticipos oportunos. Sumados a la obra de arte de Valente, que se coló en el ángulo.
La jugada previa al quinto gol del partido fue un lindo resumen: el “albo” pudo ganarlo en una contra pero terminó perdiéndolo en la jugada siguiente. La imprevisibilidad, a la orden del fútbol y el día.
El partido, el mejor de la fecha y uno de los más entretenidos en lo que va del torneo, fue una exhibición en sí de la pelota parada: a la palomita de Facundo Nasif en el primer cuarto de hora, le siguió un cabezazo cruzado de Leandro Zárate de un córner. Otro tiro libre de Iturrieta más algunos rebotes, terminaría en un furibundo derechazo de Diego Migueles, seguido de un exquisito tiro libre recto de Gastón Valente, para la visita.
Y cuando parecía que el partido moría con el empate escrito en su lápida, otro balón parado y otro cabezazo de Nasif pusieron arriba a San Jorge. Un festival de envíos premeditados, errores en la marca y anticipos oportunos. Sumados a la obra de arte de Valente, que se coló en el ángulo.
La jugada previa al quinto gol del partido fue un lindo resumen: el “albo” pudo ganarlo en una contra pero terminó perdiéndolo en la jugada siguiente. La imprevisibilidad, a la orden del fútbol y el día.