MADRID, España.- Los números no mienten en el básquet. La diferencia de 20 puntos entre Brasil y Argentina marcó el resultado y confirmó el mal presentimiento en la previa de los octavos de final. La "Canarinha", con más altura y un Marquinhos imparable, fue muy superior al equipo de Julio Lamas, quien ya presentó su renuncia al cargo.
Con problemas para clasificar, se tómo como "ventaja" enfrentar a Brasil antes que a España. La esperanza se sustentaba en el pasado de la Generación Dorada, la más exitosa de la historia de nuestro básquet. Pero el presente fue otra cosa: desde el vamos se bajó la gran figura de esta era: Emanuel Ginóbili, impedido por el contrato con los Spurs.
Aún así, la efectividad y la buena defensa del inicio dio permiso a la ilusión, sobre todo gracias a Pablo Prigioni, figura y resumen de todo el equipo: 16 puntos en el primer tiempo, apenas dos en la segunda mitad. "No pudimos sostener el ritmo", reconoció el base, quien anunció su retiro del Seleccionado.
La actuación de Luis Scola también explica el final de la Generación: apenas nueve puntos y siete rebotes. Mientras que Brasil, apenas superado por tres puntos en el arranque, fue una tromba con 39 rebotes ganados en total y tiempo para los triples convertidos por Neto y Thiago.
Más allá del recambio generacional iniciado en el Premundial de Caracas, el futuro argentino queda lleno de incertidumbres. Las nuevas caras empezaron a verse desde la dirigencia y continuarán por el cuerpo técnico y los jugadores (además de Prigioni se bajaron Nocioni y Gutiérrez), quienes serán los encargados, nada más y nada menos de continuar el legado de una década inolvidable.