11 Septiembre 2014
la gaceta / archivo
Es una iniciativa saludable para la democracia la del presidente de la Corte, Antonio Gandur, y hay que ponderarla sin retaceos. Como titular de la Junta Electoral, alienta la utilización del voto electrónico. De concretarse -algo altamente improbable-, sería un paso sustantivo en la consecución de comicios auténticos, limpios, sin trampas y con respeto a la voluntad popular. Significa, para Alperovich, un duro mandoble, porque acabaría con el robo de boletas en el cuarto oscuro, el voto “cadena” y otras intoxicaciones, como el reparto de bolsones a las puertas de las escuelas.
El supremo togado impulsa ahora la propuesta, acaso para tranquilizar su conciencia y reivindicarse consigo mismo. Fue él quien otorgó alegremente el tercer mandato inconstitucional e ilegítimo que hoy disfruta el zar. ¿Querrá lavar ese gravísimo pecado jurídico que tanto daño hizo a la democracia?
A pesar de múltiples reclamos del abanico opositor, y de que el voto electrónico se prevé en la Constitución alperovichista dentro del régimen electoral (art. 43), el Jefe jamás pensó aplicar la novedosa mecánica de votación. Advirtió que le convenía mucho más utilizar la papeleta que se prestaba a sus tramoyas. El viejo sistema -con un siglo de vigencia desde la Ley Saénz Peña-, unido a la política clientelar que maneja diestramente y con desparpajo, le vino como anillo al dedo. Entonces, ¿por qué cambiar ahora cuando está en juego su continuismo en el poder, desde los extramuros del palacio? En su reemplazo pretende poner una marioneta, con o sin polleras.
Resta saber si la Junta tomará como propia la iniciativa de su presidente. Ahí, están Edmundo Jiménez y Regino Amado, dos incondicionales del mandamás. Gandur, con lenguaje evasivo, habla de que “solucionará la falta de boletas en el cuarto oscuro”. Usa el eufemismo por no aludir al hurto de votos por adiestrados electores del oficialismo. Pasaron ocho años desde la reforma constitucional y Alperovich sigue analizando si es posible utilizar el nuevo sistema, a cuya implementación siempre se negó. ¿Aceptará la sugerencia del supremo? Seguramente, no.
A sabiendas de que no piensa aplicar el nuevo sistema, en un acto de insinceridad, para zafar del sofocón, dijo sin convicción que no descarta el voto electrónico. Una piadosa mentira. Nunca estuvo en sus planes. Y menos ahora cuando corre el riesgo de perder la corona. En las elecciones de 2015 recurrirá a las mañas de siempre.
El triunfo de Mauricio Macri en la ciudad cordobesa de Marcos Juárez pegó en el plexo de Sergio Massa y Daniel Scioli. También la Casa Rosada acusó el golpe. Advierten que de a poco, sin prisa y sin pausa, el PRO se afirma en el interior del país. Días atrás, en la tierra feudal de Gerardo Zamora, con todo el aparato del poder, la presión, los aprietes y dinero a raudales, consiguió la hazaña de arrebatarle dos concejales al santiagueño. ¿La mancha macrista se extenderá a otras latitudes?
Con un año aún por delante para el recambio institucional de la Argentina, la fijación del cronograma electoral aceleró el pulso de la política en la comarca. En rigor, el precipitante fue la victoria de la alianza UCR-Macri, en Marcos Juárez, donde Pedro Delarossa -cuñado de Sisto Terán-, derrotó al favorito del gobernador De la Sota. El suceso cotizó en alza las acciones del macrismo tucumano.
El incipiente gajo local sueña que, adherido más adelante al ACyS, podría colocar un hombre de su palo como acompañante de José Cano, a quien respaldará -se supone- en el distrito en 2015 y votará por su líder -obvio- en las presidenciales. También podría aspirar a la intendencia capitalina o la de Yerba Buena. El nuevo pope del PRO, Manuel Avellaneda, antes que buscar candidaturas, por ahora volcará sus esfuerzos en el fortalecimiento del partido para después negociar posiciones con el radical. El diputado nada resolverá sino hasta horas antes de registrar las alianzas en la Justicia Electoral. Se reserva para sí la elección de su partenaire, y sostiene a ultranza a Silvia Elías de Pérez para el municipio capitalino.
Dos semanas después de las PASO, se dará el choque provincial. El 23 de agosto se renovará el poder total en este distrito. La convocatoria planteó un rosario de interrogantes que el gobernante y sus estrategas deben encarar y resolver, según sus conveniencias. El oficialismo y la oposición -en sus vertientes dispares- alistan sus parejeros para salir a la arena y sobrevivir como puedan mediante alianzas, fusiones, acoples, pases y transferencias de una a otra vereda. La cuestión es no quedar a la intemperie, ni perder la ubre generosa del poder.
Muy a su pesar, Alperovich tendrá que abandonar la poltrona de Lucas Córdoba, a la que tanto amor le tomó en sus tres mandatos. No obstante, su obstinación es dejar un sustituto, a quien pueda monitorear desde su banca senatorial, donde se refugiará bajo el cobijo de los fueros parlamentarios, atajándose de posibles procesos judiciales que pudieran devenir a consecuencia de los barquinazos de su gestión.
Los resultados de las primarias destaparán, prematuramente, las inclinaciones del electorado sobre el veredicto final de las urnas. Si hay una certeza, es que en la aldea el peronismo vernáculo llegará dividido, al menos en dos facciones. Para Alperovich, los comicios no serán un paseo por los verdes prados como otras veces. Corre el riesgo de hocicar con sus huestes en dispersión y un candidato/a sin carisma, resistido por la gente.
La opinión en la galaxia política es que su cónyuge recibirá, de última, los óleos bautismales de la nominación. No es de todo su agrado. Su desempeño como senadora es poco feliz. Sin embargo, empuja como una topadora, junto con la tribu Rojkés que alienta sus ambiciones. Anda y desanda caminos, traga polvo y está decidida a defender su postulación con o sin el apoyo de su marido y aún con él en contra. José quedó atenazado en una encerrona familiar que mucho pesa anímicamente en él y de la cual difícilmente pueda zafar.
La gran pregunta es quién será su acompañante. Desde ya Juan Manzur, no. Está vedado por la Constitución, pues tendrá dos mandatos cumplidos y carga la bolilla negra de la senadora. Está fuera de la foto y hay señales inequívocas de que el zar le quitó la estufa por sus últimas travesuras. Su inasistencia al acto de lanzamiento de su libro, en la Legislatura, es una prueba de ello. Quedan Osvaldo Jaldo y, acaso, José López. Alperovich, más que un adepto a las encuestas, es un adicto y elegirá fría y pragmáticamente a sus favoritos. ¿Manzur seguirá sumiso a su patrón o se retobará, si, finalmente, es dejado en la banquina?
Si fuera la primera dama la postulante, Cano, el cantado nominado del Acuerdo Cívico y Social, se refriega las manos. La senadora no podrá desprenderse del apellido Alperovich que para la sociedad -sostiene- es sinónimo del continuismo y la corrupción. Si eligiera a Manzur, bajo denuncia por enriquecimiento ilícito, se convertirá en un blanco fijo en el que descargará sus flechas envenenadas la oposición. El gobernador estirará hasta donde más pueda el anuncio de su delfín, Aunque en el orden nacional apuesta a Scioli, si la Presidenta no lo respalda quedaría en posición incómoda y malquistado con Cristina, que es lo que no querría nunca.
Sergio Massa acaba de conseguir la incorporación de un ex íntimo del zar y ultraalperovichista, Mario Koltan. Se pasó al Frente Renovador con todos sus petates políticos, que no son muchos. ¿Habrá otros fugitivos?
Una insólita intromisión
Se desempeña como secretario de Justicia de la Nación, pero se considera a Julián Álvarez como el verdadero titular de la cartera. Es el mismo caso de Sergio Berni. Con el guiño de Cristina hace y deshace en su área. En el Consejo de la Magistratura representa al PE. ¿Qué hará con el nuevo pedido de destitución del juez Oyarbide por el caso de la efedrina, que viborea en las entrañas de la Casa Rosada? Con su voto, fueron rechazados los planteos de defenestración en otras ocasiones. Es activo militante de la Cámpora y de Justicia Legítima. Camina por la trocha ancha del poder, donde pisa fuerte.
Es un conocido de Tucumán. Estuvo recientemente en esta ciudad, para apadrinar la parición de la Asociación de Abogados, una entidad próxima al kirchnerismo que salió a galopar a la par del añoso Colegio de Abogados, para disputar su hegemonía. Él, sintiéndose el patrón de la Justicia, dio como cosa juzgada el caso de Marita Verón. Está en plena cocción con un fallo pendiente de una Corte de conjueces y el veredicto final de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A sabiendas, apura un pronunciamiento como lo hizo la vez anterior que desembarcó en esta ciudad. Entonces, mirando a la sede de la Justicia, el 8 de junio de 2013, desde el Teatro Alberdi, conminó a la Corte a condenar a los prostíbularios a los que se vinculó con la desaparición de Marita. Se le hizo caso, con un fallo que los declaró culpables sin dictar condenas, apartándose del Código de Procedimiento Penal. El caso no está cerrado.
El supremo togado impulsa ahora la propuesta, acaso para tranquilizar su conciencia y reivindicarse consigo mismo. Fue él quien otorgó alegremente el tercer mandato inconstitucional e ilegítimo que hoy disfruta el zar. ¿Querrá lavar ese gravísimo pecado jurídico que tanto daño hizo a la democracia?
A pesar de múltiples reclamos del abanico opositor, y de que el voto electrónico se prevé en la Constitución alperovichista dentro del régimen electoral (art. 43), el Jefe jamás pensó aplicar la novedosa mecánica de votación. Advirtió que le convenía mucho más utilizar la papeleta que se prestaba a sus tramoyas. El viejo sistema -con un siglo de vigencia desde la Ley Saénz Peña-, unido a la política clientelar que maneja diestramente y con desparpajo, le vino como anillo al dedo. Entonces, ¿por qué cambiar ahora cuando está en juego su continuismo en el poder, desde los extramuros del palacio? En su reemplazo pretende poner una marioneta, con o sin polleras.
Resta saber si la Junta tomará como propia la iniciativa de su presidente. Ahí, están Edmundo Jiménez y Regino Amado, dos incondicionales del mandamás. Gandur, con lenguaje evasivo, habla de que “solucionará la falta de boletas en el cuarto oscuro”. Usa el eufemismo por no aludir al hurto de votos por adiestrados electores del oficialismo. Pasaron ocho años desde la reforma constitucional y Alperovich sigue analizando si es posible utilizar el nuevo sistema, a cuya implementación siempre se negó. ¿Aceptará la sugerencia del supremo? Seguramente, no.
A sabiendas de que no piensa aplicar el nuevo sistema, en un acto de insinceridad, para zafar del sofocón, dijo sin convicción que no descarta el voto electrónico. Una piadosa mentira. Nunca estuvo en sus planes. Y menos ahora cuando corre el riesgo de perder la corona. En las elecciones de 2015 recurrirá a las mañas de siempre.
El triunfo de Mauricio Macri en la ciudad cordobesa de Marcos Juárez pegó en el plexo de Sergio Massa y Daniel Scioli. También la Casa Rosada acusó el golpe. Advierten que de a poco, sin prisa y sin pausa, el PRO se afirma en el interior del país. Días atrás, en la tierra feudal de Gerardo Zamora, con todo el aparato del poder, la presión, los aprietes y dinero a raudales, consiguió la hazaña de arrebatarle dos concejales al santiagueño. ¿La mancha macrista se extenderá a otras latitudes?
Con un año aún por delante para el recambio institucional de la Argentina, la fijación del cronograma electoral aceleró el pulso de la política en la comarca. En rigor, el precipitante fue la victoria de la alianza UCR-Macri, en Marcos Juárez, donde Pedro Delarossa -cuñado de Sisto Terán-, derrotó al favorito del gobernador De la Sota. El suceso cotizó en alza las acciones del macrismo tucumano.
El incipiente gajo local sueña que, adherido más adelante al ACyS, podría colocar un hombre de su palo como acompañante de José Cano, a quien respaldará -se supone- en el distrito en 2015 y votará por su líder -obvio- en las presidenciales. También podría aspirar a la intendencia capitalina o la de Yerba Buena. El nuevo pope del PRO, Manuel Avellaneda, antes que buscar candidaturas, por ahora volcará sus esfuerzos en el fortalecimiento del partido para después negociar posiciones con el radical. El diputado nada resolverá sino hasta horas antes de registrar las alianzas en la Justicia Electoral. Se reserva para sí la elección de su partenaire, y sostiene a ultranza a Silvia Elías de Pérez para el municipio capitalino.
Dos semanas después de las PASO, se dará el choque provincial. El 23 de agosto se renovará el poder total en este distrito. La convocatoria planteó un rosario de interrogantes que el gobernante y sus estrategas deben encarar y resolver, según sus conveniencias. El oficialismo y la oposición -en sus vertientes dispares- alistan sus parejeros para salir a la arena y sobrevivir como puedan mediante alianzas, fusiones, acoples, pases y transferencias de una a otra vereda. La cuestión es no quedar a la intemperie, ni perder la ubre generosa del poder.
Muy a su pesar, Alperovich tendrá que abandonar la poltrona de Lucas Córdoba, a la que tanto amor le tomó en sus tres mandatos. No obstante, su obstinación es dejar un sustituto, a quien pueda monitorear desde su banca senatorial, donde se refugiará bajo el cobijo de los fueros parlamentarios, atajándose de posibles procesos judiciales que pudieran devenir a consecuencia de los barquinazos de su gestión.
Los resultados de las primarias destaparán, prematuramente, las inclinaciones del electorado sobre el veredicto final de las urnas. Si hay una certeza, es que en la aldea el peronismo vernáculo llegará dividido, al menos en dos facciones. Para Alperovich, los comicios no serán un paseo por los verdes prados como otras veces. Corre el riesgo de hocicar con sus huestes en dispersión y un candidato/a sin carisma, resistido por la gente.
La opinión en la galaxia política es que su cónyuge recibirá, de última, los óleos bautismales de la nominación. No es de todo su agrado. Su desempeño como senadora es poco feliz. Sin embargo, empuja como una topadora, junto con la tribu Rojkés que alienta sus ambiciones. Anda y desanda caminos, traga polvo y está decidida a defender su postulación con o sin el apoyo de su marido y aún con él en contra. José quedó atenazado en una encerrona familiar que mucho pesa anímicamente en él y de la cual difícilmente pueda zafar.
La gran pregunta es quién será su acompañante. Desde ya Juan Manzur, no. Está vedado por la Constitución, pues tendrá dos mandatos cumplidos y carga la bolilla negra de la senadora. Está fuera de la foto y hay señales inequívocas de que el zar le quitó la estufa por sus últimas travesuras. Su inasistencia al acto de lanzamiento de su libro, en la Legislatura, es una prueba de ello. Quedan Osvaldo Jaldo y, acaso, José López. Alperovich, más que un adepto a las encuestas, es un adicto y elegirá fría y pragmáticamente a sus favoritos. ¿Manzur seguirá sumiso a su patrón o se retobará, si, finalmente, es dejado en la banquina?
Si fuera la primera dama la postulante, Cano, el cantado nominado del Acuerdo Cívico y Social, se refriega las manos. La senadora no podrá desprenderse del apellido Alperovich que para la sociedad -sostiene- es sinónimo del continuismo y la corrupción. Si eligiera a Manzur, bajo denuncia por enriquecimiento ilícito, se convertirá en un blanco fijo en el que descargará sus flechas envenenadas la oposición. El gobernador estirará hasta donde más pueda el anuncio de su delfín, Aunque en el orden nacional apuesta a Scioli, si la Presidenta no lo respalda quedaría en posición incómoda y malquistado con Cristina, que es lo que no querría nunca.
Sergio Massa acaba de conseguir la incorporación de un ex íntimo del zar y ultraalperovichista, Mario Koltan. Se pasó al Frente Renovador con todos sus petates políticos, que no son muchos. ¿Habrá otros fugitivos?
Una insólita intromisión
Se desempeña como secretario de Justicia de la Nación, pero se considera a Julián Álvarez como el verdadero titular de la cartera. Es el mismo caso de Sergio Berni. Con el guiño de Cristina hace y deshace en su área. En el Consejo de la Magistratura representa al PE. ¿Qué hará con el nuevo pedido de destitución del juez Oyarbide por el caso de la efedrina, que viborea en las entrañas de la Casa Rosada? Con su voto, fueron rechazados los planteos de defenestración en otras ocasiones. Es activo militante de la Cámpora y de Justicia Legítima. Camina por la trocha ancha del poder, donde pisa fuerte.
Es un conocido de Tucumán. Estuvo recientemente en esta ciudad, para apadrinar la parición de la Asociación de Abogados, una entidad próxima al kirchnerismo que salió a galopar a la par del añoso Colegio de Abogados, para disputar su hegemonía. Él, sintiéndose el patrón de la Justicia, dio como cosa juzgada el caso de Marita Verón. Está en plena cocción con un fallo pendiente de una Corte de conjueces y el veredicto final de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A sabiendas, apura un pronunciamiento como lo hizo la vez anterior que desembarcó en esta ciudad. Entonces, mirando a la sede de la Justicia, el 8 de junio de 2013, desde el Teatro Alberdi, conminó a la Corte a condenar a los prostíbularios a los que se vinculó con la desaparición de Marita. Se le hizo caso, con un fallo que los declaró culpables sin dictar condenas, apartándose del Código de Procedimiento Penal. El caso no está cerrado.
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