Los males del corazón, principal causa de muerte

De todos los órganos es el que ha alcanzado, sin duda, mayor popularidad. Es sinónimo de amor. Cupido, ese duende de los griegos, se ha especializado en flecharlo. Tiene fama de indomable. Tiene razones que la razón no entiende, decía de él Blas Pascal. “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”, escribió Rabindranath Tagore, mientras que Francisco de Quevedo y Villegas afirmaba que “los que de corazón se quieren, solo con el corazón se hablan”. Pero también el corazón recibe maltratos, se raja y se rompe, y al parecer con demasiada frecuencia últimamente.

Las afecciones cardiovasculares se han convertido en la principal causa de muerte en el mundo. Hace pocos días, se divulgó un informe del Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA) que indica que anualmente se registran en la Argentina alrededor de 40.000 infartos; tres de cada 10 personas fallece por enfermedades del corazón, pese a que la mayoría puede ser prevenida.

La Organización Mundial de la Salud señala que las enfermedades cardiovasculares se originan en trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, entre ellos las cardiopatías coronarias (ataques cardíacos), las enfermedades cerebrovasculares (apoplejía), el aumento de la tensión arterial (hipertensión), las vasculopatías periféricas, las cardiopatías reumáticas, las cardiopatías congénitas y la insuficiencia cardiaca. Las principales causas de enfermedad vascular son el consumo de tabaco, la falta de actividad física y una alimentación poco saludable.

El informe del ICBA indica que las afecciones cardíacas también pueden prevenirse con tratamientos para la hipertensión, la diabetes y la hiperlipidemia. Cinco de cada 10 argentinos no saben que padecen males cardiovasculares. Se aconsejó que los hombres mayores de 35 años y mujeres de más de 45, aunque no presenten síntomas, deben efectuarse controles. Del mismo modo, deben hacer quienes, luego de un largo período de inactividad, quieran comenzar a efectuar actividades físicas. La jefa de Rehabilitación Cardiovascular del ICBA afirmó que la mujer llega más tarde a la consulta, con la enfermedad más avanzada y la suma de otras enfermedades, ello se debe a que sus síntomas son mucho menos claros que los del hombre.

El Estado debe jugar un papel central en la prevención de las enfermedades, así como en la toma de conciencia de la importancia de la actividad física y la alimentación sana para combatir el sedentarismo que es responsable también de la obesidad.

Las estadísticas de los últimos años indican que el panorama no ha cambiado demasiado. Para que haya una transformación se necesitan acciones y políticas de Estado. En otras ocasiones, hemos resaltado la importancia de la educación para revertir malas costumbres. Si un niño aprende en la escuela primaria hábitos alimentarios y de higiene, posiblemente no los olvidará nunca y los aplicará en su vida cotidiana. En la administración pública y las empresas privadas podrían realizarse campañas para generar conciencia acerca del cuidado de la salud y de la actividad física, así como promover controles cardíacos para evitar infartos u otras afecciones. Se podría impulsar el uso de la bicicleta, así como la creación de bicisendas. “El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón”, sostenía Albert Einstein. Sería positivo entonces que nos ocupáramos de él.

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