27 Septiembre 2014
“En realidad esta obra estaba originalmente pactada para otra actriz, Valeria Lynch, pero después no se hizo. Algún tiempor después, con Ángel (Mahler) decidimos retomar el proyecto y él compuso la música. El personaje, “Mireya”, es muy mítico, no se sabe bien de dónde vino (de Francia). Sobre eso escribí mi propia versión. Estrenamos en el Alvear y nos fue muy bien; luego, como todos los años, hacemos la gira por todo el país”. “Pepe “Cibrián Campoy, autor del texto, se remonta a los orígenes del proyecto “Mireya”.
- ¿Reconocés inspiración en La Traviata o en La dama de las camelias?
- Este es un género, melodrama y como tal, tiene una heroína perseguida hasta el catre, le pasa de todo a esta pobre mujer. Tiene en común con la dama, que es una suerte de mantenida.
- ¿Era riesgoso meterse con el tango en Buenos Aires?
- Somos un pueblo muy poco, diría, nacionalista. En el mundo entero cada pueblo valora su arte. En España el flamenco es interpretado, aggiornado, revalorizado por jóvenes y viejos. En Brasil subís a un taxi y escuchás música brasileña. Nosotros no tenemos esas constumbres. Un musical que tuvo éxito en EEUU ocho años y recorrió el mundo entero, “Tango argentino”, cuando vino a Buenos Aires no fue nadie.
- ¿Es una marca cultural?
- No, yo creo que somos un país que cree que lo de afuera es lo mejor. Lo mismo pasa en las provincias. Yo te puedo asegurar que si yo estreno una obra en Tucumán y luego la llevo en gira, no pasa nada: tiene que estrenarse en Buenos Aires, lo cual es terrible porque no es así. En otros países los musicales se estrenan en las grandes ciudades para ver el resultado y la reacción del público; los modifican, los enriquecen...
- Con “Mireya” ustedes refuerzan lazos de identidad cultural, o a lo mejor no se lo propusieron así.
- Creo que es una función de los gobiernos. Cuando escribí mi primer musical, “Universexus”, uno de los temas decía: “importen cosas, no importa qué, que si es de afuera todo está bien”. O sea, es una característica argentina. Por eso para mí siempre ha sido tan difícil la lucha en mi país, porque de hecho he logrado grandes éxitos, pero me llevó 30, 40 años, siempre en musical. Y curiosamente, cuando vienen grandes producciones de afuera, como “La novicia rebelde”, nunca funcionan. Nosotros empezamos a montar este género con gente de acá y lo que impacta mucho (también afuera) es la pasión. Los argentinos tenemos esa condición.
- Dicen que Dios atiende en Buenos Aires...
- El país está en las provincias. Buenos Aires es un pulpo y mucha gente tiene la fantasía de ir a instalarse. Yo les explico a los jóvenes, cuando doy seminarios, que se queden en sus lugares porque no hay nada mejor que conocer tu propio espacio y tu gente. Yo nunca soñé con irme a Londres ni a Nueva York. Mi ciudad es Buenos Aires, mi país es Argentina, y yo siempre tuve la fantasía de triunfar acá. Se me dio, pero no es casual.
- ¿Reconocés inspiración en La Traviata o en La dama de las camelias?
- Este es un género, melodrama y como tal, tiene una heroína perseguida hasta el catre, le pasa de todo a esta pobre mujer. Tiene en común con la dama, que es una suerte de mantenida.
- ¿Era riesgoso meterse con el tango en Buenos Aires?
- Somos un pueblo muy poco, diría, nacionalista. En el mundo entero cada pueblo valora su arte. En España el flamenco es interpretado, aggiornado, revalorizado por jóvenes y viejos. En Brasil subís a un taxi y escuchás música brasileña. Nosotros no tenemos esas constumbres. Un musical que tuvo éxito en EEUU ocho años y recorrió el mundo entero, “Tango argentino”, cuando vino a Buenos Aires no fue nadie.
- ¿Es una marca cultural?
- No, yo creo que somos un país que cree que lo de afuera es lo mejor. Lo mismo pasa en las provincias. Yo te puedo asegurar que si yo estreno una obra en Tucumán y luego la llevo en gira, no pasa nada: tiene que estrenarse en Buenos Aires, lo cual es terrible porque no es así. En otros países los musicales se estrenan en las grandes ciudades para ver el resultado y la reacción del público; los modifican, los enriquecen...
- Con “Mireya” ustedes refuerzan lazos de identidad cultural, o a lo mejor no se lo propusieron así.
- Creo que es una función de los gobiernos. Cuando escribí mi primer musical, “Universexus”, uno de los temas decía: “importen cosas, no importa qué, que si es de afuera todo está bien”. O sea, es una característica argentina. Por eso para mí siempre ha sido tan difícil la lucha en mi país, porque de hecho he logrado grandes éxitos, pero me llevó 30, 40 años, siempre en musical. Y curiosamente, cuando vienen grandes producciones de afuera, como “La novicia rebelde”, nunca funcionan. Nosotros empezamos a montar este género con gente de acá y lo que impacta mucho (también afuera) es la pasión. Los argentinos tenemos esa condición.
- Dicen que Dios atiende en Buenos Aires...
- El país está en las provincias. Buenos Aires es un pulpo y mucha gente tiene la fantasía de ir a instalarse. Yo les explico a los jóvenes, cuando doy seminarios, que se queden en sus lugares porque no hay nada mejor que conocer tu propio espacio y tu gente. Yo nunca soñé con irme a Londres ni a Nueva York. Mi ciudad es Buenos Aires, mi país es Argentina, y yo siempre tuve la fantasía de triunfar acá. Se me dio, pero no es casual.
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