Por Carlos Páez de la Torre H
30 Septiembre 2014
ARTES Y OFICIOS. A comienzos del siglo XX, se tomó esta fotografía de una clase en la vieja Escuela de Artes y Oficios de Monteros la gaceta / archivo
Las agitaciones políticas y guerreras que suscitó la Organización Nacional en Tucumán y en el norte del país en general, no fueron obstáculo para que los gobiernos, en la medida que aquella situación les permitía, expresaran sus preocupaciones respecto de la instrucción pública y de la cultura en general. Piénsese que esa época es, por ejemplo, la de la instalación del Colegio San Miguel, el primer establecimiento educativo de ciclo secundario que conoció Tucumán.
En ley promulgada el 1 de setiembre de 1860, la Sala de Representantes autorizó al Gobierno de la Provincia a “establecer un Aula de Dibujo Lineal con aplicación a las artes, destinada a la enseñanza gratuita de los pobres”.
Se trataba de un proyecto elevado por el gobernador Salustiano Zavalía. Sus considerandos expresaban que el Gobierno “que está dispuesto a prestar la mayor atención a la instrucción pública, porque lo considera como uno de sus principales deberes, ha sentido la necesidad de establecer el Aula de Dibujo Lineal”.
Agregaba que era conocido “el atraso de nuestros artesanos y la imperfección de sus obras”. Esto, por “la carencia de conocimientos del Dibujo Lineal, que les proporcionaría los medios de sujetar sus obras a las reglas del Arte”.
La ley sancionada resolvía asignar 600 pesos anuales de sueldo al preceptor que nombrase el Poder Ejecutivo. Con esa finalidad, se abría “un crédito suplementario de 600 pesos a al partida Colegios y Escuelas”, para los sueldos y gastos que devengara la instalación del Aula.
El Gobierno tendría a su cargo “la designación del local, número de alumnos y demás que corresponda reglamentar”, para la ejecución de la nueva norma.
En ley promulgada el 1 de setiembre de 1860, la Sala de Representantes autorizó al Gobierno de la Provincia a “establecer un Aula de Dibujo Lineal con aplicación a las artes, destinada a la enseñanza gratuita de los pobres”.
Se trataba de un proyecto elevado por el gobernador Salustiano Zavalía. Sus considerandos expresaban que el Gobierno “que está dispuesto a prestar la mayor atención a la instrucción pública, porque lo considera como uno de sus principales deberes, ha sentido la necesidad de establecer el Aula de Dibujo Lineal”.
Agregaba que era conocido “el atraso de nuestros artesanos y la imperfección de sus obras”. Esto, por “la carencia de conocimientos del Dibujo Lineal, que les proporcionaría los medios de sujetar sus obras a las reglas del Arte”.
La ley sancionada resolvía asignar 600 pesos anuales de sueldo al preceptor que nombrase el Poder Ejecutivo. Con esa finalidad, se abría “un crédito suplementario de 600 pesos a al partida Colegios y Escuelas”, para los sueldos y gastos que devengara la instalación del Aula.
El Gobierno tendría a su cargo “la designación del local, número de alumnos y demás que corresponda reglamentar”, para la ejecución de la nueva norma.
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