Repercusiones en la prensa francesa

La Academia Sueca anunció, en un comunicado difundido el jueves 9 de octubre, que había decidido otorgar el Premio Nobel de Literatura al escritor francés Patrick Modiano “por el arte de la memoria con el cual evocó los destinos humanos más inasequibles y reveló el mundo de la Ocupación nazi.”

19 Octubre 2014

Por Elsie Drouillet - Para LA GACETA - Ondefontaine (Francia)

De una atenta lectura de todo el material periodístico disponible, contrariamente a lo que podría imaginarse, no se puede hablar de un entusiasmo generalizado y desbordante, como por ejemplo el que siguió a la atribución del mismo premio, en 1957, a Albert Camus. De 40 medios escritos consultados, 22 se limitaron a publicar, casi todos con la misma fotografia, el comunicado de la AFP (Agence France-Presse) sin otro comentario.

La primera en manifestarse, por medio de la página web del diario Le Figaro, fue la Secretaria Perpetua de la Académie Française, Hélène Carrère d’ Encausse, escritora y ensayista: “A menudo las decisiones del jurado Nobel son guiadas por consideraciones ideológicas. Ahora bien, Patrick Modiano no entra en ninguna categoría y siempre hizo gala de una gran libertad de pensamiento. Él es, exactamente, Patrick Modiano. Es un escritor que se vuelca hacia la memoria y la historia, un paseante ocioso del pasado, lo que constituye una de las características de la literatura francesa.”

Entre los periódicos, Libération destaca que “su estilo sobrio y límpido, hizo de él un escritor accesible y apreciado tanto por el gran público como por los medios literarios. Sus héroes, en ruptura de bando, están en perpetua búsqueda de su identidad. Evolucionan a mitad del camino entre dos mundos, entre sombra y luz, vida pública y destino ideal.” En el mismo diario, Alice Kaplan (catedrática que analiza textos de Patrick Modiano en la Universidad de Yale) nos dice: “Reencontramos en sus textos esa idea de que algo horrible pasó en alguna parte, y flota allí un aire de crimen y de ausencia… Inventó algo extraordinario: después de haberlo leído, podemos pensar de ciertos lugares que son ‘modianescos’.”

En el diario Le Monde. su jefe de redacción concluye su artículo diciendo que “sus libros hicieron muy pronto de Patrick Modiano una figura superior de la literatura francesa. Están en ellos esas deambulaciones en las calles de París, esas atmósferas crepusculares, esas pesquisas que no llegan a ningún lado, y esos personajes a los que se puede reconocer de un libro al otro.”

Le Figaro, por su parte, destaca la estrecha relación entre el escritor y la ciudad: “París se convirtió en uno de sus personajes principales. A medida de las publicaciones, Modiano estableció una cartografía de la ciudad llena de vestigios del pasado, de anécdotas personales y de personajes con historias trágicas.”

Olivier Mony, escritor y perdiodista francés asegura, en un excelente artículo de dos páginas en Sud-Ouest, segundo diario régional francés con sede en Bordeaux, que “todo comienza en 1968. Tiene 22 años y ya prefiere a las alegrías inefables del futuro, aquellas tan desconcertantes de este pasado que para él, verdaderamente, no cesará jamás, de este tiempo del cual él procede, ese tiempo de la justicia incierta de la depuración (juicios someros, mujeres rapadas...), de la colaboración, de la desaparición programada de los judíos de Europa. Lo que perdura en la obra de Modiano, libro tras libro (sus detractores le reprochan perezosamente escribir ‘siempre lo mismo’, fingiendo ignorar que la obra entera es sólo una, atravesada de sutiles armonías) es la ausencia. De hecho, dos ausencias. Primero, la de su pequeño hermano Rudy, muerto niño en 1957; luego la de los Judíos, cuya desaparición es para él ‘como la imagen escondida bajo la alfombra’.”

Eléonore Sulser se expresa asi en Le Temps, único diario de habla francesa y de nivel nacional editado en Ginebra, Suiza: “Nos relata la amnesia moderna, la pasión por lo nuevo y la desaparición de los recuerdos en el espacio y en el tiempo. Y con esto nos dice, a su manera, que nuestro mundo es, todavía y a pesar de todo, descifrable.”

Las revistas, por su parte, también hacen su contribución. En Marianne, Laurent Nuñez, director de las páginas culturales, afirma que es “una sorpresa; una bella sorpresa, que asustará posiblemente al que lo recibe. Evidentemente él, tan discreto, tan vacilante, tan conmovedor cuando habla, tan avaro de sus palabras, ¿cómo vivirá esta luz súbita sobre su obra y sobre él? Sus primeras palabras cuando se lo comunicaron fueron: ‘es extraño’. Todo, en Modiano, es ‘extraño’: sus cuentos, justamente, escarban la apariencia, en busca de una verdad que no existe, que es todavía más falsa que la apariencia. Es también esto lo que los jurados suecos acaban de recompensar: una ética de la escritura, que no tiene nada que ver con una escritura moralizadora.”

El editor Jean-Paul Enthoven, que se declara ‘modiano-maníaco’, lo califica en L’Express a Patrick Modiano como un autor que quiere que “su lector se sienta tan perdido, en literatura, como parece serlo, él, en la vida.”

La revista iconoclasta Les Inrockuptibles sostiene que “en el corazón de su obra reencontramos siempre a un personaje masculino en busca del pasado fragmentado, en busca de sentido a través de las palabras y las frases que Modiano, mejor que nadie, sabe tender como las redes de una telaraña donde quedarán atrapados recuerdos, imágenes fugaces, sensaciones”.

Después de este rápido paseo para observar las reacciones de la prensa francesa ante un acontecimiento cultural mayor se impone escuchar la palabra del protagonista: “Yo dejo fluir las angustias, las desdichas de nuestra época de manera explícita a través de la ficción. Estamos encarcelados en nuestro tiempo, lo queramos o no.”

© LA GACETA

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios