Una víctima de la megacausa vinculó al represor Musa Azar

Las audiencias en el juicio “Villa Urquiza” se reanudarán mañana

10 Noviembre 2014
Graciela Achín estaba terminando vestidos para sus pequeñas hijas cuando sintió un estruendo. Golpes. Gritos. Órdenes. Armas. La casa donde vivía con su familia, en Santiago del Estero, fue allanada ilegalmente esa madrugada del 1 de febrero de 1976. A la cabeza del operativo, dijo, estaba el represor Musa Azar. La víctima declaró durante la semana que pasó en la megacausa “Villa Urquiza” porque estuvo detenida en el penal tras cumplir un derrotero de traslados por centros clandestinos y cárceles. Hizo hincapié en la figura del multicondenado ex jefe de Inteligencia de la Policía santiagueña para remarcar el estrecho vínculo de los aparatos represivos de ambas provincias.

“Me llevaron al dormitorio, donde estaban mis hijas. Una tenía un año y la otra, pocos meses. No me quería separar de ellas. Comencé a darle de mamar a la más chica, para demorar (la separación). Me llevaron a un auto y ahí comenzó la tortura”, contó al Tribunal Oral en lo Criminal Federal. Fue alojada, recordó, en la sede de la Side. “Pude comprobar que se ven estrellas cuando te golpean mucho. Me hicieron el submarino”, lamentó.

Fue trasladada a Tucumán e ingresada, dijo, en el centro clandestino de la ex Jefatura. “Me aflojé la venda y pude ver a mi esposo Santiago (Vicente). Nos comunicábamos mediante la tos. Cuando no había respuesta es porque a alguno lo habían sacado para torturar”, recordó. Añadió luego que su marido, que permanece desaparecido, fue visto luego en el centro de exterminio del Arsenal.

En la Jefatura Azar participó de los interrogatorios y torturas a los que fue sometida, de acuerdo con su relato. En el sitio reconoció pertenencias que le habían sido robadas. De su paso por Villa Urquiza repasó episodios, como un parto que asistió en una celda. También dijo que el entonces director, Marcos Hidalgo (fallecido), ofrecía a las detenidas libertad a cambio de relacionarse con él. Fue trasladada a otra penitenciaría junto a un grupo de mujeres. En Villa Devoto consignó que conoció a Albertina Paz de Saavedra, otra víctima de la megacausa, quien había estado completamente aislada en Villa Urquiza.

Las audiencias se reanudarán mañana en el TOF: Los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Juan Carlos Reynaga determinarán las presuntas responsabilidades de 10 ex guardias, un ex policía (Roberto “El Tuerto” Albornoz) y un ex militar (Jorge Lazarte) en los crímenes de lesa humanidad cometidos contra media centena de detenidos en la cárcel provincial entre 1975 y 1983.

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