29 Noviembre 2014
NEUQUÉN.- Un hombre de 44 años sufrió la amputación de un brazo cuando fue atacado por su propio perro rottweiler, al que había comprado para evitar los constantes robos que sufría en su casa de la ciudad de Neuquén.
El animal, junto a una perra de la misma raza, había matado tiempo atrás a dos personas que supuestamente ingresaron a robar a la vivienda. “En mi casa murieron dos personas”, admitió Emilio Muñoz. “Lamento la gente que murió pero eran ladrones. Uno fue adentro de mi dormitorio y el otro fue en el patio”, sostuvo, tras lo cual manifestó que otros dos hombres sufrieron heridas de gravedad. “Los ataques ocurrieron porque ellos se metieron adentro de mi casa”, remarcó, a la vez que reconoció que había comprado el perro con la intención de defenderse de los robos.
Pero hasta el sábado ninguno de los dos animales había atacado a su propio dueño, afirmó Muñoz, a quien debieron amputarle el brazo izquierdo. Ese día el hombre, empleado de un estudio contable, regresó a su casa, ingresó su automóvil a la cochera y cerró el portón. El perro, llamado Otto, se le abalanzó, lo mordió en la rodilla y lo tiró al piso, mientras la perra se alejaba del lugar. El animal estaba enceguecido y cuando Muñoz logró zafar su pierna, el perro continuó mordiéndole el brazo izquierdo.
Los gritos alertaron a sus vecinos, que al ver la ferocidad del perro no se animaron a ingresar, hasta que llegó otro hombre y logró enlazar al animal con un collar de ahorque, quitándoselo de encima. Muñoz contó que él mismo, tirado en el piso y ensangrentado, le pedía a los gritos a la Policía que matara al perro. Finalmente, fue el propio vecino que había logrado rescatarlo quien dio muerte al animal.
El animal, junto a una perra de la misma raza, había matado tiempo atrás a dos personas que supuestamente ingresaron a robar a la vivienda. “En mi casa murieron dos personas”, admitió Emilio Muñoz. “Lamento la gente que murió pero eran ladrones. Uno fue adentro de mi dormitorio y el otro fue en el patio”, sostuvo, tras lo cual manifestó que otros dos hombres sufrieron heridas de gravedad. “Los ataques ocurrieron porque ellos se metieron adentro de mi casa”, remarcó, a la vez que reconoció que había comprado el perro con la intención de defenderse de los robos.
Pero hasta el sábado ninguno de los dos animales había atacado a su propio dueño, afirmó Muñoz, a quien debieron amputarle el brazo izquierdo. Ese día el hombre, empleado de un estudio contable, regresó a su casa, ingresó su automóvil a la cochera y cerró el portón. El perro, llamado Otto, se le abalanzó, lo mordió en la rodilla y lo tiró al piso, mientras la perra se alejaba del lugar. El animal estaba enceguecido y cuando Muñoz logró zafar su pierna, el perro continuó mordiéndole el brazo izquierdo.
Los gritos alertaron a sus vecinos, que al ver la ferocidad del perro no se animaron a ingresar, hasta que llegó otro hombre y logró enlazar al animal con un collar de ahorque, quitándoselo de encima. Muñoz contó que él mismo, tirado en el piso y ensangrentado, le pedía a los gritos a la Policía que matara al perro. Finalmente, fue el propio vecino que había logrado rescatarlo quien dio muerte al animal.
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