“El gran problema de adicción es el alcohol, no la cocaína ni la marihuana”, dijo el cura Molina

El sacerdote reconoció que existe una relación entre la adicción y la delincuencia. “Sin comunidad no tenemos salvación en este tema” El titular de la Sedronar lloró cuando escuchó los testimonios de las madres de jóvenes adictos en una ONG del barrio “Trulalá”

CONMOVIDO. El sacerdote se emocionó con los relatos y agradeció a la gente por ponerle “los pies sobre la tierra”. la gaceta / fotos de analía jaramillo CONMOVIDO. El sacerdote se emocionó con los relatos y agradeció a la gente por ponerle “los pies sobre la tierra”. la gaceta / fotos de analía jaramillo
30 Noviembre 2014
“Soy mamá. Mi hijo mayor está en la droga. Necesito que me ayuden. Ya no puedo más. Ya no tengo fuerzas”. Las palabras se confundían con el llanto de una mujer que se paró en medio de la ronda y, con la fortaleza propia de una madre, expuso su problema ante todos. La escucharon sus vecinos, la escuchó el intendente Domingo Amaya, la escuchó el secretario de Prevención y Asistencia de las Adicciones Lucas Haurigot Posse y la escuchó el titular de la Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico), el sacerdote Juan Carlos Molina. Este último la envolvió con sus brazos y le pidió a una de sus asistentes que se encargara del caso.

Fueron varios los testimonios de madres -todos en el mismo tono- que oyó Molina durante la mañana y la tarde de ayer, cuando estuvo en Tucumán para firmar un convenio con la Municipalidad. Los relatos de esas mujeres eran tan movilizadores que, cuando llegó su turno, el cura se quebró. “Los viejos nos emocionamos”, bromeó con los ojos húmedos. La charla se desarrollaba en el Punto de Encuentro Comunitario (PEC) que la Sedronar habilitó en la ONG “Crecer Juntos”, situada en el corazón del barrio Alberdi Norte, más conocido como “Trulalá”. Después, Molina recorrería varios puntos más de la ciudad.

Un grupo de señoras elogió las zapatillas del sacerdote. “Así nos gusta que venga”, comentaron entre risas. El cura era uno más en cada barrio que visitaba. Vestía pantalón de jean, camisa y de su cuello colgaba un crucifijo. En su recorrido por Tucumán no se privó de nada: le cantó el “cumpleaños feliz” a un grupo de niños del barrio San Francisco, se llevó un plantín con flores amarillas que le obsequiaron en un stand del “Municipio en los barrios” y hasta saboreó un achilata bajo el rayo del sol.

El territorio
“Voy a ser egoísta en mi discurso”, advirtió delante de ese grupo de madres y jóvenes que trabajan con chicos adictos. “Digo egoísta porque necesitaba escucharlos”, aclaró. “A veces por estar en otros lugares, por estar con Cristina (Fernández) o con el Papa, medio que uno se la empieza a creer porque te saludan en la calle, te buscan en el aeropuerto, te sacan fotos... Y yo necesitaba escucharlos a ustedes para volver a pisar la tierra”, expresó Molina ante esas miradas acostumbradas a observar una realidad cruda.

El sacerdote celebró la existencia de incontables fundaciones, asociaciones y ONG’s que trabajan con la temática. “Lo único que se hace de arriba para abajo es un pozo, y nosotros hemos hecho muchos pozos para enterrar a nuestros pibes por la droga. Estoy convencido cada vez más de que tenemos que trabajar desde abajo para arriba. Es fundamental el territorio. Yo puedo traerles un subsidio o comprar algunos elementos, pero ustedes son el corazón de este laburo. Sin comunidad no tenemos salvación en este tema, nos van a llevar puestos”, advirtió Molina.

Esperanzador
El consumo de drogas es un problema multicausal, según la mirada del titular de la Sedronar. “Hay diversas causas: puede ser por problemas familiares, porque el tráfico ha entrado al barrio, por problemas personales... Pero el gran problema que tenemos de adicción es el alcohol. No lo es ni la cocaína ni la marihuana”, aseguró el sacerdote.

Y, en ese sentido, consideró que sí existe una relación entre adicción y delincuencia. “Los últimos estudios que ha hecho la Corte Suprema de Justicia indican que una gran cantidad de los casos de delincuencia están asociados al alcohol, que es una droga lícita, y no a las drogas ilícitas como todos pensamos”, argumentó. “Igual de errado es pensar que un pibe que consume paco no puede salir adelante; en esto hay muchos errores conceptuales. Por eso es muy importante que empecemos a hablar del tema y hacerlo con seriedad, con profesionalismo”, propuso.

El mensaje de Molina es de esperanza. “Se puede salir adelante, hay pibes que han consumido paco 15 años de su vida y que han estado presos, y que hoy dan clases en la facultad. Tenemos que aprender a mirar con el corazón, a descubrir que en nuestra comunidad hay gente buena a la que le tenemos que dar herramientas para que pueda salir adelante”, aconsejó.

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