26 Diciembre 2014

Walter Schmidt - Columnista de DyN

BUENOS AIRES.- A diez meses de las elecciones generales los candidatos del oficialismo y de la oposición se embarcan hacia un tiempo de definiciones con el objetivo de utilizar las internas PASO para posicionar a dos de ellos, para que luego polaricen el comicio presidencial, despegándose del resto. Hace una década -en las elecciones 2003- la mayoría de los encuestadores iniciaban su declive, echando su prestigio a las operaciones políticas, al difundir tendencias inexistentes, salvo para sus bolsillos. Pese al descrédito, algunos sobrevivieron. Entre ellos, en unas cuatro encuestas nacionales pedidas por algunos candidatos, otras por algunos medios, pero ninguna difundida aún, la coincidencia es muy alta. Tres consultores sostienen que el escenario arroja un “doble empate” entre el candidato oficialista Daniel Scioli y el del PRO, Mauricio Macri. De acuerdo a los competidores, puede estar uno u otro primero y segundo. La cuarta encuestadora indica que el empate es triple, incluyendo a Sergio Massa del Frente Renovador. La primera conclusión es que, aunque todavía en forma prematura y sin que signifique nada aún, la lógica Massa, Macri, Scioli con la que se inició el 2014, a pocos meses de las elecciones legislativas en la que el ex intendente de Tigre derrotó al candidato kirchnerista Martín Insaurralde, se revirtió. Transitoriamente, podría decirse que la lógica actual es Scioli, Macri y Massa.

Que el oficialismo cuenta con alrededor del 30% de respaldo es un dato que ya ningún sondeo desmiente. El interrogante es si Scioli, en caso de cumplir con otra lógica, la de imponerse en las internas del Frente para la Victoria, logrará retener al electorado kirchnerista. No hace falta recordar que ni la Presidente ni los dirigentes de paladar negro del gobierno, quieren que Scioli los represente en las elecciones de octubre. En el Frente para la Victoria, fuera del bonaerense, el resto de los precandidatos presidenciales -Florencio Randazzo, Julián Domínguez, Agustin Rossi y Sergio Urribarri- espera un regalo de verano: que Cristina Fernández los elija como “su candidato” para las PASO presidenciales, como aspiración de máxima, o bien para acompañar a Scioli, postularse a la gobernación bonaerense o a la vicegobernación. Pero difícilmente Cristina elija a otro candidato que no sea Scioli, para frustrar la aspiración del gobernador.

Y en el peronismo, nadie quiere perder una gobernación o una intendencia por un capricho. Aunque el capricho provenga de la Presidenta. El caso de Macri y Massa es distinto. Ambos se disputan lo que se llama Frente Amplio Unen (FAU), en particular, el radicalismo. La UCR deberá definir en marzo si se mantiene en un frente heterogéneo como Unen, con baja credibilidad debido a las permanentes peleas y discrepancias internas, apuntando a ganar algunas provincias e intendencias más, a costa de promover una candidatura presidencial simbólica de Hermes Binner, Julio Cobos o Ernesto Sanz. O bien si decide establecer alianzas con Macri, Massa o ambos, para meterse en la discusión por el sillón de Rivadavia.

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