30 Diciembre 2014
UN LOCO BUENO. Hernández se propuso participar de los Juegos de Londres 2012 y, sin saber siquiera nadar, cumplió su meta y ganó un diploma olímpico. FOTO TOMADA DE WWW.DXADAPTADO.COM
MADRID.- Cuando en 2009 se presentó en la piscina con más de 30 años y preguntó qué tenía que hacer para participar en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, todos le dijeron que estaba loco. Pero el español Javier Hernández, que nació sin brazos, demostró que era un loco muy cuerdo y convirtió el reto, y toda su vida, en una historia de inspiración.
“Antes de tocar el agua y saber si estaba fría o caliente, le pregunté al entrenador que había que hacer para ir a los Juegos Paralímpicos. No se le cayó el bañador porque lo tenía atado, pero el hombre alucinó. Pensó: ‘Pero este enajenado quién es’”, contó Hernández, que ha transformado su experiencia vital en un libro y una conferencia motivacional que llevan como título “De los pies a la cabeza”.
El español no sólo logró entrar en el equipo nacional que viajó a Londres, sino que consiguió nadar la final de los 50 metros espalda y llevarse a Zaragoza, la pequeña ciudad de provincias del noreste de España en la que nació y reside, un diploma paralímpico.
Fueron tres años de esfuerzo sostenido, casi brutal. Seis días a la semana con entrenamientos de mañana y tarde. Cuarenta horas de piscina a la semana durante tres años de obsesión. En definitiva, un reto que, probablemente, define la fuerte personalidad de su protagonista. “Al final, todo es lo que tú imaginas y en lo que tú creas. Nos han educado para ser demasiado conservadores con nuestra propia vida. Nosotros les decimos a nuestros hijos que estudien para el 10, que no basta con sacar un cinco, y luego vivimos para sacar un cinco. Yo creo que nos lo tenemos que replantear porque, al final, las principales limitaciones están en la cabeza”, sostiene.
Ese es el principal mensaje de la conferencia en la que Hernández ha volcado su experiencia de vida, una hora en la que el español usa su discapacidad como un reclamo para hablar, en realidad, de aquello que afecta a todos: cómo superar el miedo al fracaso y cómo explorar los límites.
Hernández nació hace 35 años sin brazos y con una importante dismetría en las piernas. De niño visitó Estados Unidos, se sometió a diversas operaciones y llevó incómodas prótesis. Casi todo sin éxito. Pero en ese proceso, Hernández construyó la máxima sobre la que asienta su vida y su mensaje: “Me centro en lo que tengo, y no en lo que me falta”.
“Las personas más felices y más capaces que he conocido, y que han vivido con más intensidad y contenido, son las que se centran en lo que tienen y consiguen su potencial”, señala. Hernández convirtió sus pies en sus manos. Su habilidad para teclear, comer o limpiar las gafas con los dedos de sus pies es algo que fascina a quien no lo conoce, por eso utiliza los primeros minutos de su conferencia para satisfacer esa curiosidad.
Hernández, que abandonó una prometedora carrera como periodista deportivo para zambullirse en el sueño olímpico, no concibe la vida sin nuevos retos, por lo que los dos últimos años los ha dedicado a sacarse, a través de un curso online, el título de entrenador de fútbol en Argentina.
“Es el mismo que tiene, por ejemplo, Diego Simeone. Sin querer decir que tener el título te haga entrenar como Simeone”, bromea el español, que aspira a integrarse en un cuerpo técnico y seguir creciendo dentro del fútbol, su gran pasión.
“Si haces cosas pasan cosas. El espíritu es llenar el llavero de llaves y luego ya veremos qué puerta puede abrirse. No sé por dónde va a ir el futuro, pero entiendo que al futuro se llega día a día, no hay otra manera”. (DPA)
“Antes de tocar el agua y saber si estaba fría o caliente, le pregunté al entrenador que había que hacer para ir a los Juegos Paralímpicos. No se le cayó el bañador porque lo tenía atado, pero el hombre alucinó. Pensó: ‘Pero este enajenado quién es’”, contó Hernández, que ha transformado su experiencia vital en un libro y una conferencia motivacional que llevan como título “De los pies a la cabeza”.
El español no sólo logró entrar en el equipo nacional que viajó a Londres, sino que consiguió nadar la final de los 50 metros espalda y llevarse a Zaragoza, la pequeña ciudad de provincias del noreste de España en la que nació y reside, un diploma paralímpico.
Fueron tres años de esfuerzo sostenido, casi brutal. Seis días a la semana con entrenamientos de mañana y tarde. Cuarenta horas de piscina a la semana durante tres años de obsesión. En definitiva, un reto que, probablemente, define la fuerte personalidad de su protagonista. “Al final, todo es lo que tú imaginas y en lo que tú creas. Nos han educado para ser demasiado conservadores con nuestra propia vida. Nosotros les decimos a nuestros hijos que estudien para el 10, que no basta con sacar un cinco, y luego vivimos para sacar un cinco. Yo creo que nos lo tenemos que replantear porque, al final, las principales limitaciones están en la cabeza”, sostiene.
Ese es el principal mensaje de la conferencia en la que Hernández ha volcado su experiencia de vida, una hora en la que el español usa su discapacidad como un reclamo para hablar, en realidad, de aquello que afecta a todos: cómo superar el miedo al fracaso y cómo explorar los límites.
Hernández nació hace 35 años sin brazos y con una importante dismetría en las piernas. De niño visitó Estados Unidos, se sometió a diversas operaciones y llevó incómodas prótesis. Casi todo sin éxito. Pero en ese proceso, Hernández construyó la máxima sobre la que asienta su vida y su mensaje: “Me centro en lo que tengo, y no en lo que me falta”.
“Las personas más felices y más capaces que he conocido, y que han vivido con más intensidad y contenido, son las que se centran en lo que tienen y consiguen su potencial”, señala. Hernández convirtió sus pies en sus manos. Su habilidad para teclear, comer o limpiar las gafas con los dedos de sus pies es algo que fascina a quien no lo conoce, por eso utiliza los primeros minutos de su conferencia para satisfacer esa curiosidad.
Hernández, que abandonó una prometedora carrera como periodista deportivo para zambullirse en el sueño olímpico, no concibe la vida sin nuevos retos, por lo que los dos últimos años los ha dedicado a sacarse, a través de un curso online, el título de entrenador de fútbol en Argentina.
“Es el mismo que tiene, por ejemplo, Diego Simeone. Sin querer decir que tener el título te haga entrenar como Simeone”, bromea el español, que aspira a integrarse en un cuerpo técnico y seguir creciendo dentro del fútbol, su gran pasión.
“Si haces cosas pasan cosas. El espíritu es llenar el llavero de llaves y luego ya veremos qué puerta puede abrirse. No sé por dónde va a ir el futuro, pero entiendo que al futuro se llega día a día, no hay otra manera”. (DPA)
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