Nada lo marea

Leonardo Mayer terminó 2014 como el N°1 del ranking argentino, y aspira este año al menos a repetir su gran temporada pasada. Su triunfo en Hamburgo, la derrota con Federer, su ilusión en la Davis, en un diálogo sin desperdicios

DIESTRO. “Leo” pegó con mucha consistencia en la temporada pasada. reuters (archivo) DIESTRO. “Leo” pegó con mucha consistencia en la temporada pasada. reuters (archivo)
Con el inicio de una nueva temporada a la vuelta de un par de noches, deben apurarse los últimos repasos al ejercicio 2014 del tenis argentino. Y, a poco de empezar con el repaso mental, la primera conclusión es terminante: en cualquier mirada o análisis hay un nombre propio que resalta por encima del resto. Leonardo Mayer, de él se trata, sabe que hizo algo muy bueno. Y, según le contó a LG Deportiva, está decidido a intentarlo una vez más.

“Fue un año extraordinario. Me animo a decir que, cuando empezaron a llegar los resultados destacados, me concentré en entrenar y jugar, sin darme demasiada manija. Como que hice un esfuerzo para no pensar demasiado en esas cosas que iba consiguiendo. Obvio que sabía lo que pasaba. Leía, escuchaba, es imposible aislarse de cosas tan fuertes, pero no le di un lugar importante. Busqué no distraerme ni un poco justo en el momento en que debía dedicar todas mis energías a sostener el nivel de juego. Cuando frené se me vino todo encima, caí, tomé conciencia de que tuve el mejor año de mi carrera, hoy soy el jugador N°28 del ranking mundial. Visualicé mis cambios, también los cambios de otros hacia mí. Fue muy intenso estar inserto en esta situación. Y muy lindo.

- Vas a empezar una temporada muy especial. Siempre se dice que mantenerse es mucho más difícil que llegar. ¿Dónde creés que estás sentado: en la silla de quien tiene que sostener lo que logró o en la otra, la de disfrutar lo conseguido?

- Es muy natural querer mantener lo logrado, incluso mejorarlo. Mi idea es hacerlo mientras puedo disfrutar del nuevo escenario al que me llevaron los resultados del año pasado. Creo que, como en todo, el equilibrio será lo mejor para poder continuar. Puedo armar el calendario que quiero con total libertad, ya no hay condicionamientos. Eso es algo para disfrutar y para aprovechar. No todos tienen la libertad de poder pensar “si las cosas no salen esta semana, intentaremos la próxima”. A mí es la primera vez que me pasa. Todo el tiempo van a estar las dos sensaciones en mi cabeza, intuyo que lo mejor será que ninguna opaque a la otra. La idea, nada sencilla, será jugar de la misma manera que lo hice en 2014. Si consigo eso, el resto llegará solo.

- ¿Quizá pueda ayudarte al inicio que parte de la atención va a estar puesta en la vuelta de Del Potro? ¿Eso te libera de alguna presión?

- Me da lo mismo, no me va a cambiar nada importante. Todos tenemos claro que Juan Martin es el mejor jugador del país, no puedo pensar que por terminar N°1 de Argentina eso ha cambiado, se dio sólo por la circunstancia de su lesión. El ya demostró que es un crack, un distinto, que juega por otros objetivos. El mundo del tenis quiere que Juan vuelva, que lo haga bien, que encamine rápido sus resultados y su ranking. Y es algo que se espera no sólo en Argentina. Esa expectativa es absolutamente independiente de mi realidad y de los resultados que yo consiga. Así es, así debo tomarlo.

- Tal vez coincidan en la Davis, algo que se sabrá más adelante. ¿La Copa seguirá siendo prioridad en este año en el que vos te jugás cosas muy importantes en lo personal?

- Muchas veces acomodé mi calendario a las fechas de la Davis, siempre fue una prioridad alta y un honor profundo poder representar al país. Nada va a cambiar en ese aspecto. No descubro nada diciendo que es algo diferente, que consume muchas energías, que a veces el jugador termina pagando un alto costo en las semanas siguientes. Conozco el tema. Y lo asumo. Yo quiero jugar la Davis, estoy disponible para trabajar con el nuevo capitán, Daniel Orsanic. Y ojalá Juan Martin esté sano y pueda estar en el equipo. Ya lo dije muchas veces, no tener a Del Potro es como no tener a Messi.

- Tu temporada tuvo algunos puntos sobresalientes. Uno de ellos, el título de Hamburgo. ¿Cómo fue haber ganado un Masters 500?

- Como un sueño. El otro día miraba la lista de los campeones de los 500 y mi nombre no tenía nada que ver con el resto. Federer, Nadal, Djokovic, Dimitrov, Berdych, Nishikori, Raonic, Murray. Yo estoy en el medio de esa lista. Y la verdad es que se lee muy lindo, es muy agradable saber que, al menos en esos días, uno pudo estar a la altura de la exigencia que siempre significa ganar un torneo tan importante que, además, por ahora, es el único de mi carrera. Con un amigo decimos que es como sacar un dorado de los grandes, y peleadores…

- En esa final le ganaste justamente a uno que saber pelear hasta la última…

- David Ferrer es un jugador admirable. Vale el mismo concepto anterior, para mí es excelente, representa un gran mérito haberlo vencido. Cuando gané la semifinal, leí algo sobre Ferrer y me sorprendió la cantidad de finales que había jugado (45 en total, 42 en aquel momento). Frente a la única mía (N.de la R: Viña del Mar, 2014, perdió contra Fabio Fognini) el contraste era muy profundo. Recuerdo que, más allá de eso, salí confiado, jugué bien, manejé con autoridad los momentos clave, el resultado pudo ser más holgado porque saqué para cerrar antes, tanto el primero como el tercer set. Estuve relajado, ese día lo superé en el juego. Sin dudas fue el mejor resultado de mi mejor año, y la mejor victoria de mi carrera.

- Otro momento inolvidable fue la derrota con Federer en Shanghai…

- Perder un partido en el que tenés cinco match point a favor es feo. Duele de verdad. Estar a nada de ganarle a Federer y no poder hacerlo no es muy agradable, te lo aseguro. Si me separo de la bronca que me dio, tengo poco para reprocharme, él jugó muy bien en esos puntos. Yo tuve chances en uno solo y la pelota dio en la faja cuando él ya no tenía posibilidades de alcanzarla. El destino a veces hace lo suyo y es un poco cruel porque por unos pocos centímetros pasé de ser “el genio que le ganó al mejor de todos” a ser “un pecho frio que arrugó y dejó pasar esas chances”. Yo no soy ni una cosa ni la otra. El deporte tiene estas situaciones. Puede pasar y ese día me pasó a mí.

- ¿Viste el partido después?

- No. Ni el de Federer ni el de Ferrer. Nunca miro los partidos. Están ahí en mi cabeza, en mi memoria, con eso alcanza.

- Si te pido que expliques las razones por las que 2014 fue lo que fue, ¿qué me decís?

- No lo explicaría desde nada técnico o estratégico. Ni en que saqué mejor o en que fui más agresivo y jugué desde más adentro de la cancha. Quizás eso existió y es una parte aunque, repito, no siento que la explicación de mis resultados haya pasado por allí. Mi cambio se dio afuera de la cancha, estuve más tranquilo, más equilibrado en mis cosas. Y ese estado de afuera lo pude llevar adentro. Entonces viví con mayor madurez los momentos importantes de mi temporada.

- ¿Tenés algún objetivo específico para 2015?

- Quizás no lo crean: mi único objetivo de 2014 fue no lesionarme. Eso tenía en mi cabeza y trabajé muy duro para lograrlo. Como lo conseguí, pude tener continuidad, mi cabeza despejó algunas dudas, esas dudas no entraron conmigo a la cancha y comencé un círculo virtuoso. Parece una obviedad, en todo caso es una obviedad determinante. No pienso lo que viene con un número de ranking ni a partir de tal o cual resultado. Quiero andar el mismo camino, estar sano, tener continuidad, jugar el año completo y darle todo lo bien que se pueda. Así viajaré a Doha, para empezar el lunes.

- Para el final te propongo el juego de poder jugar todos los partidos de 2015 en el nivel del que vos elijas de 2014…

- No puedo quedarme con uno solo, son tres. El de la final contra Ferrer, porque ese nivel me permitió competir con uno de los mejores del mundo y ganarle. El segundo, el del partido con Federer. Siento que dominé el desarrollo contra el mejor de siempre. En ese caso, perder fue sólo una circunstancia muy particular. Estoy convencido de que si pudiera jugar todo el tiempo como ese día, difícilmente me gane alguien que no sea Federer, Nadal o Djokovic. Y el tercero, el de la Davis ante el israelí Dudi Sela. De más está aclarar que es un jugador de una jerarquía distinta, inferior a la de los otros monstruos. Pero rescato que ese día me sentí pleno, mandé en la cancha, las cosas se hicieron como yo quería y me convenía. Me sabía superior y lo pude exhibir en el juego y el resultado. Ganar con la amplitud de ese día frente a rivales del nivel de Sela puede ser muy importante para tener otro gran año.

• Una de las claves del avance de “Leo” Mayer en 2014 estuvo en que no precisó jugar torneos challengers para completar su campaña. Además de ello, fue el primer año en que terminó con récord positivo en el circuito: 28-20.

• Su récord 2014 en cemento fue negativo (7-9), contra un 18-10 en canchas lentas. En duelos contra los top ten, en 18 partidos sólo pudo vencer a David Ferrer.

• “Leo”, a la luz de su gran año tenístico, ganó a fines de 2014 la terna propuesta por el Círculo de Periodistas Deportivos y recibió el Olimpia de Plata. “El Yacaré” estaba ternado junto con los bonaerenses Carlos Berlocq y Diego Schwartzman.

• El correntino vuelve a la acción el lunes en Doha (también estará Juan Mónaco). Luego se presentará en Sydney y posteriormente hará pie en el Abierto de Australia, primer Grand Slam del año en el que defenderá 45 puntos.

• Del 6 al 8 de marzo, casi con seguridad Mayer será parte del equipo argentino que enfrentará a Brasil en Tecnópolis (Buenos Aires) por la primera ronda del Grupo Mundial de la Copa Davis 2015. Antes, del 23 de febrero al 1° de marzo, disputará el torneo ATP de Buenos Aires, en el que estará el español Rafael Nadal.

Comentarios