Libertad herida por el terror

Por Pablo Sanguinetti, Columnista de DPA

20 Enero 2015
Los atentados islamistas en París dispararon en toda Europa el miedo al terrorismo. La amenaza cobró forma real ahora en Alemania, donde la policía prohibió una marcha del polémico grupo islamófobo Pegida por el riesgo “concreto” de un atentado. Un ejemplo drástico de cómo el terror mutila libertades.

Tanto el gobierno de Angela Merkel como la oposición condenan sin matices las marchas de Pegida contra la “islamización de occidente”. Pero prohibir una manifestación masiva es una decisión traumática para una democracia, incluso aunque se rechacen los argumentos de los manifestantes y aunque haya una amenaza real de atentado.

“El derecho a manifestarse es un bien supremo, y como bien supremo hay que hacer todo lo posible para protegerlo”, señaló Merkel. “Como canciller, me interesa que toda persona pueda manifestarse, me gusten o no sus contenidos, porque se trata de un derecho fundamental”, dijo.

Wolfgang Bosbach, experto de Interior de Merkel, pidió “comprensión” para la inusual medida. “No suspende ni la democracia ni el derecho a manifestarse. Es una decisión concreta para un acto, un día y un lugar”. La ley alemana permite vetar una manifestación como medida extrema si existe un peligro “inminente” para la seguridad pública. Así ocurrió cuando la policía prohibió tanto la nueva marcha de Pegida como las contramanifestaciones al tener indicios de planes concretos para atentar contra el grupo islamófobo.

En medio de esa tensión creciente, el veto a las marchas generó consternación en la sociedad y preocupación unánime en la clase política. Miembros de todos los partidos repitieron en términos generales la opinión de Merkel: la libertad de reunión y expresión es un derecho de todos.

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