25 Enero 2015
PRECIOS MÁS CONTROLADOS. Según una consultora privada, la presión inflacionaria se reduciría antes de las elecciones generales. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso (archivo)
La inflación partirá en dos a este 2015 pero con una diferencia sustancial respecto de la evolución de los precios al consumidor registrada en 2014: este año se evidenciaría una desaceleración de la tasa durante el primer semestre, mientras que en la segunda mitad se concentraría la expansión. Según Economía & Regiones (E&R), la inflación de la primera mitad del año tendería a desacelerarse por efecto de un dólar cuasi-fijo y del efecto sobre precios (a la baja) de la política monetaria (de tinte contractivo) que el Banco Central ejerció durante los trimestres anteriores. “Concretamente, la inflación descendería al 1,8%-2% promedio mensual con una tasa interanual del orden del 28%-29%”, sostiene el reporte privado.
Según sus proyecciones, en la segunda parte de 2015, la tasa de inflación se aceleraría por efecto de la merma de los efectos contractivos pasados, la política menos prudentes de la gestión de Alejandro Vanoli, el relajamiento del dólar cuasi fijo y las expectativas de inflación. Sucede que en años electorales, como el actual, los argentinos tienden a dolarizarse, lo que presiona al mercado cambiario.
Pese a estas estimaciones, Economía & Regiones considera que la desaceleración inflacionaria no está asegurada por varias razones:
• Durante el último trimestre de 2014, pareciera ser que la política adoptada por Vanoli ha sido más expansiva que la de Juan Carlos Fábrega, su antecesor al frente del Central, ya que se aceleró la expansión monetaria y retocó las tasas de interés, con riesgos de caída de demanda de dinero y aceleración inflacionaria.
• El dólar cuasi fijo depende de la demanda de dinero que cae cuando el nivel de actividad se reduce y el atraso cambiario se incrementa (inflación mayor a devaluación). E&R aguarda una caída del PBI para este año, lo que bajará la demanda de pesos por motivo transaccional. “Además, se espera más atraso cambiario como consecuencia de la inercia inflacionaria y el uso del tipo de cambio como ancla nominal”, agrega. Por esa razón, no se descarta un escenario de aceleración del índice de precios.
• Según la encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella, las expectativas de inflación para los próximos 12 meses continúan firmes en torno del 31% anual, colocando un piso elevado y difícil de perforar. “En ese sentido, explica E&R, para que la inflación pueda bajar en forma perdurable es necesario convencer a los consumidores de que eso será posible”. “Por el contrario -agrega-, si los agentes económicos siguen sin modificar sus expectativas y piensan que la inflación no bajará, entonces será difícil reducirla”.
Los perjuicios
En 2014, la inflación cerró en los niveles más altos desde 2002, debido a los desequilibrios en el mercado monetario y cambiario. Más allá si la tasa anual ha sido del 25% o del 35%, según las mediciones oficiales o privadas, ambas resultan perjudiciales para el país en términos macroeconómicos, ya que dañan el crecimiento de mediano plazo, el nivel de PBI per cápita y, en suma, la calidad de vida de los argentinos.
“Justamente, no es casualidad que la Argentina sea el único país de la región en el que el PBI per cápita en dólares (medida de la calidad de vida más utilizada) cae cuando se compara 2014 (fue de U$S 12.500) respecto de 1998 (promedió los U$S 14.700)”, sostiene el reporte privado al que accedió LA GACETA. “Mientras que si hubiéramos tenido la inflación de Chile, Perú o Colombia, le país tendría actualmente un PBI per cápita de más de U$S 25.000. En consecuencia, las políticas que tienden a mantener baja y estable la inflación promueven el crecimiento económico, mientras que altos niveles de inflación mantenidos en forma prolongada terminan atentando contra aquel crecimiento y, en definitiva, contra el empleo, finaliza Economía & Regiones.
Según sus proyecciones, en la segunda parte de 2015, la tasa de inflación se aceleraría por efecto de la merma de los efectos contractivos pasados, la política menos prudentes de la gestión de Alejandro Vanoli, el relajamiento del dólar cuasi fijo y las expectativas de inflación. Sucede que en años electorales, como el actual, los argentinos tienden a dolarizarse, lo que presiona al mercado cambiario.
Pese a estas estimaciones, Economía & Regiones considera que la desaceleración inflacionaria no está asegurada por varias razones:
• Durante el último trimestre de 2014, pareciera ser que la política adoptada por Vanoli ha sido más expansiva que la de Juan Carlos Fábrega, su antecesor al frente del Central, ya que se aceleró la expansión monetaria y retocó las tasas de interés, con riesgos de caída de demanda de dinero y aceleración inflacionaria.
• El dólar cuasi fijo depende de la demanda de dinero que cae cuando el nivel de actividad se reduce y el atraso cambiario se incrementa (inflación mayor a devaluación). E&R aguarda una caída del PBI para este año, lo que bajará la demanda de pesos por motivo transaccional. “Además, se espera más atraso cambiario como consecuencia de la inercia inflacionaria y el uso del tipo de cambio como ancla nominal”, agrega. Por esa razón, no se descarta un escenario de aceleración del índice de precios.
• Según la encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella, las expectativas de inflación para los próximos 12 meses continúan firmes en torno del 31% anual, colocando un piso elevado y difícil de perforar. “En ese sentido, explica E&R, para que la inflación pueda bajar en forma perdurable es necesario convencer a los consumidores de que eso será posible”. “Por el contrario -agrega-, si los agentes económicos siguen sin modificar sus expectativas y piensan que la inflación no bajará, entonces será difícil reducirla”.
Los perjuicios
En 2014, la inflación cerró en los niveles más altos desde 2002, debido a los desequilibrios en el mercado monetario y cambiario. Más allá si la tasa anual ha sido del 25% o del 35%, según las mediciones oficiales o privadas, ambas resultan perjudiciales para el país en términos macroeconómicos, ya que dañan el crecimiento de mediano plazo, el nivel de PBI per cápita y, en suma, la calidad de vida de los argentinos.
“Justamente, no es casualidad que la Argentina sea el único país de la región en el que el PBI per cápita en dólares (medida de la calidad de vida más utilizada) cae cuando se compara 2014 (fue de U$S 12.500) respecto de 1998 (promedió los U$S 14.700)”, sostiene el reporte privado al que accedió LA GACETA. “Mientras que si hubiéramos tenido la inflación de Chile, Perú o Colombia, le país tendría actualmente un PBI per cápita de más de U$S 25.000. En consecuencia, las políticas que tienden a mantener baja y estable la inflación promueven el crecimiento económico, mientras que altos niveles de inflación mantenidos en forma prolongada terminan atentando contra aquel crecimiento y, en definitiva, contra el empleo, finaliza Economía & Regiones.
Lo más popular