Viejo Colegio Nacional

Patio, árbol y alumnos al fin del siglo XIX

MARIO BRAVO. El ex alumno del Nacional en 1914, cuando empezaba su larga y destacada carrera parlamentaria. la gaceta / archivo MARIO BRAVO. El ex alumno del Nacional en 1914, cuando empezaba su larga y destacada carrera parlamentaria. la gaceta / archivo
El doctor Pedro J. García fue un conocido médico tucumano que actuó a comienzos del siglo XX. Era especialista en bacteriología tropical: enseñó un tiempo en la Universidad de Tucumán y luego en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, ciudad donde residía en sus últimos años.

Fallecido en 1929, conservaba viva memoria del viejo Colegio Nacional (ubicado entonces donde hoy funciona la Escuela Sarmiento). Egresó como bachiller en 1898, y muchos años después, en el diario “El Orden” del 3 de abril de 1915, quiso evocar el establecimiento, en una nota titulada “Recuerdos e impresiones”.

“Sombrío y melancólico, misterioso y callado era el ambiente del Colegio Nacional en el viejo edificio de la calle Rivadavia, hoy ocupado por la Legislatura y por una escuela”, escribió García. “Sus galerías conventuales invitaban al silencio y a la meditación, sin que les hiciera perder tal carácter la bulliciosa juventud que frecuentaba las aulas”.

Se detenía en el San Antonio. “Aquel gran árbol del ángulo sudeste del patio central, era tan grande que su sombra parecía dar la nota característica a todo aquel cuadro de frescura. Sus raíces gigantescas habíanse salido, de puro curiosas, a flor de tierra, resquebrajando a veces las resbaladizas baldosas”.

Agrega que ya en cada estudiante despuntaba “el signo característico de las futuras orientaciones: el hoy ingeniero José Padilla amaba las matemáticas; el diputado socialista Mario Bravo afilaba su pluma y su oratoria en un periodiquín manuscrito semanal, número único en tiraje, en el que ponía en solfa a todo el mundo”...

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