Basurero, donde estás

Los yerbabuenenses se quejan porque la recolección de residuos se ha restringido, según ellos. En algunos barrios, el camión pasa dos veces por semana. Desde la Municipalidad, aseguran que la prestación es diaria. Pero el gerente de la empresa que brinda el servicio dice que no pueden cubrir toda la demanda

POSTAL RECURRENTE. Esta imagen ha sido tomada en una ciudad que es admirada por su entorno natural. Hoy, la basura se pudre en las calles. la gaceta/fotos de franco vera POSTAL RECURRENTE. Esta imagen ha sido tomada en una ciudad que es admirada por su entorno natural. Hoy, la basura se pudre en las calles. la gaceta/fotos de franco vera
09 Febrero 2015

Bianca Villagrán se asoma a una ventana de su casa. Es jueves, y desde una habitación ha oído ruido de motores. Aparta la cortina que la separa, y observa que sus bolsas de basura, que desde el viernes pasado iban amontonándose en un canasto, han sido recogidas. Entonces suspira.

“La recolección de basura es una lotería. No se sabe ni el día ni la hora en la que pasan”. Bianca vive en Yerba Buena, una comarca que se jacta de ser una de las más espléndidas de Tucumán. Pero desde hace unos meses, los desperdicios de sus habitantes se pudren a la vista de todos.

Al parecer, según los dichos de Bianca y de otros vecinos, el servicio de recolección de residuos domiciliarios se ha restringido durante el verano. En ciertas zonas, por ejemplo, los camiones pasan apenas dos o tres veces por semana.

Asco. Eso es lo que sienten muchas personas. Asco de ver su tierra inmunda. Mariela González -una vecina del barrio Viajantes- cuenta que estuvieron sin recolección desde el viernes hasta el miércoles último. Cinco días. Cinco días sin que el basurero se acuerde de ellos. “Esto es un desastre. Con el calor, afloran los olores nauseabundos”, añade. Adriana Olivera -otra residente de la zona- también se queja de la hediondez.

En el barrio Los Tarcos se oyen lamentos parecidos. Graciela Suárez sostiene que comúnmente la frecuencia es irregular. Pero aclara que esa situación ha empeorado. “Si saco las bolsas a la mañana y ellos han pasado de madrugada, tengo que esperar dos o tres días hasta que vuelvan”.

Las demandas se propagan por el barrio Marti Coll y alrededores. Eugenia Andrada cuestiona el sistema que utilizan, puesto que los empleados bajan lo embolsado de los canastos y lo amontonan en las esquinas, hasta que llega el camión. “Vienen los perros, rompen y desparraman”, se disgusta.

¡Ni hablar del Camino de Sirga! En diciembre, los habitantes del barrio Los Alisos juntaron sus sobras y estuvieron a punto de ir a arrojarlas al edificio municipal, ya que llevaban casi dos semanas sin recolección. Antes de que el propósito se hiciera noticia, el basurero los bendijo con su presencia.

“En el pedemonte, los deportistas nos topamos a diario con animales muertos y con basura”, relata el corredor Pablo Vega. “Los recolectores se fueron de vacaciones”, ironiza la escultora Claudia Díaz.

Gato encerrado
Y así, entre broncas y bolsas, transcurren los días veraniegos. No obstante, la Municipalidad aduce que la prestación se efectúa con normalidad. En voz del concejal oficialista Luciano Villegas, no hubo tal disminución. Aunque reconoce que puede haber ocurrido algún inconveniente con los camiones, o que puede haberse agravado la situación debido a las lluvias, reitera que “la basura se levanta todos los días”.

Luego, agrega que algunos habitantes contribuyen a desparramar sus desperdicios, porque los sacan fuera de horario o porque se los entregan a los carreros, quienes los arrojan en cualquier parte.

Pero los dichos de Villegas se oyen contradictorios si se escucha a Mario Criado, el gerente de Servicios y Construcciones La Banda, la empresa que tiene la concesión de la recolección en el municipio pedemontano.

“La verdad es que no damos abasto. Faltan camiones. No se va todos lo días a todos los barrios. Para atender una zona, se deja de asistir a otra”, confiesa.

Enseguida, el empresario explica que, de acuerdo al documento contractual, él debe aportar los conductores, el combustible y los vehículos. “Ellos diagraman los recorridos; es decir, me dicen a dónde ir. Me pagan por itinerario. Les doy unos 14 camiones por día, pero necesitan el doble para brindar una buena prestación”.

- ¿Cómo se soluciona esta situación?

- La Municipalidad tiene que ampliar el servicio. Falta que se incorpore a todos los barrios, todos los días. El contrato fue elaborado cuando la ciudad tenía 70.000 habitantes; hoy, son más de 100.000.

Esta no es la primera oportunidad en que se reduce la frecuencia de la prestación. De hecho, durante el verano del año pasado, en las ediciones de este diario se publicaron varios artículos al respecto.

En definitiva, mientras los responsables cruzan versiones, los yerbabuenses siguen aguardando a que pase el basurero. Y las moscas hacen dibujos en el aire.

Qué pasa con tus residuos
Tiramos una ballena.- Yerba Buena genera unas 120 toneladas de basura diarias. Casi el mismo peso de una ballena azul adulta, el animal más grande del mundo. Cada yerbabuenense produce unos 850 gramos de basura.

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Lo que no se hace.- De todos los residuos que genera Yerba Buena, la mitad es materia orgánica. Si fuera tratada, podría convertirse en abono, entre otras cosas. 

La primera vez.- En 2003, el por entonces interventor Jorge Lobo Aragón, firmó el primer contrato con la empresa Servicios y Construcciones La Banda, representada por Mario Delfor Criado. En esa ocasión se estableció un plazo de tres años, hasta enero de 2006, inclusive. Después, el trato fue renovado de manera automática en dos ocasiones por el intendente Daniel Toledo. 

El camino de las bolsas.- En cada uno de los camiones de Criado caben unas siete toneladas de basura. Las bolsas viajan desde las puertas de las casas hacia una instalación de transferencia que funciona en la comuna de San Felipe, en la capital. Allí, el Consorcio Público Metropolitano -un organismo integrado por los municipios de Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo y Yerba Buena- efectúa el transbordo a vehículos con más capacidad, en los que se conducen los restos a la planta de disposición final de residuos de Overá Pozo, al costado de la ruta provincial 327. 

Lo verde, a San José.- En cuanto a la basura verde, a esa compañía le compete levantar y limpiar las avenidas y las calles principales. La Municipalidad, en tanto, posee camiones propios, que recogen el verde del resto de la ciudad y lo trasladan a un vaciadero situado al final de la subida por la calle Franzolato, frente al loteo El Bernel, al norte de la avenida Perón. En verano ingresan a ese predio entre 20 y 30 camiones. Es el único vaciadero verde, dicen desde la intendencia.

Carreros.- En Yerba Buena, los carros están anotados en un registro municipal de la actividad de la tracción a sangre. En esa matrícula, hay unos 70 vehículos inscriptos. Según cálculos de Julio Herrera Piedrabuena, secretario de Obras Públicas, otros 35 estarían sin registro. 

Más de $ 4 millones anuales.- En el Proyecto de Presupuesto General de Gastos y Cálculos de Recursos de 2014 de la intendencia se estableció una erogación total para ese año de $ 4,3 millones para los servicios de recolección de residuos. Es decir, algo más de $ 300.000 mensuales. San Miguel de Tucumán paga $ 16 millones por mes por el servicio de recolección de residuos, barrido y limpieza de la vía pública a la firma Transportes 9 de Julio.


Yerba Sucia
Por Soledad Nucci
La basura flota en Yerba Buena. Salta a la vista en cualquier parte. Hay bolsas por doquier, y proliferan los basurales clandestinos.

¿Qué ocurre? Dicen los vecinos, en su mayoría, que el basurero pasa apenas dos o tres veces por semana.

La Municipalidad, no obstante, asegura que la prestación se efectúa de lunes a sábado, en todo el territorio, puesto que así lo establece el acuerdo con Servicios y Construcciones La Banda, que es la concesionaria.

Pero el tercero en discordia, Mario Criado, el gerente de esa compañía, aporta declaraciones que -de ser ciertas- resultan reveladoras.

Según él, desde la intendencia no quieren pagar para que se incorporen más barrios y camiones. Y con las prestaciones actuales -dice- resulta insuficiente.

Criado tiene la adjudicación desde 2003, cuando se firmó el primer contrato. En esa oportunidad, se estableció por un plazo de tres años, hasta enero de 2006, inclusive. Luego, el trato fue renovado de manera automática por el intendente Daniel Toledo en dos ocasiones.

Según el texto original, la empresa debe encargarse del servicio público de recolección, transporte y disposición final de residuos. Durante sus ocho años de gestión, Toledo no dio a conocer ningún nuevo documento, pese a que el objeto original ha sido modificado, puesto que la disposición final ya no le compete a esa firma.

El convenio establece también que la empresa aporta los camiones y los choferes. La recolección se hace con empleados municipales. La indumentaria de todo el personal, en tanto, le ha sido adjudicada a Servicios y Construcciones La Banda. Pero al parecer este requerimiento también quedó en el olvido, porque los basureros andan con remeras agujereadas y zapatillas.

En principio, el contrato se encuentra vencido (expiró el 31 de enero último).

Ante esto, surgen algunos interrogantes: ¿por qué cuando caduca el pacto se intensifican los inconvenientes? ¿Por qué, pese a los reclamos de los ciudadanos, esa empresa tiene la adjudicación de un servicio público desde hace más de una década? ¿Acaso no debería la Municipalidad controlar que el servicio se efectúe correctamente? ¿Son ciertos los dichos del gerente, de que la Municipalidad “estira” los servicios para ahorrar dinero?

En la gran urbe en la que se ha convertido Yerba Buena, mencionar a los residentes de barrios cerrados, por ejemplo, que viven a metros de un basural es referirse a los protagonistas de un relato extravagante. Cuántas cosas raras pasan aquí.

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