Villalba fue creado cardenal por el papa Francisco

El pontífice saludó afectuosamente al arzobispo emérito de Tucumán tras su nombramiento. Instó a los purpurados a "amar sin límites".

SALUDO AFECTUOSO. Villalba y Bergoglio trabajaron juntos durante varios años. REUTERS SALUDO AFECTUOSO. Villalba y Bergoglio trabajaron juntos durante varios años. REUTERS
14 Febrero 2015
El papa Francisco creó hoy 15 nuevos cardenales electores y otros cinco no electores, entre ellos Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán. En su mensaje a los purpurados, el pontífice exhortó a rechazar toda injusticia y a practicar la caridad con magnanimidad y benevolencia. "Mi nombramiento, más allá de mi persona, es un reconocimiento al noroeste argentino y a Tucumán", había dicho Villalba en una entrevista con LA GACETA.

En el segundo consistorio desde el inicio de su pontificado, Francisco ratificó su idea de descentralizar e internacionalizar el Colegio Cardenalicio, al nombrar purpurados de países en desarrollo y de otros que nunca tuvieron, como Cabo Verde, Tonga, Birmania, Mozambique, Nueva Zelanda y Panamá. El ritual se realizó en la basílica de San Pedro y de él participó el papa emérito Joseph Ratzinger, a quien Francisco estrechó en un abrazo al iniciar la ceremonia, de acuerdo con la agencia DyN.



Tras la profesión de fe y el juramento de práctica, el Papa entregó a cada uno el birrete de color rojo, signo del cardenalato, y el anillo. Francisco saludó afectuosamente a Villalba, quien fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina mientras él la presidía. El arzobispo emérito de Tucumán es uno de los cinco prelados jubilados que el pontífice sumó al Colegio Cardenalicio, pero que no tendrán derecho a voto en un futuro cónclave para elegir Papa, por tener más de 80 años.

Al dirigirse a los nuevos cardenales, Francisco señaló que quien recibe esta distinción debe tener "un fuerte sentido de la Justicia, de modo que no acepte ninguna injusticia. Que el Pueblo de Dios vea siempre en nosotros la firme denuncia de la injusticia". Los exhortó a practicar la caridad con magnanimidad y benevolencia, a "amar sin límites" y a "querer el bien, siempre y para todos, incluso para los que no nos aman".

Francisco les recordó: "Jesús no vino a enseñar una filosofía, una ideología, sino una vía, un camino y la calle se aprende caminando. Si prevalece la mentalidad del mundo, prevalecen rivalidades, envidias y facciones".

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