17 Febrero 2015
CON OTRA TONADA. Posan director y actrices de la puesta peruana. prensa “el tiempo de las mandarinas”
“El tiempo de las mandarinas” llegó a Perú. Un elenco de Lima estrenó en enero la obra del dramaturgo tucumano Rafael Nofal, ganadora de la última Fiesta Provincial del Teatro de Tucumán y representante de nuestra provincia en festivales regionales y nacionales. La puesta limeña fue dirigida por Alonso Chiri, y actuada por Mayleé Díaz Cachique, Eliana Fry García-Pacheco y Carla Valdivia Roselló.
El texto se refiere a mujeres que ya no están, que desaparecieron o fueron desaparecidas, y es una directa alusión a casos conocidos en el país (como los de Marita Verón o María Cash) que sobrevuelan permanentemente la conciencia social, pero enmarcados en una fuerte carga poética y simbólica. Por este motivo, la historia rompe las fronteras y llega a toda clase de públicos.
“Como dramaturgo y como director, soy básicamente un contador de historias, y en esta obra no cuento una historia en especial. Es como si la realidad se reflejara en un espejo roto y te devuelve imágenes fragmentadas, reconocibles porque remiten a lo mismo pero no es una sola fábula con principio, desarrollo y final”, le explicó a LA GACETA.
- ¿Cómo llegó la obra a Perú?
- Tuve la suerte de que esta pieza fuera seleccionada por el Celcit (el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) para ser publicada en su página de internet el año pasado, que es un sitio muy visitado por todos los teatristas de habla hispana y tuvo muchísimas “bajadas”. Supongo que así llegó a manos del grupo peruano, ya que sé muy poco de ellos. Por sus mails, sé que el director es joven y que trabajan en una sala pequeña, lo que es ideal para esta pieza. Del elenco no conozco demasiado. Sólo puedo decirte, por un corto video que recibí, que es muy extraño escuchar los textos en su tonada.
- ¿Te sorprendió este estreno?
- La verdad es que casi me había olvidado que le envié la autorización para el montaje. Lo recordé ahora, cuando recibí el material de prensa y publicidad, y me encantó lo poco que pude ver. Cada director en su contexto hace su lectura de la obra y es bueno dejarle ese espacio de libertad, porque convierte el texto en un hecho vivo, que se enriquece con la visión de cada uno.
- ¿Va a volver la obra a las salas de Tucumán?
- Creo que el elenco está abocado a la gira que va a hacer como ganador de la Fiesta del Teatro; no sé mucho más. En realidad trato de meterme lo menos posible, sólo intervengo cuando necesitan algo y me lo dicen.
- Tuviste un fin de año para el olvido, cuando un joven que había entrado a tu casa murió por un disparo que hiciste ¿Fue uno de los peores momentos de tu vida?
- No puedo estar hablando de teatro como si nada hubiera pasado. Fue de los peores momentos de mi vida, durísimo, con toda la carga de responsabilidad y de dolor que el hecho implica. Creo que con serenidad, terapia y mucha reflexión sobre lo sucedido, la vida se irá acomodando. Quedarán cicatrices, seguro, pero las cicatrices son parte de la vida.
- ¿Cuál es el próximo proyecto que tenés?
- No tengo proyectos de montaje; en realidad la cabeza no me daba para pensar nada en ese sentido. Sólo puedo decirte que Manuel Maccarini está ensayando otra obra mía para estrenar en junio.
El texto se refiere a mujeres que ya no están, que desaparecieron o fueron desaparecidas, y es una directa alusión a casos conocidos en el país (como los de Marita Verón o María Cash) que sobrevuelan permanentemente la conciencia social, pero enmarcados en una fuerte carga poética y simbólica. Por este motivo, la historia rompe las fronteras y llega a toda clase de públicos.
“Como dramaturgo y como director, soy básicamente un contador de historias, y en esta obra no cuento una historia en especial. Es como si la realidad se reflejara en un espejo roto y te devuelve imágenes fragmentadas, reconocibles porque remiten a lo mismo pero no es una sola fábula con principio, desarrollo y final”, le explicó a LA GACETA.
- ¿Cómo llegó la obra a Perú?
- Tuve la suerte de que esta pieza fuera seleccionada por el Celcit (el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) para ser publicada en su página de internet el año pasado, que es un sitio muy visitado por todos los teatristas de habla hispana y tuvo muchísimas “bajadas”. Supongo que así llegó a manos del grupo peruano, ya que sé muy poco de ellos. Por sus mails, sé que el director es joven y que trabajan en una sala pequeña, lo que es ideal para esta pieza. Del elenco no conozco demasiado. Sólo puedo decirte, por un corto video que recibí, que es muy extraño escuchar los textos en su tonada.
- ¿Te sorprendió este estreno?
- La verdad es que casi me había olvidado que le envié la autorización para el montaje. Lo recordé ahora, cuando recibí el material de prensa y publicidad, y me encantó lo poco que pude ver. Cada director en su contexto hace su lectura de la obra y es bueno dejarle ese espacio de libertad, porque convierte el texto en un hecho vivo, que se enriquece con la visión de cada uno.
- ¿Va a volver la obra a las salas de Tucumán?
- Creo que el elenco está abocado a la gira que va a hacer como ganador de la Fiesta del Teatro; no sé mucho más. En realidad trato de meterme lo menos posible, sólo intervengo cuando necesitan algo y me lo dicen.
- Tuviste un fin de año para el olvido, cuando un joven que había entrado a tu casa murió por un disparo que hiciste ¿Fue uno de los peores momentos de tu vida?
- No puedo estar hablando de teatro como si nada hubiera pasado. Fue de los peores momentos de mi vida, durísimo, con toda la carga de responsabilidad y de dolor que el hecho implica. Creo que con serenidad, terapia y mucha reflexión sobre lo sucedido, la vida se irá acomodando. Quedarán cicatrices, seguro, pero las cicatrices son parte de la vida.
- ¿Cuál es el próximo proyecto que tenés?
- No tengo proyectos de montaje; en realidad la cabeza no me daba para pensar nada en ese sentido. Sólo puedo decirte que Manuel Maccarini está ensayando otra obra mía para estrenar en junio.
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