23 Febrero 2015
QUIERE GANARSE UN LUGAR. Ángel Viotti pasó la prueba en San Martín y ahora va por un puesto dentro del equipo titular. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ (ARCHIVO)
Tiene 20 años y de la tonada santiagueña sólo le quedan retazos. Muy poquitos. Es que Ángel Viotti dejó su ciudad a los 12 y se mudó a Liniers, donde vivió hasta este 2015, cuando San Martín le abrió las puertas.
Fue Vélez el que lo vio crecer, el que le inculcó el fútbol como profesión, ya que antes sólo Sarmiento de La Banda lo había tenido entre sus filas (fue de las infantiles desde los cuatro años). Sin embargo, el “santo” se cruzó en su camino el año que “El Fortín” dejó de ser su casa. “Lo que pasó fue que el club no me hizo contrato, entonces mi representante consiguió la oportunidad en San Martín. Obvio que me interesó, porque es grande y mueve mucha gente. Vine a probarme y por suerte quedé”, contó su historia este lateral por derecha que también puede hacer la banda izquierda (incluso ser volante).
La carta de presentación de Viotti fue el clásico ante Atlético en La Ciudadela. “Creo que ese partido me ayudó mucho porque a pesar de la derrota estuvimos a la altura. Estaba nervioso porque fue raro para mí: nunca había jugado en la primera, ni con tanta gente así como estuvo esa cancha. Pero quedé muy contento”, reconoció el jugador que luego de la primera vez se propuso pelear un lugar en el equipo de Darío Tempesta.
Para eso, Ángel confía en su pasado, ese que tuvo como verdadero hijo del “Fortín”. “Se trata de un club muy grande, una institución muy buena que me ayudó un montón en mi corta carrera. Aprendí muchas cosas y espero que me sirvan”, sueña. El lateral también recuerda esos momentos en la reserva cuando llegaba el equipo de la primera para hacer reducidos. “A mí me tocó seguido enfrentarlos y puedo decir que compartí mucho con los mejores. Eso sí, de los grosos el más difícil de marcar fue Mauro Zárate. Cómo juega...”, recordó Viotti, de cuando se codeaba con jugadores estrella.
Su otra gran experiencia, la misma que pretende volcar en La Ciudadela, es el Sudamericano sub 17 que jugó en 2010. “Fue en Uruguay. A eso no me lo voy a olvidar nunca”, asegura. En aquellos momentos le tocó compartir cancha con jugadores como Lucas Ocampos, Federico Andrada y Leandro Paredes, todos de su misma camada (categoría 94).
“Todo sirve”, insiste este santiagueño que jamás imaginó volver a estar tan cerca de su familia después de tantos años en la capital. “Si digo que me imaginaba estar hoy en San Martín estaría mintiendo. Me costó mucho estar lejos, pero me acostumbré y ahora hasta reconozco que extraño Buenos Aires”, dice Viotti, ya como un “santo” más, que espera ahora acostumbrarse a La Ciudadela.
Fue Vélez el que lo vio crecer, el que le inculcó el fútbol como profesión, ya que antes sólo Sarmiento de La Banda lo había tenido entre sus filas (fue de las infantiles desde los cuatro años). Sin embargo, el “santo” se cruzó en su camino el año que “El Fortín” dejó de ser su casa. “Lo que pasó fue que el club no me hizo contrato, entonces mi representante consiguió la oportunidad en San Martín. Obvio que me interesó, porque es grande y mueve mucha gente. Vine a probarme y por suerte quedé”, contó su historia este lateral por derecha que también puede hacer la banda izquierda (incluso ser volante).
La carta de presentación de Viotti fue el clásico ante Atlético en La Ciudadela. “Creo que ese partido me ayudó mucho porque a pesar de la derrota estuvimos a la altura. Estaba nervioso porque fue raro para mí: nunca había jugado en la primera, ni con tanta gente así como estuvo esa cancha. Pero quedé muy contento”, reconoció el jugador que luego de la primera vez se propuso pelear un lugar en el equipo de Darío Tempesta.
Para eso, Ángel confía en su pasado, ese que tuvo como verdadero hijo del “Fortín”. “Se trata de un club muy grande, una institución muy buena que me ayudó un montón en mi corta carrera. Aprendí muchas cosas y espero que me sirvan”, sueña. El lateral también recuerda esos momentos en la reserva cuando llegaba el equipo de la primera para hacer reducidos. “A mí me tocó seguido enfrentarlos y puedo decir que compartí mucho con los mejores. Eso sí, de los grosos el más difícil de marcar fue Mauro Zárate. Cómo juega...”, recordó Viotti, de cuando se codeaba con jugadores estrella.
Su otra gran experiencia, la misma que pretende volcar en La Ciudadela, es el Sudamericano sub 17 que jugó en 2010. “Fue en Uruguay. A eso no me lo voy a olvidar nunca”, asegura. En aquellos momentos le tocó compartir cancha con jugadores como Lucas Ocampos, Federico Andrada y Leandro Paredes, todos de su misma camada (categoría 94).
“Todo sirve”, insiste este santiagueño que jamás imaginó volver a estar tan cerca de su familia después de tantos años en la capital. “Si digo que me imaginaba estar hoy en San Martín estaría mintiendo. Me costó mucho estar lejos, pero me acostumbré y ahora hasta reconozco que extraño Buenos Aires”, dice Viotti, ya como un “santo” más, que espera ahora acostumbrarse a La Ciudadela.
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