Zumba: El ritmo que baila todo el mundo

“Es fitness, un trabajo aeróbico en el que trabajás todos los músculos. Es un baile que pone de buen humor. Creo que es lo que más sorprende a la gente”.

A las tres de la tarde. Justo a la hora de la modorra las luces del boliche se encienden. En un antro de pleno centro, de escaleras negras y paredes rojas la gente se amontona. Llegan con sus botellitas de agua. Saben que se van a agitar y eso les dará sed. Charlan y se ríen en la previa. La música se escucha, pero no ensordece. Todavía.

Entonces todos miran hacia el mismo lado. Hugo Mendieta (foto) sube al escenario y en ese momento el grito se hace uno. La platea ya está loca, aplaude y ni siquiera comenzó a moverse. Ya se olvidaron que a esa hora podrían estar durmiendo la siesta como un tucumano promedio. Sube el volumen

“Me quema, me quema y el fuego en mis venas me pone a bailar”

- ¿Qué es esto?

- ¡Zumba!, grita la clase con euforia.

Es la Zumba que ha puesto a bailar al mundo entero. La gimnasia que pregona que no es gimnasia, sino fiesta. Que promete quemar unas 1.000 calorías por clase y donde se baila desde una quebradita mexicana hasta el más callejero hip hop. Sin cortes, sin espejos y sin un eufórico profesor de aerobic gritando: ¡Vamos! ¡Una vez más! ¡La del fondo que no se quede! Tan noventoso.

En Tucumán aterrizó hace menos de un año y las clases se poblaron de personas de todas las edades. Aquí son pocos los profesores que cuentan con la certificación internacional Zumba Fitness. Esta disciplina ha convertido a su creador, Alberto “Beto” Pérez en una celebridad (y en multimillonario). Con su marca se venden Cd, Dvd, ropa deportiva, calzados, accesorios y la certificación para ser instructor de Zumba.

El año pasado fue el coreógrafo oficial de la canción del mundial de Brasil interpretada por Pitbull, Jennifer López y Claudia Leitte. Antes trabajó con Shakira como coreógrafo de sus shows. En la página oficial figura que se practica en más de 184 países y ya hay 4 millones de personas que se unieron a la fiesta zumbera.

Party, party
Después de media hora de clase transpiran hasta la paredes. La sincronía no es perfecta, pero hay 70 personas que le ponen ganas. Van para un lado, para el otro, saltan, sacuden, menean, levantan los brazos y tratan de seguirle el ritmo al instructor que a esa altura podría poner a bailar hasta las columnas del lugar.

Muchos temas son populares y todos cantan porque otra de las claves de esta disciplina es que la música sea conocida, así dan más ganas de bailar.

También se cuelan los hitazos zumberos donde se repite ¡Zumba! como un mantra energético.

Mariela Vega comenzó hace unos meses cuando pesaba más de 110 kilos. Y jura que a puro baile ha logrado bajar más de 20.

No es raro encontrar a los que creían que tendrían que volver a nacer antes de meterse en un gimnasio. Esos que ni con el abono pagado iban a las clases.

Verónica Núñez, de 31 años, recibió trasplante de córnea y durante más de un año no pudo realizar actividad física. Su problema de salud, el hecho de haber estado en lista de espera y todo lo que su enfermedad acarreó le bajó tanto el ánimo que pensó que no podría recuperarse nunca. Hasta que una amiga la animó para que fuera a Zumba y ahí está, feliz. Su testimonio es tan fuerte como los que se convierten y van por el mundo pregonando el milagro.

La receta creada por el colombiano “Beto” no tiene muchos secretos. El baile pone de buen humor, disminuye el estrés y, de paso, moldea el cuerpo. Eso que hace décadas que la gente hace en los boliches, el colombiano lo convirtió en una marca y la añadió ingredientes para que no sea sólo una clase de baile. El nombre no se sabe muy bien si viene de “Zumbar” (vibrar) o de “rumba” (Fiesta).

“Es fitness, un trabajo aeróbico en el que trabajás todos los músculos. Creo que es lo que más sorprende a la gente”, sintetiza Mendieta, instructor certificado de Zumba, junto a Paula y Myriam.

Lo que sucede con Zumba también pasa con otras disciplinas, como el Cross Fit (entrenamiento funcional). Cada vez se buscan más alternativas al gimnasio tradicional, a la rutina de aparatos o al tedio de una clase de spinning.

Dónde podés aprender

- Jockey Gym. Todos los días en las distintas sucursales. Consultar los días y horarios.

- Ahimaná, Jujuy 165. Lunes, miércoles y viernes a las 18 y 19. Facebook: /emilse.herrera

- Charlotte, Laprida 385. Todos los días consultar los horarios. San Martín 1075. Sábados a las 18. Facebook: /zumbaconhugo

PARA TODOS
Una disciplina que no entiende de edades ni de límites

Esta disciplina se divide en varias categorías: Zumba Kids, Zumba gold, Zumba Basic, Zumba step, Zumba Toning, Agua Zumba, Zumba sentao. Es por eso que los expertos aseguran que la puede realizar desde un niño hasta una persona adulta o con alguna discapacidad motriz.

EMILSE HERRERA
Es un baile que crea adicción

“Todas las clases son distintas. Podés empezar con un rock and roll y terminar con una bachata, y esto lo hace tan adictivo”, cuenta Emilse Herrera, instructora que da clases en Ahimaná. Arrancó en febrero y pensó que en la primera clase serían muy pocos en el grupo. Se sorprendió: el primer día había unas 45 personas y nunca bajó el número de alumnos. “Al ser un trabajo tan aeróbico eso hace que se quemen entre 800 y 1.000 calorías por clase. Sin darte cuenta trabajás pantorrillas, glúteos, todos los músculos”

JULIETA LAZARTE
La clase pasa volando

“Hace 22 años que doy clases de baile y cuando me propusieron hacer la certificación para ser instructora de Zumba pensé que me iba a encontrar con más de lo mismo”, dice Julieta Lazarte, que enseña en el Jockey desde 2014. Pero se dio con una disciplina divertida y gran variedad de ritmos que hacen que la hora se pase volando. “Muchos vienen a desenchufarse o porque las clases de aeróbic o spinning les resultan monótonas”, admite. Lo mejor, dice, es que es divertido y que el trabajo cardiovascular y localizado es muy bueno.

HUGO MENDIETA
La música no para nunca

“El éxito creo que viene porque se hace hincapié en el plano emocional. Cuando tomé clases con Beto él te transmite eso”, comenta el instructor Hugo Mendieta. Reconoce que para los profesores también es un desafío porque muchos llegan acostumbrados a las clases con coreografías y a cortar la música, es decir, a separalos temas “Con esta disciplina eso no pasa. Es todo más desestructurado y la música no para, los temas se enganchan unos con otros”.

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