San Martín: desahogo de 349 días para Maximiliano Rodríguez

El volante volvió a hacer fútbol tras superar una rotura de ligamentos.

UNO MÁS. “Maxi” Rodríguez hizo la pretemporada junto al plantel de Tempesta y trabajó con normalidad, igual que el grupo. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO UNO MÁS. “Maxi” Rodríguez hizo la pretemporada junto al plantel de Tempesta y trabajó con normalidad, igual que el grupo. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
08 Marzo 2015
La espera se hizo eterna y es porque justamente tuvieron que pasar 11 meses, una semana y cinco días hasta que Maximiliano Rodríguez pudo volver a ponerse la casaca N°5 de San Martín para salir a jugar. La ocasión fue un amistoso que el equipo de Darío Tempesta asumió ayer con un “11” totalmente alternativo ante un combinado de Trancas, a beneficio de un vecino (Luis Valdiviezo) que sufrió doble fractura de cadera.

El duelo terminó 1-1 (al gol lo hizo el juvenil Carlos Herrera) pero lo más importante fue la reaparición de “Maxi” en el campo tras superar una larga rehabilitación por romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, allá por el 23 de marzo de 2014, jugando en Gualeguaychú ante Juventud Unida. “Gracias a Dios ya estoy otra vez en ritmo y la verdad muy contento de poder estar jugando, y sobre todo acompañando al grupo”, se desahogó el mismo “Maxi” que pasó casi todo el año pasado entrenando solo en el gimnasio, como parte de una dura rehabilitación.

“Todo se hizo muy complicado. Tuve que hacer mucho esfuerzo y sacrificarme después de mucho tiempo de estar parado. Por eso ahora estoy tratando de volver a poner los motores en marcha para estar a disposición del nuevo cuerpo técnico”, cuenta el volante que se probó en San Martín cuando al equipo lo dirigía Carlos Roldán hace dos temporadas, y quedó.

“Maxi” vio pasar de reojo el desfile de técnicos en La Ciudadela, y el no poder ayudar en los malos momentos le dolió tanto como la lesión. “Daba impotencia. Tenía ansiedad de ayudar y me bajoneó no poder hacerlo”, contó el jugador que se aferró a la familia y al trabajo para salir a flote.

Después de una pretemporada a la par del grupo, Rodríguez renovó su ilusión y la palabra de Tempesta lo dejó tranquilo. “El DT me dijo que lo mío era especial, quedó muy contento porque trabajé a la par de mis compañeros y no sentí casi la inactividad. Me dijo que me va a tener en cuenta”, comentó el jugador oriundo de Famaillá, que promete en esta etapa afinar el trato con la pelota para estar totalmente en ritmo. “Trataré de tomar las cosas con calma para ganarme un lugar”, aseguró “Maxi” entendiendo que siempre tuvo que pelearla de abajo y que este año no cambiará su costumbre de guerrero.

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