El sueño eterno de volver de la muerte

12 Marzo 2015
La presencia de Olivia Wilde en pantalla grande siempre resulta inquietante, sea en un drama como “Sólo tres días”, una comedia (“El increíble Burt Wonderstone”) o el western más extraño de los últimos tiempos: “Cowboys versus aliens”.

Su rostro, popularizado al haber interpretado a la doctora Remy Hadley (conocida como Trece) en la serie “Dr. House”, vuelve a convocar en “Resucitados”, el título en castellano de la película norteamericana “The Lazarus effect”, mucho más atractivo y que deja lugar a una intriga por lo menos inicial.

La historia se centra en un grupo de estudiantes de medicina que mapea la actividad del cerebro humano, momento en que accidentalmente muere uno de los integrantes. En la desesperación por reanimarlo, le inyectan el suero experimental Lazarus, cuyo nombre evoca al revivido por Jesús según la Biblia, a quien luego se le pierde el rastro.

Quizás ése sea uno de los aspectos más movilizantes: ¿qué puede pasarle a una persona si regresa del más allá? Así como era impredecible el futuro de Lázaro luego de haber despertado, tampoco están claras las consecuencias del uso del suero soñado por los que quieren vivir por siempre.

Ese intento de lograr la vuelta a la vida de los muertos, para lo cual los protagonistas se debaten desde sus egos, ambiciones y estrategias, entra en disputa la necesidad de mantener el secreto o de darlo a conocer al mundo, con su propia sobrevivencia ante los poderes extraños que desperaron en la científica recuperada (Wilde -foto-, quien cumplió 31 años el martes y es vegana, por si a alguien le interesa).

David Gelb debuta en la ficción con esta cinta, luego de una trayectoria como documentalista en la que resalta “Jiro dreams of sushi”, sobre el maestro japonés de sushi Jiro Ono y la renovación generacional en su prestigioso restaurante en Tokio. La película fue producida por Jason Blum, quien acredita un gran olfato como responsable de la saga de “Actividad paranormal” o la recientemente nominada al Oscar a la mejor película, “Whiplash”, salida del circuito independiente.

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