El 47,5% de los asalariados no está registrado

La tasa de desocupación entre las mujeres tucumanas de hasta 29 años cerró 2014 en 23,8%, 10 puntos porcentuales más que en 2013

EN ASCENSO. La tasa de desocupación juvenil femenina triplicó el índice general de Tucumán, que fue del 7,5%. la gaceta / foto de oscar ferronato (archivo) EN ASCENSO. La tasa de desocupación juvenil femenina triplicó el índice general de Tucumán, que fue del 7,5%. la gaceta / foto de oscar ferronato (archivo)
14 Marzo 2015
El mercado de trabajo de Tucumán ha cerrado un 2014 para el olvido. La informalidad laboral creció un punto y la tasa de desempleo entre las mujeres de hasta 29 años que residen en el Gran Tucumán-Tafí Viejo se incrementó 10 puntos porcentuales respecto del año anterior. Traducido en cifras, unas 138.000 personas ocupadas no fueron registradas por sus empleadores. Esto representa el 47,5% de la población que denunció que ocupa un puesto y que cobra un salario regularmente. Ese índice es el segundo más elevado entre los 31 aglomerados urbanos de la Argentina, posición que comparte con Concordia (Entre Ríos).

La tasa más elevada se registró en Santiago del Estero-La Banda, con el 49,6% de los asalariados en la informalidad laboral, tres puntos más que en 2013. Los datos surgen de la Encuesta Permanente de Hogares dada a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

El informe oficial reveló que el 34,3% de los empleados en relación de dependencia no estaba inscriptos al cierre de 2014. Este resultado mostró un incremento de 0,8 punto porcentual respecto a 2013, cuando la porción de trabajadores en negro correspondía al 33,5%, consignó la agencia DyN.

Con una población económicamente activa de 18 millones de personas y una desocupación de 6,9%, la cantidad de trabajadores asalariados es de 12,8 millones. Sobre este total, cerca de 4,4 millones no están registrados y en consecuencia, unos 100.000 empleados perdieron estabilidad laboral durante 2014. Esta precarización del empleo se produjo durante un año de fuerte desaceleración de la actividad económica.

Los indicadores socioeconómicos del Indec desnudaron, además, la profundización del problema laboral para las jóvenes tucumanas. El 23,8% de las mujeres de hasta 29 años están desocupadas (en 2013 la tasa fue del 13,6%). Este resultado prácticamente triplicó la tasa general del principal aglomerado urbano que, al cierre del año anterior, fue del 7,5%. A su vez, el desempleo entre los jóvenes alcanzó al 10,9%, lo que implicó una mejora de casi un punto porcentual. “Esta situación es típica de todo mercado de trabajo en el mundo. En general, la tasa de desempleo juvenil duplica a la general, pero en mercados más precarizados como el nuestro suelen triplicarse”, observó Eduardo Donza, investigador de la Universidad Católica Argentina (UCA). A su juicio, a las jóvenes se les ofrece menos variedad de puestos por segregación horizontal. “Las mujeres están muy presentes en algunas actividades (docencia, servicios de salud o personales y cuidados y asistencia médica) y casi nula en otras. Entonces, habría que lanzar capacitaciones que rompan esa tendencia”, sugiere. Donza cree que las jóvenes muchas veces no buscan trabajo o lo hacen en forma selectiva porque colaboran en la casa o cuidan a sus hermanos.

José Blunda, director de +Personas, sostiene a su vez que el mercado laboral de las mujeres se concentra en un conjunto reducido de ocupaciones, muchas de las cuales tienen altos índices de informalidad (peluqueras, vendedoras en comercio, enfermeras u oficios domésticos, entre otros). Por otro lado, el consultor observa que hay una cuestión casi tradicional en el mercado de trabajo argentino que es que, por esa suerte de discriminación, los puestos para ellas se concentren en roles de menor jerarquía, muy propensos a la informalidad laboral. “Esta mirada machista también hace que en algunos rubros se mire con algún perjuicio negativo para la mujer por su doble rol trabajo-familia”, indica. “Estas son variables que la posicionan en desventaja en el mundo del trabajo, tanto para el acceso como para la permanencia en el empleo”, acota Blunda.

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