18 Marzo 2015
BRASILIA.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que en democracia “se respetan las urnas y la voz de las calles”, al referirse a las multitudinarias protestas que ayer se realizaron en varias ciudades del país y adelantó que presentará un paquete de medidas para reforzar el combate a la corrupción, una de las principales demandas de las manifestaciones.
Durante la ceremonia de sanción de un nuevo código de proceso civil, que reduce la burocracia en trámites judiciales, Rousseff subrayó que la ausencia de incidentes en las protestas son “una inequívoca prueba de que Brasil es un país democrático que, a diferencia de otros, convive pacíficamente con manifestaciones”. Y garantizó que, a diferencia de las épocas en que el país fue gobernado por la dictadura militar, “nunca más se verá que las personas que manifiesten su opinión, así sea contra la presidenta de la República, vayan a sufrir consecuencias”.
Las manifestaciones del domingo, que según cifras de la policía reunieron a 1,7 millones de personas, fueron convocadas por ciudadanos descontentos y grupos de la oposición que protestaron por la situación económica y los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, aunque un sector minoritario llegó a exigir la destitución de Rousseff y hasta una “intervención” militar.
En alusión a esos grupos más radicales, la mandataria dijo que “en democracia se respetan las urnas y las calles” y apuntó que su gobierno “respeta y escucha con atención a todas las voces”, pues está volcado a mejorar la vida de quienes lo respaldan y también de aquellos que se oponen y destacó que, por su carácter pacífico, las manifestaciones demostraron que “Brasil es un país que, frente a las invitaciones a la anormalidad política, elige el camino de la democracia”. En relación a las demandas, la jefa de Estado quien inició hace menos de tres meses su segundo mandato, reiteró que presentará un nuevo paquete de medidas para reforzar el combate a la corrupción.
En esa línea, aseguró que tratará con humildad de “abrir el diálogo con quién tenga que hablar”, y respondió al mensaje del titular de la Cámara Baja, Eduardo Cunha del PMDB, investigado por la Justicia por las denuncias en Petrobras, quién había asegurado que “la corrupción no está en el Legislativo, sino en el Ejecutivo”: “Esta discusión no ha nacido hoy. La corrupción es vieja y no perdona a nadie, ni siquiera al sector privado; puede estar en cualquier lugar. El dinero tiene este poder corruptor y tenemos que estar atentos”. Sobre las quejas de los manifestantes por la situación económica, la mandataria insistió en que su gobierno se ha visto “obligado” a aplicar un ajuste fiscal, reducir subsidios y aumentar la carga tributaria, debido al impacto de la crisis global. (DPA)
Durante la ceremonia de sanción de un nuevo código de proceso civil, que reduce la burocracia en trámites judiciales, Rousseff subrayó que la ausencia de incidentes en las protestas son “una inequívoca prueba de que Brasil es un país democrático que, a diferencia de otros, convive pacíficamente con manifestaciones”. Y garantizó que, a diferencia de las épocas en que el país fue gobernado por la dictadura militar, “nunca más se verá que las personas que manifiesten su opinión, así sea contra la presidenta de la República, vayan a sufrir consecuencias”.
Las manifestaciones del domingo, que según cifras de la policía reunieron a 1,7 millones de personas, fueron convocadas por ciudadanos descontentos y grupos de la oposición que protestaron por la situación económica y los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, aunque un sector minoritario llegó a exigir la destitución de Rousseff y hasta una “intervención” militar.
En alusión a esos grupos más radicales, la mandataria dijo que “en democracia se respetan las urnas y las calles” y apuntó que su gobierno “respeta y escucha con atención a todas las voces”, pues está volcado a mejorar la vida de quienes lo respaldan y también de aquellos que se oponen y destacó que, por su carácter pacífico, las manifestaciones demostraron que “Brasil es un país que, frente a las invitaciones a la anormalidad política, elige el camino de la democracia”. En relación a las demandas, la jefa de Estado quien inició hace menos de tres meses su segundo mandato, reiteró que presentará un nuevo paquete de medidas para reforzar el combate a la corrupción.
En esa línea, aseguró que tratará con humildad de “abrir el diálogo con quién tenga que hablar”, y respondió al mensaje del titular de la Cámara Baja, Eduardo Cunha del PMDB, investigado por la Justicia por las denuncias en Petrobras, quién había asegurado que “la corrupción no está en el Legislativo, sino en el Ejecutivo”: “Esta discusión no ha nacido hoy. La corrupción es vieja y no perdona a nadie, ni siquiera al sector privado; puede estar en cualquier lugar. El dinero tiene este poder corruptor y tenemos que estar atentos”. Sobre las quejas de los manifestantes por la situación económica, la mandataria insistió en que su gobierno se ha visto “obligado” a aplicar un ajuste fiscal, reducir subsidios y aumentar la carga tributaria, debido al impacto de la crisis global. (DPA)