19 Marzo 2015
ORACIÓN. Netanyahu reza ante el Muro de los Lamentos, tras el triunfo. Reuters
TEL AVIV.- El líder derechista Benjamín “Bibi” Netanyahu revalidó su apodo de “El mago”, cuando pese a todos los sondeos la resonante victoria electoral de su partido Likud lo llevó por cuarta vez al cargo de primer ministro israelí.
Con el 95% de los votos contabilizados, Netanyahu, venció por 30 bancas a 24 en las parlamentarias a Isaac Herzog, quien encabezaba la coalición Campo Sionista, y se abocó a la formación de un gobierno puro de derecha dura en Israel.
El triunfo de su partido, el Likud, sobre Herzog y su ex ministra Tzipi Livni, otorga a Netanyahu la condición de ser el primer israelí nativo que accedió al cargo de premier, y ahora el único que fue electo en cuatro oportunidades.
Tanto el canciller Avigdor Lieberman como el ultrarreligioso, Naftali Bennett, se apresuraron a informar que estaban dispuestos a formar gobierno con Netanyahu, luego de que el premier los convocara en su exultante discurso junto con el resto del “campo nacional”. El sorpresivo resultado propagó inquietud en la región y mundial por el proceso de paz en Medio Oriente.
Ante la perspectiva cierta de que un gobierno de Netanyahu sea más duro aún que el precedente, Herzog desistió de todo acuerdo de “unidad nacional”, según declaró.
La dirigencia palestina fue tajante: funcionarios dijeron que los israelíes al reelegir a Netanyahu después de que negó que pudiera existir un Estado palestino, revelaban que no eran un socio para hablar de paz. Y reclamaron que la comunidad internacional tenía que dejar de defender a “Bibi”. (Télam)
Con el 95% de los votos contabilizados, Netanyahu, venció por 30 bancas a 24 en las parlamentarias a Isaac Herzog, quien encabezaba la coalición Campo Sionista, y se abocó a la formación de un gobierno puro de derecha dura en Israel.
El triunfo de su partido, el Likud, sobre Herzog y su ex ministra Tzipi Livni, otorga a Netanyahu la condición de ser el primer israelí nativo que accedió al cargo de premier, y ahora el único que fue electo en cuatro oportunidades.
Tanto el canciller Avigdor Lieberman como el ultrarreligioso, Naftali Bennett, se apresuraron a informar que estaban dispuestos a formar gobierno con Netanyahu, luego de que el premier los convocara en su exultante discurso junto con el resto del “campo nacional”. El sorpresivo resultado propagó inquietud en la región y mundial por el proceso de paz en Medio Oriente.
Ante la perspectiva cierta de que un gobierno de Netanyahu sea más duro aún que el precedente, Herzog desistió de todo acuerdo de “unidad nacional”, según declaró.
La dirigencia palestina fue tajante: funcionarios dijeron que los israelíes al reelegir a Netanyahu después de que negó que pudiera existir un Estado palestino, revelaban que no eran un socio para hablar de paz. Y reclamaron que la comunidad internacional tenía que dejar de defender a “Bibi”. (Télam)