28 Marzo 2015
EN ADÉN. Milicianos gubernamentales toman posiciones para el combate. reuters
SANÁ.- Arabia Saudí y sus aliados volvieron a bombardear posiciones de los rebeldes chiitas en la capital de Yemen por segundo día consecutivo, para impedir que consoliden sus posiciones, luego de la huida del presidente del país. Miles de residentes intentaban huir de la ciudad. La intervención militar saudí genera preocupación en la esfera internacional por una posible propagación del conflicto en la región.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammed Yawad Zarif, advirtió de los destructivos efectos para la región que podría tener la intervención saudí. “Estimaciones estratégicas erróneas y ambiciones desproporcionadas podrían tener consecuencias devastadoras para la región”, dijo. Irán, que apoya a la minoría rebelde hutí, que pertenece a la rama chiita ya condenó los ataques saudíes y dijo que eran contraproducentes. Según Zarif, en esta fase, las naciones de la región deberían justamente impedir que se agudice la crisis.
La coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí inició la noche del miércoles una serie de ataques aéreos para impedir que siguieran avanzando los insurgentes que en los últimos meses han tomado amplias partes del país, así como la capital. Esta semana llegaron a las puertas de la ciudad portuaria de Adén, en el sur. El canal de noticias Al Arabiya informó que también fueron bombardeadas posiciones de la Guardia Republicana, un cuerpo que responde al ex presidente Ali Abdulá Saleh, aliado con los hutíes.
Los adversarios acusan a Saleh de haber alentado el levantamiento de los insurgentes. Con esta intervención militar, la coalición saudí respalda al presidente de Yemen, Abed Rabbo Mansur Hadi, quien en febrero consiguió huir del arresto domiciliario al que lo habían sometido los hutíes en Saná.
Actualmente Hadi se encuentra en Arabia Saudí y viajará a Sharm el Sheij, en Egipto, para la cumbre de la Liga Árabe. Los hutíes por su parte están contando con el apoyo de Irán. Con esta intervención militar, denominada “Tormenta Decisiva”, Arabia Saudí quiere impedir que crezca la influencia de Teherán en la región. En esta coalición participan varios gobiernos árabes y casi todos los países del Golfo. También Estados Unidos la apoya.
La iniciativa de Riad abre un nuevo frente en la creciente pulseada con Irán por el poder regional, en el que Teherán apoya a Bashar al-Assad en Siria enfrentado a rivales mayoritariamente suníes y a Irak, donde las milicias chiíes están jugando un papel destacado en los combates contra los yihadistas del ISIS. (DPA-Reuters)
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammed Yawad Zarif, advirtió de los destructivos efectos para la región que podría tener la intervención saudí. “Estimaciones estratégicas erróneas y ambiciones desproporcionadas podrían tener consecuencias devastadoras para la región”, dijo. Irán, que apoya a la minoría rebelde hutí, que pertenece a la rama chiita ya condenó los ataques saudíes y dijo que eran contraproducentes. Según Zarif, en esta fase, las naciones de la región deberían justamente impedir que se agudice la crisis.
La coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí inició la noche del miércoles una serie de ataques aéreos para impedir que siguieran avanzando los insurgentes que en los últimos meses han tomado amplias partes del país, así como la capital. Esta semana llegaron a las puertas de la ciudad portuaria de Adén, en el sur. El canal de noticias Al Arabiya informó que también fueron bombardeadas posiciones de la Guardia Republicana, un cuerpo que responde al ex presidente Ali Abdulá Saleh, aliado con los hutíes.
Los adversarios acusan a Saleh de haber alentado el levantamiento de los insurgentes. Con esta intervención militar, la coalición saudí respalda al presidente de Yemen, Abed Rabbo Mansur Hadi, quien en febrero consiguió huir del arresto domiciliario al que lo habían sometido los hutíes en Saná.
Actualmente Hadi se encuentra en Arabia Saudí y viajará a Sharm el Sheij, en Egipto, para la cumbre de la Liga Árabe. Los hutíes por su parte están contando con el apoyo de Irán. Con esta intervención militar, denominada “Tormenta Decisiva”, Arabia Saudí quiere impedir que crezca la influencia de Teherán en la región. En esta coalición participan varios gobiernos árabes y casi todos los países del Golfo. También Estados Unidos la apoya.
La iniciativa de Riad abre un nuevo frente en la creciente pulseada con Irán por el poder regional, en el que Teherán apoya a Bashar al-Assad en Siria enfrentado a rivales mayoritariamente suníes y a Irak, donde las milicias chiíes están jugando un papel destacado en los combates contra los yihadistas del ISIS. (DPA-Reuters)