El ping pong de los bloopers en La Ciudadela

En el 0-0 entre San Martún y Zapla hubo más torpezas que jugadas de gol.

MAL PARTIDO. Bossio jugó un muy mal primer tiempo y cometió muchos errores. la gaceta / foto de antonio ferroni MAL PARTIDO. Bossio jugó un muy mal primer tiempo y cometió muchos errores. la gaceta / foto de antonio ferroni
“Las cámaras de televisión nunca se apagan”, decía Susana Giménez en su programa diario, antes de presentar el segmento de los bloopers. Casi a escondidas, grababan los errores de la conductora y el staff del equipo. Ayer, ante la vista de todos y a sabiendas de que las cámaras estaban encendidas, entre San Martín y Zapla se encargaron cometer torpezas dignas de recopilarlas como hacía la diva de los teléfonos en los ‘90.

Esa píldora que seguramente ocupa varios minutos más que el ping pong de las ocasiones de gol, empieza con la cantidad de pelotazos a la tribuna que enviaron defensores, mediocampistas y delanteros de ambos equipos.

El eje central del resumen es la jugada que protagonizaron Diego Bucci y Jesús Soraire cuando transcurrían 37 minutos del segundo tiempo. Cerca el volante del delantero y la pelota fue hacia su sector. Con el arco en diagonal y el marcador en cero, los dos pensaron que era un buen momento para rematar. Ambos hicieron el movimiento de disparo, pero sin detectar la presencia del otro y terminaron golpeándose entre ellos. La pelota no obedeció a ningún pie y salió despacio hacia uno de los defensores jujeños.

Más que lamentarse, algunos plateístas optaron por la salida más saludable: una carcajada. La gran cantidad de pases cortos que terminaban en el jugador equivocado tienen su lugar en el micro.

Faltando cinco minutos para que el partido se acabe, Diego Pascuttini hizo de las suyas y eso que era el 10 del visitante. Mentalizados en defender el empate, el volante se aprestaba a despejar una pelota que llegaba al área y el disparo terminó yendo en dirección contraria y siendo una pared para Carlos Ponce que, sorprendido, casi la dejó salir, dando por finalizado el segmento, que no tuvo más bloopers porque no había más tiempo.

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