Los obispos llamaron a desterrar los odios

En sus respectivas homilias, prelados de todo el país instaron a una cultura del encuentro

EL TITULAR DEL EPISCOPADO. Arancedo pido “ejemplaridad” a la dirigencia. dyn EL TITULAR DEL EPISCOPADO. Arancedo pido “ejemplaridad” a la dirigencia. dyn
06 Abril 2015
BUENOS AIRES.- Los obispos realizaron ayer un llamado a desterrar los enfrentamientos y odios entre los argentinos, reclamaron ejemplaridad a la dirigencia política y exhortaron a no “permanecer indiferentes” ante las situaciones de pobreza, la desocupación, las desigualdades sociales y el avance de la droga y el narcotráfico.

Los prelados coincidieron en sus mensajes pascuales en llamar a la unidad y la reconciliación, instaron a fomentar la “cultura del diálogo y el encuentro” y reclamaron, en el año electoral, anteponer el bien común al interés personal.

En su homilía, José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe presidente del Episcopado, sostuvo: “Hemos devaluado la palabra, que ha dejado de ser algo sólido en que apoyarnos para vivir y crecer. A la palabra la nutre la verdad y la daña la mentira. Ello compromete la credibilidad, valor esencial en la vida de la sociedad. La devaluación de la palabra es signo de enfermedad espiritual y cultural. La ejemplaridad viene de arriba y tiene un valor docente que eleva el nivel de vida de la sociedad. Los ideales y proyectos necesitan de testigos creíbles y ejemplares”.

Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Pastoral Social, sostuvo en su sermón: “Hace falta no acomodarse para pasarla bien con careta de creyente piadoso, sino cambiar de verdad nuestro modo de pensar y de tratar a los demás. Se notará la Pascua si logramos pasar de la globalización de la indiferencia a una sociedad solidaria”.

El mensaje común brindado por doce obispos patagónicos sostuvo: “Contemplando y escuchando a Jesús, no podemos permanecer indiferentes. No nos excluyamos. Hagámonos cargo de nuestra sociedad con renovada esperanza. Llenémosla con la vida nueva que, con ojos bien abiertos a la verdad y la justicia, quiere transformar los enfrentamientos, odios y enemistades, en caminos de reconciliación y fraternidad”.

Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora), pidió “no asustarse frente a los poderosos del sistema, que no quieren ver la desigualdad de oportunidades, la violencia inhumana o la oscura soledad que padecen tantos jóvenes”.

El obispo de Jujuy, César Fernández, pontificó: “La fe tiene algo que decirle a nuestros desencuentros, a nuestras posturas irreconciliables, pero sobre todo a nuestros egoísmos e intereses mezquinos, a las veces en que anteponemos nuestro interés personal al bien común. Ante cada familia sin techo, ante cada hermano desocupado, ante todos los que ven postergadas sus legítimas necesidades básicas, ante cada niño o joven que deambula por nuestras calles perdido muchas veces por la droga o el alcohol, debemos decirnos que nos hemos dejado ganar la partida entre el egoísmo y el amor, entre la ambición y la solidaridad, entre la indiferencia y la compasión”.

Los obispos de Goya, Ricardo Faifer y Adolfo Canecín, sostuvieron: “Las elecciones deberían ser un momento propicio para iniciar un examen de conciencia colectivo y para proponernos como sociedad metas exigentes, que nos estimulen a crecer en la cultura del diálogo y el encuentro. La responsabilidad es de todos. Nadie podría excusarse razonablemente”. (DyN)

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