San Martín: Rodrigo Cano, un buen discípulo

Vive a pocas cuadras del estadio de La Ciudadela y reconoce que hace un año abrazó esta profesión por casualidad.

 la gaceta / foto de franco vera la gaceta / foto de franco vera
La vida de Rodrigo Cano tiene aristas que lo diferencian de los pibes de su edad. Cuando a la mayoría la desvive el sueño de destacarse en el fútbol y recibir el reconocimiento de quienes pueblan las tribunas, el año pasado, a los 18 años, se convirtió en utilero de San Martín, secundando al histórico Dante Bautista, quien tomó la posta que dejaron los inolvidable “Catala” González y “Lucho” Schiavonne.

Rodrigo, que vive a pocas cuadras del estadio de La Ciudadela, reconoce que hace un año abrazó esta profesión por casualidad. “Cuando era chico jugaba al basquet en Nicolás Avellaneda. En ese tiempo, el fútbol no era un deporte que me gustaba practicar. Cuando dejé el basquet terminé mis estudios secundarios. Allí me puse a estudiar historia. El entusiasmo por esa carrera sólo me duró un año, por eso en 2015 me puse estudiar Instrumental Quirúrgico en el Colegio San Judas Tadeo”, señaló.

Cano no tuvo problemas en comentar por qué llegó a la utilería “santa”. “Nunca me imaginé que podía desempeñarme en esta actividad que ahora me apasiona. La posibilidad surgió a través de mi hermano Gonzalo. Lo que ocurrió es que fue a él a quien le ofrecieron el puesto, pero como ya estaba buscando trabajo, me lo ofreció. Como me permitía seguir estudiando, lo acepté sin dudar”, dijo.

El maestro

Rodrigo es una persona agradecida y reconoce que los consejos de Dante Bautista fueron claves para que rápidamente pueda aprender una profesión que hasta hace poco le era indiferente. “Todo lo que aprendí en un año se lo debo a él. Esta profesión no tiene secretos. Te tiene que gustar para hacerlo. Además, te da la posibilidad de compartir momentos con muchas personas que te dejan muchas enseñanzas”, sostuvo este confeso hincha de San Martín.

La parte que menos le gusta a Rodrigo es la constante rotación del plantel que se produce cada fin de torneo. “Uno se termina encariñando con los futbolistas que al finalizar la temporada se van del club porque no renuevan contrato. Se los extraña. Lo bueno es que con varios de ellos mantengo una relación fluida a través de las redes sociales”, acotó.

Dos pasiones

Aunque quiere tener el título terciario, Rodrigo cuenta que no le gustaría dejar de ser utilero en los “santos”. “Dios quiera que cuando me reciba pueda trabajar en las dos cosas. Ya sé que no tienen nada en común, pero quisiera darme tiempo para seguir trabajando en lo que me apasiona”, explicó Rodrigo, que quiere aprovechar esta ocasión para agradecerle a profesor Lucas Gómez, que también lo ayudó mucho en sus comienzos.

“Ambos veníamos temprano a las prácticas y él me enseñó a preparar los elementos de trabajo que necesita el plantel. Gracias a Dios, con todos los jugadores que pasaron y ahora están en el club, me llevo bien. En mi caso, siempre estoy dispuesto a colaborar para que el futbolista realice su trabajo en un clima distendido. Nunca hago diferencia entre uno u otro. Para mí todos son útiles: Me encanta poder apoyarlos cuando las cosas no vienen bien y también a la hora de los festejos”, dijo.

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