En la Argentina, el dólar es el gran elector

BUENOS AIRES.- Mientras la incertidumbre y el desconcierto se apodera de los principales escritorios del país, la economía argentina transita por su etapa más sombría desde 2003. Con alta inflación, caída en la actividad económica, en las exportaciones e importaciones, con pérdida de reservas y con un aumento del número de despidos en los últimos meses, el modelo kirchnerista se va enfrentando a sus propias miserias, comprometiendo seriamente la viabilidad del próximo gobierno, sin distingos de bandería política.


La dirigencia política no alcanza a dimensionar la magnitud de la crisis económica y sólo se ocupa de una campaña política donde la opacidad y la falta de contenidos son marca registrada. Es precisamente, la falta de definiciones económicas de los candidatos a presidente, lo que provoca mayor zozobra entre la comunidad de negocios local e internacional.

Los candidatos presidenciales utilizan frase vacuas para comunicar sus propuestas, lejos de las necesidades de la gente y de las empresas, y más cerca de sus propias ambiciones.

“No podemos saber lo que va a pasar con la economía porque no sabemos que piensan los candidatos. Los únicos datos que tenemos son los objetivos de la realidad económica y son terminantes”, explicó un empresario.

Para otros, se trata simplemente de una estrategia electoral que no va a arrimar mayores réditos a los candidatos y sí un mayor clima de dudas.

Es notorio que los candidatos presidenciales hayan bajado una orden para que sus referentes económicos diluyan sus exposiciones públicas, puesto que esto genera un océano de dudas respecto de lo que piensan los candidatos y sobre quien ocupará el sillón en el Palacio de Hacienda.

Aun así, los empresarios han inclinado la balanza en sus preferencias por Carlos Melconian, actual asesor de Mauricio Macri, y por ahora el único que trazó un diagnóstico de la herencia que deja Cristina Fernández.

Esa incertidumbre se espiraliza y se manifiesta en la suba del dólar, un claro síntoma de la cautela de los inversores lo que convierte al dolar en el gran elector.

Sin embargo, hoy por hoy la divisa estadounidense es el refugio de mayor calidad y seguridad con que cuentan los agentes económicos frente al deterioro del pesos, de las cuentas nacionales y de la economía real. El comercio exterior que en algún momento fue una de las banderas del modelo, está en su nivel más bajo del siglo, al tiempo que el déficit fiscal se multiplica año tras año. Los últimos cálculos proyectan un desequilibrio de la Tesorería equivalente al 7% del PBI. Pero habría que hacer una salvedad, ya que ese rojo fiscal podría ser mayor si no se contabilizan los anticipos de impuestos.

El conflicto del sector tambero, en la principal cuenca lechera del continente, es una prueba irrefutable del fracaso del modelo económico del gobierno. Las retenciones sobre las exportaciones y el atraso del tipo de cambio, para generar una ficción de riqueza, están llevando a la quiebra a miles de productores de las economías regionales.

La indómita inflación dinamita toda posibilidad de ahorro en moneda nacional, incrementa el endeudamiento de las familias a límites que superan sus propias posibilidades y provoca un aumento de la pobreza y la indigencia.

El candidato que entienda mejor las necesidades de la gente, el que trace un diagnóstico real, sin cortapisas, de las fallas del modelo y manifieste su proyecto económico, habrá sacado alguna ventaja. Por ahora, el dólar es el preferido, aun a $ 15.

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