07 Agosto 2015
ENTRENADOR. Gallardo acumula tres títulos internacionales con el “millo”. reuters
“Es una buena señal” (Marcelo Gallardo, Monterrey, 8 de abril de 2015). “La Copa no se nos puede escapar en casa” (Monterrey, 29 de julio de 2015). Entre esas dos frases pronunciadas por el “Muñeco” en suelo mexicano, no solo pasaron tres meses y tres semanas, sino que se reescribió una historia. Hubo un Esqueda en Chicayo, un “Panadero” en La Boca, una Bestia Negra derrumbada en Belo Horizonte. Hubo un Alario en Asunción y un Equipo en Núñez. Las palabras del padre de la criatura siguen alumbrando el porqué de este River campeón de América, también un día después.
“Creía firmemente en hacernos fuertes de la cabeza, desde lo psicológico, un equipo mentalmente sólido, con capacidad de sobreponerse a las circunstancias adversas, y a partir de ahí se hizo un equipo prácticamente inquebrantable”, dice Gallardo, quien trabaja a la par de un psicólogo deportivo y además sumó el aporte de una especialista en neurociencias.
“Estoy liderando un grupo de jugadores que son increíbles (…) también por la parte humana: hay un gran grupo de trabajo, hay una buena comunicación de ida y vuelta entre cuerpo técnico y los jugadores”, agrega. La preeminencia del factor humano, y virtudes como la cohesión grupal y el establecimiento de un liderazgo pro activo también fueron clave en la campaña.
“Uno de los puntos altos de este equipo es la fortaleza anímica, su seguridad para adaptarse permanentemente a distintas circunstancias de los partidos”, señala el timonel de un navío que pareció a punto de zozobrar varias veces, pero siempre salió a flote.
“Uno puede tener una ideología de juego, pero hay un montón de cosas que muchas veces lo impiden. A uno le puede gustar jugar de una manera en particular, pero hay que adaptarse. Los partidos de copa son distintos a todos y nos preparamos para eso”, argumenta y es casi inevitable comparar y pensar en un futuro de selección argentina para él, más temprano que tarde.
“El fútbol es cambio permanente. Pero mi idea ahora es establecerme acá. Más allá de que se pueda llegar a firmar un contrato más extenso, mi idea de proyecto futbolístico es de acá a un año. Intentar trabajar para poder establecer una identidad de juego superadora a la que venimos teniendo, ese es mi gran desafío”, afirmó ya con un pie en el avión que lo llevaría a Japón, en el primero de dos viajes de aquí a diciembre con su flamante River de mística copera.
Más allá de los resultados que vendrán, nadie discute que Gallardo sacó título de grado, posgrado y máster de entrenador en el mismo lapso en que otros apenas hacen sus primeros palotes en el pizarrón.
“Creía firmemente en hacernos fuertes de la cabeza, desde lo psicológico, un equipo mentalmente sólido, con capacidad de sobreponerse a las circunstancias adversas, y a partir de ahí se hizo un equipo prácticamente inquebrantable”, dice Gallardo, quien trabaja a la par de un psicólogo deportivo y además sumó el aporte de una especialista en neurociencias.
“Estoy liderando un grupo de jugadores que son increíbles (…) también por la parte humana: hay un gran grupo de trabajo, hay una buena comunicación de ida y vuelta entre cuerpo técnico y los jugadores”, agrega. La preeminencia del factor humano, y virtudes como la cohesión grupal y el establecimiento de un liderazgo pro activo también fueron clave en la campaña.
“Uno de los puntos altos de este equipo es la fortaleza anímica, su seguridad para adaptarse permanentemente a distintas circunstancias de los partidos”, señala el timonel de un navío que pareció a punto de zozobrar varias veces, pero siempre salió a flote.
“Uno puede tener una ideología de juego, pero hay un montón de cosas que muchas veces lo impiden. A uno le puede gustar jugar de una manera en particular, pero hay que adaptarse. Los partidos de copa son distintos a todos y nos preparamos para eso”, argumenta y es casi inevitable comparar y pensar en un futuro de selección argentina para él, más temprano que tarde.
“El fútbol es cambio permanente. Pero mi idea ahora es establecerme acá. Más allá de que se pueda llegar a firmar un contrato más extenso, mi idea de proyecto futbolístico es de acá a un año. Intentar trabajar para poder establecer una identidad de juego superadora a la que venimos teniendo, ese es mi gran desafío”, afirmó ya con un pie en el avión que lo llevaría a Japón, en el primero de dos viajes de aquí a diciembre con su flamante River de mística copera.
Más allá de los resultados que vendrán, nadie discute que Gallardo sacó título de grado, posgrado y máster de entrenador en el mismo lapso en que otros apenas hacen sus primeros palotes en el pizarrón.
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