19 Septiembre 2015
la gaceta / foto de archivo
Se llamaba Rubén, pero para todos los fanáticos del fútbol tucumano era el “Macho” Luna. El recordado marcador de punta derecha de San Martín falleció a los 67 años y a más de un fanático del equipo de La Ciudadela se le piantó un lagrimón al enterarse de la noticia.
“Se trata de un caso atípico de nuestro fútbol. Fue uno de los primeros jugadores que llegó para reforzar a San Martín cuando participaba en los viejos torneos nacionales. No era un crack, pero se caracterizaba por ser un hombre muy regular”, aseguró Roberto Albornoz, simpatizante del “santo” que más sabe de la historia del club.
Nacido en la ciudad entrerriana de Paraná, el 1° de noviembre de 1947, el “Macho” era un lateral derecho que se caracterizaba por su buen manejo, que solía arriesgar en la salida confiando en sus condiciones y regular en la marca. Hizo las inferiores en Argentinos, pasó a Riestra y de ahí a Morón, antes de su adquisición por parte del entonces campeón tucumano. Del “santo” pasó a Villa Mitre, de Tafí Viejo, ciudad donde se radicó. Su partida causó sorpresa y dolor, pero Luna ahora quizás se encuentre con Guillermo “Pucho” Reynoso, su maestro y amigo del alma.
“Se trata de un caso atípico de nuestro fútbol. Fue uno de los primeros jugadores que llegó para reforzar a San Martín cuando participaba en los viejos torneos nacionales. No era un crack, pero se caracterizaba por ser un hombre muy regular”, aseguró Roberto Albornoz, simpatizante del “santo” que más sabe de la historia del club.
Nacido en la ciudad entrerriana de Paraná, el 1° de noviembre de 1947, el “Macho” era un lateral derecho que se caracterizaba por su buen manejo, que solía arriesgar en la salida confiando en sus condiciones y regular en la marca. Hizo las inferiores en Argentinos, pasó a Riestra y de ahí a Morón, antes de su adquisición por parte del entonces campeón tucumano. Del “santo” pasó a Villa Mitre, de Tafí Viejo, ciudad donde se radicó. Su partida causó sorpresa y dolor, pero Luna ahora quizás se encuentre con Guillermo “Pucho” Reynoso, su maestro y amigo del alma.
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