25 Septiembre 2015
La homilía del arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, estuvo cargada de un alto contenido político. El prelado llamó a superar las divisiones políticas y llamó al diálogo a los sectores del oficialismo y la oposición, luego de la puja electoral del 23 de agosto.
Afirmó sentirse “preocupado y afligido” por la división y el enfrentamiento que reina en la sociedad.
“No puedo ocultar, como pastor de esta Arquidiócesis, que estoy preocupado y afligido por la división y el enfrentamiento que se han creado no sólo entre los líderes políticos de diversas tendencias y pensamientos sino, lo que es más grave aún, en las familias, entre los amigos y compañeros de trabajo. Como obispo soy y me siento padre de todos, católicos, cristianos, creyentes y no creyentes y deseo contribuir desde el ámbito de mi ministerio pastoral -y sin salirme nunca de él- al bien común de los tucumanos y, en comunión con mis hermanos obispos, de los argentinos todos”, expresó Zecca durante la homilía ofrecida en conmemoración de un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán y del Día de la Virgen de la Merced. “Debemos recuperar la fraternidad. Descubrir la verdad más elemental: que cada hombre es mi hermano. De esa fraternidad nos habla la sabiduría criolla del Martín Fierro”, agregó.
Sostuvo que, en el Tucumán de hoy es necesario, que impere un “nunca más”. “Hemos llegado a un punto de inflexión que exige un cambio hacia el futuro. Con la firmeza de un creyente y de un pastor y la humildad de un ciudadano quisiera invitar a todos: gobernantes y gobernados, líderes políticos y, en general, a toda la dirigencia de Tucumán a un diálogo sincero y sereno que priorice lo que nos une que, sin duda alguna, es más de lo que nos separa. De todos depende que Tucumán y Argentina sean, respectivamente, una provincia y un país gobernable”, acotó el arzobispo de Tucumán.
Según Zecca, las elecciones del 23 de agosto sumieron en un conflicto a la sociedad que amenaza con “disolver nuestros vínculos”.
“Las recientes elecciones nos han sumido en un conflicto que amenaza con disolver nuestros vínculos, aquellos que son la única garantía de nuestra subsistencia como pueblo. El Santo Padre Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium escribe un párrafo que deberíamos grabar a fuego: ‘El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad toda queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad’”, ejemplificó el jefe de la Iglesia tucumana.
“Hay que afirmar con fuerza, como lo hace el Papa, que ‘hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto’. No se está postulando con esto ningún sincretismo ingenuo ni la absorción de uno en el otro, sino todo lo contrario, se apuesta a ‘la resolución (del conflicto) en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna”. Tampoco se trata de política sino de Evangelio, de fe”, expresó.
Afirmó sentirse “preocupado y afligido” por la división y el enfrentamiento que reina en la sociedad.
“No puedo ocultar, como pastor de esta Arquidiócesis, que estoy preocupado y afligido por la división y el enfrentamiento que se han creado no sólo entre los líderes políticos de diversas tendencias y pensamientos sino, lo que es más grave aún, en las familias, entre los amigos y compañeros de trabajo. Como obispo soy y me siento padre de todos, católicos, cristianos, creyentes y no creyentes y deseo contribuir desde el ámbito de mi ministerio pastoral -y sin salirme nunca de él- al bien común de los tucumanos y, en comunión con mis hermanos obispos, de los argentinos todos”, expresó Zecca durante la homilía ofrecida en conmemoración de un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán y del Día de la Virgen de la Merced. “Debemos recuperar la fraternidad. Descubrir la verdad más elemental: que cada hombre es mi hermano. De esa fraternidad nos habla la sabiduría criolla del Martín Fierro”, agregó.
Sostuvo que, en el Tucumán de hoy es necesario, que impere un “nunca más”. “Hemos llegado a un punto de inflexión que exige un cambio hacia el futuro. Con la firmeza de un creyente y de un pastor y la humildad de un ciudadano quisiera invitar a todos: gobernantes y gobernados, líderes políticos y, en general, a toda la dirigencia de Tucumán a un diálogo sincero y sereno que priorice lo que nos une que, sin duda alguna, es más de lo que nos separa. De todos depende que Tucumán y Argentina sean, respectivamente, una provincia y un país gobernable”, acotó el arzobispo de Tucumán.
Según Zecca, las elecciones del 23 de agosto sumieron en un conflicto a la sociedad que amenaza con “disolver nuestros vínculos”.
“Las recientes elecciones nos han sumido en un conflicto que amenaza con disolver nuestros vínculos, aquellos que son la única garantía de nuestra subsistencia como pueblo. El Santo Padre Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium escribe un párrafo que deberíamos grabar a fuego: ‘El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad toda queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad’”, ejemplificó el jefe de la Iglesia tucumana.
“Hay que afirmar con fuerza, como lo hace el Papa, que ‘hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto’. No se está postulando con esto ningún sincretismo ingenuo ni la absorción de uno en el otro, sino todo lo contrario, se apuesta a ‘la resolución (del conflicto) en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna”. Tampoco se trata de política sino de Evangelio, de fe”, expresó.