Por Federico Espósito
12 Octubre 2015
PROFUNDO. Lucas González Amorosino, de buen partido, intenta el off-load mientras recibe el tackle de Conrad Marais. REUTERS
Cómo será que levantaron la vara estos Pumas que, incluso después de haber puesto en apuros a los All Blacks en el debut, y de tres soberanas palizas sobre Georgia, Tonga y Namibia, nos queda la sensación de que todavía no explotaron todo su potencial. Ni siquiera habiendo terminado como el equipo más goleador de la fase clasificatoria, algo que habla a las claras de lo profundo que es el cambio que Daniel Hourcade operó en el seleccionado argentino, y que fuera aconsejado en su momento por Graham Henry. Si algo faltaba para convencer a los escépticos de este aggiornamiento de estilo, fue la demostración de poder ofensivo: 22 tries en cuatro partidos, contando los nueve de ayer en el 64-19 sobre Namibia.
Por supuesto, como toda transformación, la de Los Pumas está teniendo su costado traumático. En todos sus partidos, y al margen de que todo lo bueno que hicieron, les faltó cinco para el peso. La defensa, el punto más flojo frente a Tonga, mejoró notablemente, como así también la disciplina: cero penales durante el primer tiempo, apenas cuatro en el segundo. Mucho tuvo que ver el alto porcentaje de posesión y efectividad en el tackle que tuvieron, lo que redujo el peligro de una contraofensiva a la mínima expresión.
Sin embargo, lo que Namibia no pudo por sí misma se lo facilitó Argentina, con imprecisiones y desconcentraciones cuando pisó de más el acelerador. Tres pelotas perdidas, tres tries en contra. Regalos así pueden ser condenatorios frente a rivales de mayor fuste, aunque esas lagunas también pueden ser consecuencia lógica de tanta comodidad. Todo debe ser analizado considerando al rival, y desde el debut contra Nueva Zelanda, Argentina no enfrentó rivales de su talla. Cabe esperar que ante Irlanda, estén más atentos.
En el aspecto ofensivo, eso sí, meten miedo. Atacan por todos lados y con todos los jugadores (hasta ahora, son 16 los que han visitado el ingoal rival). Pero para ello, primero necesitan pelotas de calidad, y por ello las formaciones fijas serán más importantes que nunca a partir de ahora. La motivación también seguramente jugará su papel, tratándose de potencias. Lo mejor está por venir. O debería.
Por supuesto, como toda transformación, la de Los Pumas está teniendo su costado traumático. En todos sus partidos, y al margen de que todo lo bueno que hicieron, les faltó cinco para el peso. La defensa, el punto más flojo frente a Tonga, mejoró notablemente, como así también la disciplina: cero penales durante el primer tiempo, apenas cuatro en el segundo. Mucho tuvo que ver el alto porcentaje de posesión y efectividad en el tackle que tuvieron, lo que redujo el peligro de una contraofensiva a la mínima expresión.
Sin embargo, lo que Namibia no pudo por sí misma se lo facilitó Argentina, con imprecisiones y desconcentraciones cuando pisó de más el acelerador. Tres pelotas perdidas, tres tries en contra. Regalos así pueden ser condenatorios frente a rivales de mayor fuste, aunque esas lagunas también pueden ser consecuencia lógica de tanta comodidad. Todo debe ser analizado considerando al rival, y desde el debut contra Nueva Zelanda, Argentina no enfrentó rivales de su talla. Cabe esperar que ante Irlanda, estén más atentos.
En el aspecto ofensivo, eso sí, meten miedo. Atacan por todos lados y con todos los jugadores (hasta ahora, son 16 los que han visitado el ingoal rival). Pero para ello, primero necesitan pelotas de calidad, y por ello las formaciones fijas serán más importantes que nunca a partir de ahora. La motivación también seguramente jugará su papel, tratándose de potencias. Lo mejor está por venir. O debería.
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