22 Octubre 2015
El éxtasis duró apenas unos segundos, pero lo suficiente como para grabarse en el corazón para toda la vida. Fue ayer, en la audiencia de los miércoles, cuando el Papa dio un fuerte abrazo al padre Luis Zazano, en la plaza de San Pedro, en Roma (foto). El vicario parroquial de la Sagrada Familia de Alderetes estuvo en el Vaticano, junto con una nutrida delegación de comprovincianos y de Hermanas de la Compañía de la Cruz, de Alderetes, con motivo de la canonización de la beata española María de la Purísima, fundadora de esa congregación. Fue por ese viaje que el padre Luis debió interrumpir sus acostumbrados audios con el comentario del Evangelio del día a los miles de seguidores que tiene en WhatsApp. El joven sacerdote también utiliza Facebook, Twitter, Instagram y su página web, www.padreluiszazano.com, como herramienta para la evangelización.
El papa canonizó a la religiosa luego de sólo 11 años desde que comenzó la causa en la Santa Sede y 17 años después de su muerte, ocurrida en Sevilla, en 1998. El domingo Francisco también convirtió en santos a otros tres beatos, el sacerdote diocesano italiano Vincenzo Grossi, fundador del Instituto de las Hijas del Oratorio (1845-1917) y a los laicos franceses Louis Martin (1823-1894), y su esposa, Maria Celia Guérin (1831-1877), padres de Santa Teresita de Lisieux (1873-1897).
María de la Purísima nació en Madrid el 20 de febrero de 1926 con el nombre de María Isabel Salvat Romero y falleció en Sevilla. El milagro que sirvió para canonizarla fue la curación milagrosa de un hombre que estaba en estado de coma y que despertó sin secuelas debido a su intercesión.
El padre Luis Zazano y el grupo de hermanas y laicos que estuvieron en Roma viajaron ahora a Sevilla para conocer el lugar donde la santa pasó sus últimos días y falleció después de hacer una gran obra.
“El testimonio luminoso de estos nuevos santos nos estimulan a perseverar en el camino del servicio alegre a los hermanos, confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María. Ahora, desde el cielo, velan sobre nosotros y nos sostienen con su poderosa intercesión”, manifestó el Pontífice.
El papa canonizó a la religiosa luego de sólo 11 años desde que comenzó la causa en la Santa Sede y 17 años después de su muerte, ocurrida en Sevilla, en 1998. El domingo Francisco también convirtió en santos a otros tres beatos, el sacerdote diocesano italiano Vincenzo Grossi, fundador del Instituto de las Hijas del Oratorio (1845-1917) y a los laicos franceses Louis Martin (1823-1894), y su esposa, Maria Celia Guérin (1831-1877), padres de Santa Teresita de Lisieux (1873-1897).
María de la Purísima nació en Madrid el 20 de febrero de 1926 con el nombre de María Isabel Salvat Romero y falleció en Sevilla. El milagro que sirvió para canonizarla fue la curación milagrosa de un hombre que estaba en estado de coma y que despertó sin secuelas debido a su intercesión.
El padre Luis Zazano y el grupo de hermanas y laicos que estuvieron en Roma viajaron ahora a Sevilla para conocer el lugar donde la santa pasó sus últimos días y falleció después de hacer una gran obra.
“El testimonio luminoso de estos nuevos santos nos estimulan a perseverar en el camino del servicio alegre a los hermanos, confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María. Ahora, desde el cielo, velan sobre nosotros y nos sostienen con su poderosa intercesión”, manifestó el Pontífice.
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