26 Marzo 2016
BRASILIA.- Dilma Rousseff advirtió que no renunciará a la presidencia de Brasil y denunció que el proceso abierto en la Cámara de Diputados del país para tratar de destituirla es “un golpe” de Estado.
“Un impeachment (juicio político) sin base legal es un golpe. Rompe el orden democrático. Por eso es peligroso”, aseguró en Brasilia en un encuentro con corresponsales de varios países.
En medio de la gran crisis política que afecta al país, entre esas instancias judiciales y la investigación contra Lula da Silva por sospechas de corrupción, la mandataria aseguró que no se plantea dejar la Presidencia.
“Piden que renuncie para evitarse (ellos) el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una Presidenta elegida. Yo luché en condiciones muy difíciles. Así que no voy a renunciar, claro que no”, zanjó.
La mandataria rechazó las críticas que recibió por el nombramiento Lula, su amigo, mentor y presidente que la antecedió en el cargo, como ministro.
Un juez suspendió provisionalmente el movimiento al considerar que podría tratarse de una maniobra para intentar ayudar al ex mandatario a eludir la Justicia ordinaria por su presunta implicación en el escándalo de fraude de Petrobras.
“Pensar que porque es ministro se escapa de la Justicia es ver un problema donde no lo hay. Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal”, dijo.
Preguntada por qué no eligió antes a Lula da Silva como consejero, aseguró que le había animado “desde hace tiempo” a integrarse en el Gobierno. “Y él lo rechazó. Siempre lo utilicé de asesor. Pero ahora él quiso sumarse al ver que la crisis era más fuerte”, matizó.
Desconfianza
Al hilo de las protestas surgidas en los últimos días en Brasil, Rousseff alertó de que la desconfianza de los ciudadanos es “una consecuencia grave”.
“Cuando se comienza a cuestionar a los políticos, en Brasil surgen los salvapatrias. Se planta el caos y luego vienen los salvadores del caos”, apuntó. “Nosotros defendemos un pacto, defendemos que se abra un diálogo, pero eso se tiene que hacer sin rupturas democráticas, sin intentos infundados de ‘impeachment’. Debemos discutir y reformar el sistema político brasileño”, añadió.
La presidenta de Brasil, de 68 años, aseguró que la situación no le quita el sueño ni le suscita ningún “sentimiento de culpa”. “Duermo muy bien. Me acuesto a las 10 de la noche y me levanto a las seis menos cuarto de la mañana. Cada día”, explicó. (DPA)
“Un impeachment (juicio político) sin base legal es un golpe. Rompe el orden democrático. Por eso es peligroso”, aseguró en Brasilia en un encuentro con corresponsales de varios países.
En medio de la gran crisis política que afecta al país, entre esas instancias judiciales y la investigación contra Lula da Silva por sospechas de corrupción, la mandataria aseguró que no se plantea dejar la Presidencia.
“Piden que renuncie para evitarse (ellos) el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una Presidenta elegida. Yo luché en condiciones muy difíciles. Así que no voy a renunciar, claro que no”, zanjó.
La mandataria rechazó las críticas que recibió por el nombramiento Lula, su amigo, mentor y presidente que la antecedió en el cargo, como ministro.
Un juez suspendió provisionalmente el movimiento al considerar que podría tratarse de una maniobra para intentar ayudar al ex mandatario a eludir la Justicia ordinaria por su presunta implicación en el escándalo de fraude de Petrobras.
“Pensar que porque es ministro se escapa de la Justicia es ver un problema donde no lo hay. Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal”, dijo.
Preguntada por qué no eligió antes a Lula da Silva como consejero, aseguró que le había animado “desde hace tiempo” a integrarse en el Gobierno. “Y él lo rechazó. Siempre lo utilicé de asesor. Pero ahora él quiso sumarse al ver que la crisis era más fuerte”, matizó.
Desconfianza
Al hilo de las protestas surgidas en los últimos días en Brasil, Rousseff alertó de que la desconfianza de los ciudadanos es “una consecuencia grave”.
“Cuando se comienza a cuestionar a los políticos, en Brasil surgen los salvapatrias. Se planta el caos y luego vienen los salvadores del caos”, apuntó. “Nosotros defendemos un pacto, defendemos que se abra un diálogo, pero eso se tiene que hacer sin rupturas democráticas, sin intentos infundados de ‘impeachment’. Debemos discutir y reformar el sistema político brasileño”, añadió.
La presidenta de Brasil, de 68 años, aseguró que la situación no le quita el sueño ni le suscita ningún “sentimiento de culpa”. “Duermo muy bien. Me acuesto a las 10 de la noche y me levanto a las seis menos cuarto de la mañana. Cada día”, explicó. (DPA)
Temas
Dilma Rousseff
Lo más popular